Definición

La posición narcisista paradojal es una presentación teórica del conflicto originario en su modalidad paradojal. Este concepto ha sido elaborado en 1982 por J.-P. Caillot con la colaboración de G. Decherf. Esta posición psíquica es genéticamente anterior a la posición esquizo – paranoide de M. Klein. Pertenece a la vez al orden de lo corporal y lo mental. Está próxima al sistema protomental de W. R. Bion, a la posición gliscocárica de J. Bleger y adhesiva de E. Bick y los fenómenos integrativos primarios de F. Tustin. Es el lugar de transformación psíquica de la sensación como objeto confundido con la sustancia corporal del objeto, en objeto continente, es decir, de la transformación del objeto sensorial u objeto– sensación en objeto consensual. Es en esta posición que se construye la fantasía de una piel común entre la madre y el bebé. Es constitutiva del aparato psíquico originario.

Las fantasías de ilusión gemelar de la pareja, o aquellas de la ilusión familiar y grupal participan de un aparato psíquico de agrupamiento, perteneciente a esta posición.

La posición narcisista paradojal se sitúa en el registro de la adhesividad, de la seducción narcisista y de la influencia. Es bidimensional.

Las estructuras del objeto, de la defensa y del afecto son  paradojales.

El objeto paradojal, ya sea un individuo, una pareja, una familia o un grupo, tiende a ligarse indisociablemente entre esos dos aspectos del objeto, inconciliables y sin embargo no oponentes. La posición narcisista paradojal es entonces caracterizada por una relación adhesiva omnipotente del objeto narcisista paradojal.

Su defensa de estructura rítmica protege al sujeto a la vez contra las sensaciones y angustias catastróficas primitivas claustrofóbicas (lo demasiado encerrado) y agorafóbicas (lo demasiado abierto que lo deja caer). Esta defensa rítmica es debida a la oscilación de las investiduras narcisistas centrípetas y anti-narcisistas centrífugas, vividas en términos de sensación – emoción. Es paradojal puesto que tiende a defender simultáneamente al sujeto contra las sensaciones y las angustias primitivas, ligadas a la unión corporal, y a la separación de la misma naturaleza con el objeto.

El afecto paradojal tiende a ligarse indisociablemente entre esos dos afectos inconciliables y sin embargo no oponentes (el terror y la fascinación por ejemplo).

El conflicto originario es tratado allí según el modo paradojal y el objeto tiende a ser a la vez continente y contenido. Esta posición está caracterizada por los fantasmas antagonistas de la envoltura común ideal y de la envoltura común inadecuada. Ella posee una doble potencialidad de desarrollo: una, hacia el Edipo y el engendramiento cuando el sujeto es contenido por el objeto, la otra hacia el anti-Edipo y el auto engendramiento cuando el sujeto contiene al objeto.

En su forma normal, el ritmo de la defensa es óptimo y la paradojalidad abierta de esta posición, evolucionará hacia la ambigüedad y la transicionalidad, la posición depresiva y el Edipo. En su forma patológica, el ritmo es demasiado rápido o demasiado lento y la paradojalidad cerrada (“vivir juntos nos mata, separarnos es mortal”) evolucionará hacia las patologías anti-edipicas situadas más acá de la neurosis: psicosis, perversiones, toxicomanías y somatosis. La libido incestual o incestuosa se pone entonces al servicio de la libido narcisista. Una organización anti-edípica patológica anti-fantasía y anti-juego se crea contra el desarrollo del Edipo, en el origen de una transferencia paradojal.

Así existe un gradiente de posiciones, la que se extiende de la posición narcisista paradojal normal a la paradojalidad abierta, donde coexiste pacíficamente un anti-Edipo moderado y un pre-Edipo a las posiciones narcisistas paradojales patológicas, a la paradojalidad cerrada, característica del anti-Edipo patológico con su cortejo de transacciones.

Finalmente esta posición hace lugar a la tendencia a la repetición del aparato psíquico individual y familiar ligado a la búsqueda automática y frenética del objeto.


Historia

En 1910, S. Freud en « Un caso particular de elección de objeto en el hombre » describe un fantasma de auto engendramiento: « Todas las pulsiones de ternura, de reconocimiento, de concupiscencia, de desafío, de autonomía son satisfechas por el único deseo de ser su propio padre ».

