Aprender a escuchar la filiación

Rosa Jaitin

Editorial Lugar 2020

Buenos Aires

 

Este nuevo libro escrito por Rosa Jaitin de aparición reciente, viene a ocupar un espacio importante en la literatura psicoanalítica abocada a la comprensión de la dinámica familiar.

Rosa Jaitin tiene una vasta experiencia como terapeuta de familias y parejas, y nos vuelca en su obra esta rica trayectoria con sus investigaciones y comprobaciones clínicas.

El libro está organizado en diez unidades a través de las cuales la autora inicia un interesante recorrido con una revisión de los conceptos que hacen al corpus de la Teoría Psicoanalítica Familiar. Son conceptos que se enlazan con cierto orden cronológico acorde a los autores y sus ideas principales.

Referentes teóricos del tema Familia son E. Pichon Rivière, A. Ruffiot y R. Kaës al que le prosiguen en una amplia bibliografía otros autores e ideas, que van despejando el campo del psicoanálisis familiar. Este recorrido le resulta útil tanto al lector que se inicia porque lo guía en la ilación de los conocimientos, como para el lector entrenado en el tema ya que lo invita a revisitar conceptos y posicionamientos teóricos personales.

Rosa Jaitin trata centralmente el tema de la filiación y la importancia que esta condición, y sus circunstancias específicas, gravitan en la subjetivación e identidad de cada persona en sus ligámenes familiares y sociales. Es en este punto que la autora desarrolla los dos grandes grupos de organizadores genealógicos (psíquicos y culturales), por lo que se detiene en la explicación de los conceptos de organizador y de meta-organizador como son, por ejemplo, las alianzas inconscientes (R. Kaës). En esta línea expone que los organizadores psíquicos de la filiación son:

  • filiación corporal
  • filiación generacional
  • filiación transgeneracional
  • filiación sexual.

En este desarrollo la autora vincula al “yo” del aparato psíquico freudiano con la noción de complejos familiares e imagos, recorriendo las ideas de autores como S. Freud – M. Klein y J. Lacan con la significación del complejo de destete, de intrusión y de Edipo, aclarando que la noción de imago refiere a las representaciones sensoriales arcaicas de los antepasados de ambos linajes.

Posteriormente aborda el tema de los organizadores culturales y en relación con ellos demuestra que los cambios que se producen en las nuevas familias modifican aspectos del proceso de filiación asentado en el pacto entre hermanos, los ideales en común y la capacidad de sublimación.

En este punto la autora nos presenta un aporte personal fruto de su propia experiencia clínica e investigaciones teóricas, para señalar que entre los organizadores genealógicos psíquicos y culturales, se agrega la función del organizador político.

Este concepto que le pertenece nos permite aclararnos, como terapeutas que trabajamos en el análisis de los grupos de familias, la dinámica que frecuentemente observamos y que se despliega en juegos de ejercicio del poder.

Desde cada posición que se ocupa en el grupo de familia, es principalmente entre los pares, y en el vínculo fraterno donde se experimenta los procesos de negociación que equilibran o desajustan la distribución del poder. Autores como Michel Foucault, Espósito, Hardt y Negri, y H. Arendt formulan conceptos desde el campo de la filosofía y sociología y que retoma Jaitin para exponerlos en el campo del psicoanálisis de familia. En estos procesos se observan los vaivenes entre el poder, el contrapoder y el principio de autoridad.

Rosa Jaitin ha trabajado en textos que publicó anteriormente el tema del vínculo fraternal, describiendo con claridad los avatares que atraviesa ese vínculo acorde a las diversas circunstancias de cada historia, pero sosteniendo ciertas particularidades propias de ese vínculo las que van más allá de las especificidades singulares. En las nuevas familias que se constituyen a partir de las metamorfosis familiares, – que se operan por los cambios de paradigmas y nuevas formas sociales de los tiempos actuales – surgen diversas situaciones problemáticas que ponen a prueba el sentimiento de pertenencia, su significación y alcances y cómo se plantea el reconocimiento fraterno. Este vínculo como organizador recibe los efectos de las alianzas inconscientes operantes en la familia y perfilan la filiación familiar.

Otro tema al que la autora dedica una unidad es el que corresponde a la transmisión psíquica y así analiza lo que recibe cada heredero como tal, desde su posición en el grupo familiar y como sujeto del inconsciente. A partir de esos contenidos se operarán los procesos de transformación que cada heredero podrá orientar para sí y para el grupo de pertenencia. Las situaciones traumáticas que puedan suceder y entorpecer ciertos desarrollos actuarán como nudos a resolver con los mecanismos y herramientas de que disponga la familia y sus miembros y la posible ayuda terapéutica del psicoanálisis familiar.

Una parte especial de este texto está dedicada por Rosa Jaitin al desarrollo de la temporalidad y las estructuras rítmicas en el proceso de la transmisión. Expone allí sus trabajos clínicos con grupos operativos con niños y adolescentes trabajando los proto-ritmos, su funcionamiento como envoltura psíquica y su visualización en un audiograma familiar, tema sobre el que la autora ya ha escrito, pero que profundiza en esta obra y retoma en las páginas siguientes.