En 1913, E. Jones describe en “Teoría y práctica del psicoanálisis” el fantasma de la inversión del orden de las generaciones: « Yo he prestado atención, dice él, sobre la importancia de un fantasma particular que está lejos de ser raro en los niños. Conforme y a medida que ellos crecen, imaginan que su posición en relación con sus padres se invierte al punto que ellos terminan por creerse los padres mientras que éstos devienen sus hijos ». Este fantasma de inversión generacional « tiene sus orígenes, dice el autor, en el narcisismo ».

En 1951, D.-W. Winnicott introduce en el pensamiento psicoanalítico el concepto de paradojalidad abierta con su artículo « Objetos transicionales y fenómenos transicionales ». Él hace referencia a la capacidad que tiene el bebé de crear el pecho, por su actividad creadora: «…el pecho es creado y recreado por el bebé a partir de su capacidad de amar o (podríamos decir), de su necesidad del pecho. Un fenómeno subjetivo, que se llama pecho materno, se desarrolla en el bebé ». En este artículo, Winnicott pone el acento sobre la relación que existe entre la subjetividad del bebé y su lucha por percibir el mundo con objetividad: « Es porque desde su nacimiento, el ser humano es apresado por los problemas de relación entre lo que él apercibe con objetividad y lo que él apercibe subjetivamente. Lo intermediario a lo cual él hace referencia, dice, es un aire en el cual el bebé puede mantenerse entre la creatividad primaria y la percepción fundada en la prueba de realidad. »

En suma la percepción fundada sobre la prueba de realidad que precede al sujeto en su venida al mundo, es el engendramiento; lo creado, el auto engendramiento.

En 1952, G. Bateson y sus colaboradores comenzaron a interesarse en las paradojas de la comunicación tanto en el hombre como en el animal.

En todos los casos la paradoja induce oscilaciones infinitas entre dos enunciados de sentido opuesto que no son contradictorios ni antagonistas, de allí su señalado carácter de indecible.

Tan pronto las exhortaciones inconciliables pertenecen a la misma clase lógica, o por decir más simplemente al mismo registro, como al contrario, ellas se sitúan en registros diferentes, por ejemplo, gesto y palabra o afecto y palabra. Entre las paradojas descriptas, nosotros retendremos esencialmente las paradojas lógicas y las paradojas pragmáticas cuyo doble vínculo es un aspecto sofisticado.

En1953W.-R. Bion no describe en nuestra opinión en “Notas sobre la teoría de la esquizofrenia” fenómenos pertenecientes al clivaje y a la posición esquizo – paranoide pero constata la existencia de fenómenos paradojales que podrían ubicarse en la posición narcisista paradojal patológica. Como se puede leer en el pasaje siguiente: « El lenguaje es aún empleado como un modo de acción en el objetivo de clivar el objeto. Esto es particularmente nítido cuando el analista es identificado con los perseguidores internos, pero el paciente los convoca allí en otras ocasiones. He aquí dos ejemplos de esta manera de utilizar el lenguaje. El paciente entra en la habitación, me aprieta calurosamente la mano, después me mira directo a los ojos y dice: « Yo pienso que las sesiones no duran demasiado tiempo pero me impiden salir ». Yo sé por experiencia que el paciente reprocha que las sesiones son poco numerosas y de invadir su tiempo libre. Aquí su intención era la de clivarme incitándome a dar dos interpretaciones opuestas al mismo tiempo, como lo muestra mi asociación siguiente:

« ¿Cómo sabe el ascensor, lo que precisa hacer cuando yo presiono sobre dos botones al mismo tiempo? »

« Mi segundo ejemplo, relata Bion, tiene amplias implicaciones…  La técnica utilizada se basa en la asociación de dos elementos incompatibles: el paciente habla con una voz somnolienta destinada a adormecer al analista y, al mismo tiempo, excita la curiosidad del analista. Allí entonces, la intención es la de clivar al analista, quien no está autorizado a adormecerse pero que no está autorizado a quedarse despierto.»

En1957, M. Klein describe en “Envidia y Gratitud” ciertas formas de figuración de la omnipotencia primitiva de una manera que retiene particularmente nuestra atención puesto que se trata del fantasma de reinversión del orden generacional, de fantasmas de auto engendramiento o de fantasmas – no- fantasmas de auto engendramiento como lo enuncia P. C. Racamier para subrayar mejor la pertenencia proto-fantasmática de aquellos.

« Cuando las fantasías omnipotentes, escribe M. Klein, incluso megalomaníacas, devienen más intensas y constituyen una defensa contra la integración, nos encontramos delante de una situación muy diferente. Esto puede ser una fase crítica pues el sujeto busca protegerse reforzando sus aptitudes y sus proyecciones hostiles.

Él se cree superior al analista a quién acusa de subestimarlo, justificando de esta manera el odio a sus atenciones. Él se atribuye el mérito de todos los progresos obtenidos. Se reporta a la situación de su infancia: el paciente ha podido, en su fantasía, creerse más omnipotente que sus padres, incluso imaginar que él o ella había creado a su propia madre, le había dado su nacimiento y que el pecho materno le pertenecía. Sería entonces la madre quien le habría robado el pecho al paciente y no el paciente quién la hubiera despojado ».

Ella subraya igualmente que la envidia debe ser distinguida  de la ambivalencia. En efecto, en la envidia, el amor y el odio no son ni opuestos ni conciliables como en la ambivalencia y el objeto admirado y bueno es temible por la dependencia insostenible que crea con el sujeto.

« Por conflicto innato entre el amor y el odio, yo entiendo, dice M. Klein, que la capacidad de poner a prueba a la vez el amor y las pulsiones destructivas es, en cierta medida, constitucional ya que su intensidad puede variar según los sujetos y ser influenciada desde el principio por las condiciones externas. »

M. Klein(1958) agrega en “El desarrollo del funcionamiento mental”: « En el espíritu de  todo niño el pecho bueno y el malo se devoran alternativamente muy rápidamente; ellos pueden ser sentidos existiendo simultáneamente. »

En suma, M. Klein describe un objeto paradojal según la acepción de P.-C. Racamier.

En 1963, H.-A. Rosenfeld publica « Notas sobre la psicopatología y el tratamiento psicoanalítico de la esquizofrenia » en Estados psicóticos.Él postula que « esto es una expresión del deseo infantil omnipotente de invertir la relación padres – bebé. »

En 1964, E. Bick expone su método original de observación del lactante: « A propósito del lugar de la observación del lactante y del niño pequeño en la formación del psicoanalista ».

M. Haag (2002) cita a E. Bick : « A la manera de las posiciones descriptas por Melanie Klein, hace lugar a hablar de una posición adhesiva a la cual nosotros regresamos en cada etapa crítica de nuestra vida donde perdemos nuestra identidad para aferrarnos, para ceñirnos, por oposición a ser sostenidos en el interior de sí mismo ». « Aferrarnos, subraya E. Bick, quiere decir también ser lo mismo que los otros…todo debe ser parejo. » « El acento que pongo ahora, dice ella, describiendo esta fase es hablar verdaderamente a nivel biológico. Es combatir para sobrevivir y el único medio por el que sobrevivir en este primer nivel es el de ceñirse, el de adherirse, esto es por lo mismo que ustedes adquieren identidad (identidad adhesiva), si ustedes adhieren… hay solamente algo a lo que ustedes se aferran, a lo que se ciñen y cuando no pueden, ustedes caen en pedazos. »

E. Bick explica a propósito de un niño, cómo aquél podía decir: « ¿cómo puedo vivir si yo no me apego a usted, por el contrario, puedo yo mismo no haber tenido piel? ».

En 1964, Francis Pasche formula la hipótesis de la existencia a la vez de una investidura narcisista centrípeta directa y de una investidura narcisista centrífuga.

La primera es descripta por varios autores, Tausk, Federn y B. Grunberger. En la investidura narcisista centrífuga « el sujeto tiende a desasirse de sí mismo, a privarse de su propia sustancia o del stock de amor del cual él dispone y aquello es independiente de factores económicos. » Existiría una tendencia original del sujeto a desprenderse de sí mismo, a ceder su libido al provecho eventual de aquello que está afuera. El sujeto tiende entonces « a la vez a empobrecerse a favor del objeto al mismo tiempo que a impregnarse del amor del que el prójimo dispone. »

F. Pasche llama anti narcisismo a esta investidura narcisista centrífuga del objeto.

El autor (1975) remarca que la imagen paradojal de la madre devorante e intrusiva es inductora de no – figurabilidad ya que para él es imposible representarse un objeto o el sí mismo, a la vez penetrando totalmente en un objeto y penetrado totalmente por él.