Continúa posteriormente con el tema de la resonancia de la filiación.

Ser filiado es un hecho nuevo y significativo para cada familia y cada miembro. Son hechos irrepetibles y por lo tanto resuena diferente para cada miembro de cada familia por lo que convoca a una revisión de los espacios intermedios entre la filiación y la afiliación. Estos espacios operan en el campo trans, contra e inter-transferencial. Cada acto de reconocimiento y posicionamiento implica un compromiso psíquico, la acción de mecanismos identificatorios, asignación de significaciones, la transmisión opera desde las generaciones anteriores y su historia, y determinan el proceso y sus relieves. Filiar y afiliar pueden complementarse o no.

Así el hilo filiatorio es recorrido en sentido retrospectivo en la historia familiar que deviene y en sentido teleológico hacia lo actual y el futuro posible. Rosa Jaitin subraya la importancia en la transformación del contenido que cada uno ha recibido y del que se apropia en tanto protagonista de su propia vida.

Al proseguir la lectura del libro asistimos a la revisión que hace Jaitin de los cuatro espacios filiativos: cuerpo – líneas horizontales y transversales del cruce generacional – las diferencias sexuales – la cultura de pertenencia. Sobre ellos operan los meta-organizadores y se articulan con los espacios filiativos.

La envoltura psíquica, social y cultural hace que cada proceso de filiación construya el soporte identitario de cada subjetividad y de la familia como grupo distintivo.

Más adelante encontramos una unidad dedicada a la problemática de la Transmisión relacionándola con lo traumático, y con variables como el tiempo y el ritmo. Ambos están implícitos en el proceso de transmitir, con ellos se puede diseñar el “audiograma familiar” que expresa la temporalidad y el ritmo en cada historia familiar.

Este concepto es el aporte que inaugura el título de la obra y centra la importancia que adquiere el sentido de la escucha de la filiación, que va más allá respecto a cómo pensarla, comprenderla y contenerla.

El tema de las nuevas formas de familias en sus diversas etapas evolutivas muestra al lector lo que acontece en el cuerpo familiar con los compromisos que quedan como restos de las heridas que devienen transgeneracionalmente por traumas padecidos y ocultos, cuando éstos son guardados como secretos y sellados en criptas ante las generaciones sucesivas. Rosa Jaitin ilustra el tema con su propia casuística clínica.

En las unidades finales del libro se aboca a temas teórico – técnicos que hacen al dispositivo y sus marcos en el trabajo en TFP, centrándose en el cómo de la escucha y la circulación de la cadena asociativa familiar. Entre los procedimientos técnicos presenta los mediadores y articuladores que facilitan la emergencia del contenido inconsciente en el grupo familiar.

Una interesante forma de presentación sucede al final de cada unidad teórico – clínica, ya que Rosa Jaitin expone a modo de Vocabulario los conceptos centrales desplegados en cada una de ellas.

En los conceptos que ella selecciona y sintetiza radica lo esencial para comprender la Teoría de la Terapia Familiar Psicoanalítica (TFP).

El sentido que seguramente pensó la autora en beneficio del lector es el de organizar el vocabulario con un valor didáctico y diseña una síntesis válida para cualquier lector (ya sea el novel o el avezado), por lo que este libro resultará de imprescindible lectura para los terapeutas de familias.

El prólogo de la obra que comentamos fue escrito por Janine Puget y que probablemente haya sido uno de sus últimos escritos. Janine allí con su propio recorrido y los sectores que ella decide iluminar, nos ha permitido ver las semejanzas que entretejieron el hilo vincular entre ambas: sus dobles pertenencias de lugares, de idiomas, procedencias e influencias. El diálogo con lo múltiple también las ha reunido, así como el reconocimiento del lugar de lo extranjero en los vínculos.

La movilidad de constantes cambios de los tiempos actuales con necesidades y formas de ligámenes, que se modifican en ritmos rápidos exigiendo a las familias adaptarse velozmente a lo que llega y parte generan en sí mismos desafíos que instalan incertidumbres, precisamente es el punto que destaca Janine, propio de su teoría vincular y que menciona en la escucha de la filiación que nos expone Rosa Jaitin en esta obra.

Cierro este comentario expresando la emoción que experimenté al leer las últimas páginas en las que Rosa narra para el lector parte de su propia historia e identidad filiatoria, enlazando sus inquietudes y recorridos con interrogantes y búsquedas de datos genealógicos singulares. Vislumbramos un camino que nos anuncia un posible reencuentro.

Ella se moviliza como protagonista y pone en acto el sentido y su posición como testigo comprometido con su propio linaje y con la historia.

Agradezco a Rosa Jaitin que me permitiera estar entre los primeros que disfrutaron la lectura de este su libro y autorizara la redacción de este comentario. Finalmente considero a este libro de imprescindible lectura para los psicoanalistas terapeutas de familia, quienes podemos así tomar el desafío de un diálogo abierto con la autora, tal como ella nos lo propone.

 

Irma Morosini