En 1978 el término de aporía aparece para designar la paradoja. Pasche describe una relación paradojal de la manera siguiente: « Hay », dice,  « la conexión del deseo del niño de reintegrar el cuerpo materno a aquél concomitante, de la madre de recuperar su  producto; y la conexión simultánea del niño de absorber a la madre con los fantasmas intrusivos de aquella » (Pág. 56, El sentido del psicoanálisis).

Él precisa (1990) que « la angustia primaria contemporánea de la fase pre-ambivalente es evidentemente anterior a la fase esquizo – paranoide. Las investiduras dirigidas sobre el yo y las que sin embargo están en el origen son resentidas como una invasión destructiva imputable al objeto al mismo tiempo que la pulsión anti-narcisística amenaza con vaciar el yo. »

En 1967, José Bleger describe en “Simbiosis y ambigüedad”  al objeto aglutinado y la relación de objeto aglutinado de la posición glischro-cárica, anterior a la posición esquizo – paranoide.

« El objeto aglutinado es un conglomerado, dice él, o una condensación de bosquejos o de formaciones primitivas del yo en relación con los objetos internos y partes de la realidad externa, en todos los niveles de integración (oral, anal, genital); todo sin discriminación ni confusión ».

El autor agrega: « En la ausencia de una defensa estable para la simbiosis o el autismo aparece el peligro de ver alternar claustrofobia y agorafobia » y más adelante « El autismo y la simbiosis coexisten siempre, con predominancia absoluta, relativa o alternada de uno de los dos. »

J. Bleger señala desde esta época el modo paradojal de la transferencia en la psicosis. « La coexistencia del autismo y de la simbiosis explica el carácter aparentemente paradojal y contradictorio de la transferencia en los pacientes psicóticos. »

En 1967, L. Kaufmann subraya en su artículo « El Edipo en la familia de los esquizofrénicos »  que no se trata en realidad de material edípico fantaseado y simbolizado sino de material incestuoso.

En 1967, Béla Grunberger describe una posición narcisista defensiva contra el Edipo. « Nosotros hemos ya insistido, dice, sobre la existencia en el inconsciente de un fantasma primitivo que hemos llamado la tríada narcisista o « el fantasma del divino niño »; el niño es vivido entre sus dos padres como objeto de una suerte de adoración, y esto es una verdadera apoteosis narcisista. Depende de este fantasma narcisista estando el fantasma primitivo de la « escena original », los padres unidos en una relación sexual de la cual el niño es excluido; este fantasma comprende un impulso agresivo mortífero, sobre un modo simétrico, en dirección y contra ambos padres a la vez.

Un aspecto de este fantasma de « tríada narcisista » se transparenta detrás de la « novela familiar » de la cual habla Freud, el fantasma del niño que sustituye con una pareja parental narcisista más satisfactoria para él  a sus padres reales… En estos dos fantasmas (la « Novela familiar”  y aquella del « divino niño »), se trata para el niño de: vivir el Edipo sobre un modo a-conflictual (o sea narcisista); la gratificación narcisista reemplaza la posición pulsional y funciona a título de defensa contra aquella. »

En 1970, S. Decobert escribe un artículo concerniente « Los funcionamientos mentales prototípicos de la interpretación ». Al seno de la relación madre – niño en el juego de interacciones recíprocas de dos coacciones contradictorias pero inseparables el autor distingue la coacción a partir de una unión que corre el riesgo de devenir letal de la coacción por mantener o recrear un vínculo sobrepasando la situación precedente.

En 1975, D. Meltzer describe en “El proceso analítico”  bajo el término de « selección de confusiones geográficas » la segunda fase de este proceso dominado por la tendencia a la identificación proyectiva masiva que es responsable de la « reinversión de la relación adulto – niño en la cual el analista es considerado como contenido y representa una parte alienada del sí mismo infantil » del paciente.

En « Exploraciones en el mundo del autismo » D. Meltzer describe el seno materno como un objeto de alta atracción consensual que parece funcionar como el amante o el manantial que reúne el self desmantelado forzando incluso allí requerimiento de atención.

En 1975, Didier Anzieu agrega a las paradojas descriptas por G. Bateson la descalificación. Él define también la transferencia paradojal y la contra- transferencia de la misma naturaleza. Formula entonces la hipótesis de la estructura paradojal del narcisismo primario. Describe dos fantasmas de base en los grupos, la ilusión grupal y el fantasma de ruptura, pero él no establece entre ellos la ligadura paradojal.

En 1976, R. Roussillon muestra que la paradoja es un modo de ligazón y un continente del antagonismo. Él insiste sobre el hecho que la mentalización paradojal permite dar una representación a las primeras formaciones antagonistas a las cuales el sujeto humano está sometido. Este tiempo es necesario ya que opera una primera diferenciación entre los elementos a la vez distintos y reunidos sobre el modo paradojal en lugar de estar separados por el clivaje.

En 1978, E. Kestemberg describe una relación fetichista al objeto que es a la vez animado y desanimado. El objeto allí es paradojal. El fantasma – no – fantasma de auto- engendramiento está en el centro de la observación que el autor reporta. Su paciente evitaría así el conflicto edípico: él no ha nacido de un padre o de una madre, él sería por sí mismo su propio genitor (él ha nacido de « la historia del tallador »). Finalmente, ya que él no tiene nacimiento, él no está más que sus padres o su analista, dedicado a confrontarse con la muerte.

En 1978, P. -C. Racamier en “Las paradojas de los esquizofrénicos”  trata del conflicto  originario psicótico que el autor comprende de la forma siguiente: « En todo psicótico reina el conflicto originario entre la atracción del objeto y del mundo, y la atracción narcisista ». A este concepto, él agrega el de la seducción narcisista y el anti-Edipo patológico defensivo contra el Edipo.

El anti-Edipo es definido como una organización a la vez anterior y anti-edipiana al centro de la cual se encuentra el fantasma – no – fantasma de auto-engendramiento.

En 1981, Jean Bergeret describe la violencia fundamental: « no hay lugar en el imaginario a la vez para los padres y para el niño » o bien « no hay más lugar que para dos ».

Comentario

Ciertos trabajos son esenciales a la comprensión de la posición narcisista paradojal. Ellos conciernen a los fenómenos adhesivos de E. Bick y los movimientos integrativos primarios de F. Tustin, el concepto de piel común de D. Anzieu y aquél de paradojalidad de P.-C. Racamier. « El fantasma de una piel común entre la madre y el bebé me parece constitutivo de un aparato psíquico originario, escribe D. Anzieu (1993), del cuál el niño debe enseguida desarraigarse para adquirir una piel psíquica propia ». Una forma de este fantasma es el fantasma gemelar que funda un primer tipo de pareja amorosa: los dos miembros se viven como dobles imaginarios, dos seres idénticos o simétricos inversos, de toda forma complementarios en relación con una piel común y en el interior de una envoltura uterina.
La pareja está unida por las mismas sensaciones, los mismos sentimientos y los mismos pensamientos comprobados por cada uno de sus miembros. La ilusión gemelar tiene por corolario el fantasma de auto-engendramiento de la pareja. Este fantasma puede reencontrarse también en una familia donde los miembros están adheridos los unos a los otros constituyendo una familia igualitaria, formada de « gemelos » todos parecidos (J. P. Caillot, G. Decherf, 1989). En la adhesividad se crea un fantasma de piel común familiar correlativamente a un fantasma de auto-engendramiento familiar. Este fantasma de piel común se reencuentra igualmente en los grupos y coincide con la ilusión grupal y el fantasma de auto-engendramiento grupal.

E. Bick en « La experiencia de la piel en las relaciones de objeto precoces » describe que « la necesidad de un objeto que sea continente parece bien en el estado de no – integración del primer año, engendrar una búsqueda frenética por un objeto – luz, voz, olor, u otro objeto perceptible por los sentidos – que puede mantener la atención, y para darle allí la vivencia de mantener las partes de la personalidad, momentáneamente al menos… »

Ella agrega que en su « forma más primitiva, las partes de la personalidad sienten no tener fuerzas de ligadura entre ellas y deben, en consecuencia, ser mantenidas juntas de alguna forma que sea vivida pasivamente por ellas, gracias a la piel funcionando como una limitación periférica ». La autora precisa que la función interna de contener « las partes del sí depende inicialmente de la introyección de un objeto externo, vivido como capaz de completar esta función ».

D. Meltzer habla de « de introyección de la función continente ».

F. Tustin (1981) subraya que ‘‘entre estas integraciones de base (lo duro, lo blando, lo masculino y lo femenino), lo más original y lo más difícil a describir: ya que el niño bajo la influencia de la sensación se encuentra en un estado de ‘‘unicidad’’ con la madre. Parece poco probable que él sea consciente del pezón, de la lengua, del pecho y de la boca como entidades separadas.
Para describir tan fielmente como sea posible esta presunta situación, podríamos decir que el « pezón – lengua » es ‘‘dureza’’ y que la « boca – pecho » es ‘‘blandura’’. Durante el curso de una experiencia de amamantamiento satisfactoria, las sensaciones de ‘‘blandura’’ y de ‘‘dureza’’ trabajan juntas para producir un estado de “bienestar’’. El ‘‘bienestar’’ es una experiencia tanto psicológica como fisiológica: él supone que las sensaciones corporales han sido transformadas en experiencia ‘‘psicológica’’ gracias a la actividad recíproca y rítmica de la madre y el bebé…

Cuando a continuación de una experiencia de amamantamiento donde la madre y el niño han cooperado, el pezón y la lengua, “duros” y penetrantes, son experimentados como trabajando  de común acuerdo la boca y el pecho, “blandos” y receptivos; un “matrimonio” entre los elementos “masculinos” y “femeninos” tiene lugar.
De esta unión entre las ‘‘sensaciones’’ de ‘‘dureza’’ y de ‘‘blandura’’, una nueva forma de funcionar ha nacido, aquella de la elasticidad y la resistencia, firme y adaptable. Eso quiere decir que la realidad puede comenzar a ser tenida en cuenta y que las ilusiones producidas por las sensaciones van a desvanecerse. “El mundo va a comenzar a tener sentido. ’’

Antes de describir la posición narcisista paradojal citamos a D. Anzieu (1993):‘‘La consciencia sensorial prepara la envoltura espacial. La consciencia rítmica prepara la envoltura temporal’’. El agrega : ‘‘Antes que la consciencia se presente como una envoltura individual, ella se ve en inclusión recíproca (Sami-Ali M. 1974) como una misma envoltura para dos : mi madre me envuelve y yo la envuelvo al mismo tiempo.’’

La posición narcisista paradojal se caracteriza por las fantasías antagonistas de envoltura común ideal y de envoltura común inadecuada.

Cuando ésta es inadecuada, se trata tan pronto de una envoltura demasiado estrecha (demasiado cerrada), tan pronto de una envoltura demasiado floja (demasiado estirada), incluso rota (que deja caer) en el origen de las producciones auto-continentes de sensaciones auto-generadas. Recordemos que estos fantasmas pueden producirse sea entre dos individuos – por ejemplo entre la madre y el bebé, o en el estado amoroso o aún en la hipnosis – sea en una familia, un grupo o una institución.

Ella está en el origen, después de la experiencia « sin piel » del nacimiento, de una piel común en el juego de las investiduras oscilantes, rítmicas, narcisistas y anti-narcisistas de la seducción narcisista mutua.

La defensa rítmica de esta posición es paradojal ya que lucha al mismo tiempo contra las sensaciones y las angustias precoces de unión corporal al objeto y las de separación con el objeto que son de la misma naturaleza que las anteriores. Las sensaciones y los afectos son del orden del éxtasis o de la catástrofe en sus formas extremas. Así la investidura anti-narcisista del objeto que corresponde al encolado (collage) del objeto, es fuente de éxtasis o de júbilo; esta vivencia de euforia es prontamente seguida por las sensaciones donde las angustias catastróficas favorecen el retorno de una investidura narcisista del sujeto que le permite escapar de la claustrofobia primitiva.

Este desprendimiento del objeto es fuente a su vez de éxtasis, rápidamente seguido de sensaciones donde las angustias agorafóbicas reclaman el retorno de la investidura anti-narcisista del objeto para evitar la agorafobia primitiva y así sucesivamente. Sensaciones y fantasmas de éxtasis y de catástrofe se suceden unas a otras.
El objeto es paradojal, a la vez bueno y malo, omnipotente e impotente, continente y contenido. Un ritmo óptimo sin disritmias íntersubjetivas definen la posición narcisista paradojal normal anunciadora de los primeros clivajes estables.

G. Haag (1985-1986) formula la hipótesis de una estructura rítmica del primer continente y describe varias estructuras rítmicas de tipo oscilatorio, pendular o giratoria que parecen ser a la vez forma, expresión y representación de pulsiones vitales en sus raíces biológicas.

F. Tustin (1986) habla de ‘‘el nacimiento del ritmo de seguridad en el amamantamiento a partir de interacciones psíquicas, sensoriales, tangibles, entre la madre y el bebé’’. Las oscilaciones demasiado rápidas son patógenas y pueden producir estados confusionales por ejemplo. A la inversa las oscilaciones demasiado lentas son fuente de aferramientos patológicos a las sensaciones auto-generadas como se puede ver en el autismo, la toxicomanía o los problemas alimentarios.

Así, cuando el objeto es suficientemente continente, se hace lugar a una relación de dependencia con el objeto encolándose con la constitución “de un objeto combinado   (D. Meltzer, 1986) maternal y paternal, pecho y mamada, continente y contenido’’.

A la inversa cuando el objeto es insuficientemente continente, es el sujeto quien contiene al objeto sobre un modo omnipotente. Veremos entonces aparecer las premisas de una línea anti-edipiana organizadas por un fantasma de auto-desengendramiento y de auto-engendramiento que sucede a un fantasma de auto-continencia patológica. En el clima incestual familiar o en el incesto se organiza entonces una relación de objeto narcisista paradojal patológico fijando al sujeto en la posición narcisista paradojal patológica.

Esto nos acerca a varios conceptos elaborados por diversos autores que ponen el acento sobre el aspecto conflictual del funcionamiento psíquico del sujeto. Así Melanie Klein describe el conflicto envidioso;  D. Metzer el conflicto estético; P.-C. Racamier el conflicto de los orígenes psicóticos; F. Pasche aquél del narcisismo – anti-narcisismo, finalmente J. Bergeret el conflicto en la violencia fundamental.

La salida de la posición narcisista paradojal se produce bajo el efecto:

  • De una buena integración en los padres de los interdictos simbólicos del incesto y del asesinato.
  • En el hijo, de la fuerza del deseo libidinal, del anti-narcisismo y de las fuerzas del crecimiento.
  •  En la madre, de las fuerzas complementarias, particularmente la anticipación creativa. (P. C. Racamier, 1992)
  • Finalmente, según C. Pigott (1999) la salida del grupo interno narcisista paradojal es el resultado de la diferenciación de un grupo independiente y omnipotente de la imago maternal arcaica fálica… En el “caso Richard’’ de M. Klein, C. Pigott muestra que ‘‘la madre comprende dos representaciones: una imagoica y temible, la otra situada en el medio de los hijos donde ella parece formar parte. Así propone C. Pigott esta segunda representación de la madre está integrada al grupo familiar, se les parece  y forma parte de la coalición familiar contra la representación maternal terrorífica.

Finalmente, subrayemos que las formaciones extremas mortíferas de los polos narcisistas y anti-narcisistas de la posición narcisista paradojal van a ser al origen las partes malas de la posición esquizo-paranoide y las formaciones extremas extáticas en el origen de las partes ideales. Las formaciones intermediarias están en el origen de las partes buenas del sí mismo y del objeto. El encolado (collage) de la posición narcisista paradojal será reemplazado por el clivaje de la posición esquizo-paranoide.

Jean-Pierre Caillot, psicoanalista, miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Paris y miembro formador del Colegio de Psicoanálisis Grupal y Familiar.
Traducción del francés: Lic. Irma Morosini

  

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