De la Escena o del teatro de la histeria al nacimiento del psicoanálisis
Paris 1885/86. La escena histérica
En 1893 en homenaje a Charcot, Freud escribe lo siguiente «Como maestro, Charcot era realmente fascinante: cada una de sus clases era una pequeña obra de arte por su plan y su realización, perfecta por su estilo, y tan impresionante en su expresión, que sus palabras seguían resonando…» Freud asiste a las presentaciones de Charcot en la Salpêtrière durante su estancia en París. La escena a la cual me voy a referir está representada en una lámina que Freud lleva consigo a Viena y conserva con gran aprecio. Esta lámina es descripta por Ernest Jones (1960)1 de la siguiente manera: «…aparece Charcot hablando vivamente a sus ayudantes y discípulos. La paciente cuyo caso está describiendo se halla en una actitud de desmayo, en un estado semiconsciente, sostenida por Babinsky, cuyo brazo rodea su agraciado talle» también Ana Freud escribe al respecto «Durante mi infancia (esta lámina) ejerció una extraña atracción sobre mí, y yo solía preguntar a mi padre qué le ocurría a la enferma. La repuesta invariable de mi padre era que <tenía la ropa demasiado ceñida>, con una intención moralizadora….La mirada que dirigía al cuadro me demostraba, ya entonces, con ser tan pequeña, que para él encerraba recuerdos importantes o felices…».
Quien quiera observar dicha lámina, verá que en ésta hay un grupo grande de médicos dirigiendo sus miradas a Charcot y a la paciente que muestra su imagen inclinada hacia atrás mostrando sus pechos. Podríamos decir que es una escena (un teatro) donde Charcot (con su hablar fascinante) y la mujer con su cuerpo, seducen al público (representado por el grupo de médicos).
La invención del método psicoanalítico
Freud utiliza el dispositivo del diván, se sienta atrás de la histérica, por lo tanto le quita el público y le pide que hable, que ponga en palabras sus pensamientos, sueños e imágenes. Esta invención paradigmática posibilitó el tratamiento de los pacientes neuróticos y los grandes descubrimientos del psicoanálisis. Pero quedó predominantemente invisible la escena histérica con su fascinación y seducción en el dispositivo tradicional de la cura analítica.
Esto tiene su importancia pues el vínculo es escénico, se juega cara a cara y cuerpo a cuerpo, en la mímica, en los gestos, en las miradas, en los actos, en los lugares que se ocupan o se dejan vacíos. En cualquier vínculo humano se despliegan escenas, por lo tanto el campo de observación es en alguna medida diferente al del tratamiento individual, podríamos decir que además de la palabra se observan todas estás características de la escena.
El vínculo entra en escena en el psicoanálisis
El vínculo entra nuevamente en el campo del psicoanálisis de varias maneras:
a) Londres 1940: (Foulkes y Bion) Cuando Wilfred Bion asume como director del sector de rehabilitación del Hospital Militar de Northfield, durante la segunda guerra mundial, se encuentra allí con varios centenares de discapacitados psíquicos por la guerra y se dedica a posibilitar su rehabilitación, a la cual considera un problema a ser abordado grupalmente. Luego en 1948 trabaja con grupos terapéuticos en la Tavistock Clinic de Londres. A partir de estas experiencias desarrolla sus ideas acerca de los fenómenos regresivos e inconscientes en los grupos: «la investigación de la inserción del sujeto en el mundo externo, recuperando la subjetividad, abordando los temores y fantasías más primarias, constituye uno de los atractivos de su obra» (Bernard y otros 1996).
Para Bion ningún individuo puede ser considerado aisladamente, fuera de un grupo o exento de manifestaciones de psicología de grupo. Su psiquismo tiene ciertas características grupales, por ejemplo la actividad potencial de supuesto básico.
Los supuestos básicos son reacciones grupales defensivas a las ansiedades primitivas que experimentan sus miembros y que son reactivadas por la regresión que toda grupalidad impone. Los individuos que participan en esta actividad lo hacen en forma automática e inevitable, no necesitando ningún tipo de entrenamiento, ninguna madurez mental, ningún esfuerzo (están inconscientemente determinados por estos supuestos básicos) a diferencia del grupo de trabajo que requiere de las capacidades, el esfuerzo y los procesos secundarios y también de la capacidad de simbolización de sus miembros.
Bion considera que el grupo cuando funciona como grupo de trabajo presenta una producción científica, simbólica y creativa muy importante, remarcando así la importancia de la grupalidad en el desarrollo de las posibilidades del sujeto y de la humanidad.
b) Buenos Aires1950:
Pichon Rivière (1971) trabajando con grupos de adolescentes psicóticos y sus familias en el Hospicio de las Mercedes, desarrolla entre otros conceptos, por primera vez teóricamente, el concepto de Vínculo. Definía al vínculo de esta manera: «sobre al base de las necesidades corporales que promueven el reconocimiento de las fuentes de gratificación mediante técnicas más o menos universales y durante el desarrollo infantil, se constituye esa unidad fundamental que es el vínculo. Definimos al vínculo como la estructura compleja que incluye el sujeto, el objeto y su interacción, momentos de comunicación y aprendizaje, configurando un proceso en forma de espiral dialéctica; proceso en cuyo comienzo las imágenes internas y la realidad externa deberían ser coincidentes». (1971, Pág. 205). Para Pichon la aparición de la psicosis en un miembro de una familia, es un emergente que expresa y toma a su cargo la enfermedad mental de dicha familia.
En cuanto a José Bleger (1972) (discípulo de Pichon) uno de sus aportes a la teoría de los grupos y del vínculo, es que en todo individuo, existe un nivel de sociabilidad sincrética diferente al de sociabilidad por interacción. Para él (la sociabilidad sincrética) sería un estado de no-discriminación que estaría incluido en la realidad psíquica de todo individuo, como así también en todo grupo y en toda institución, inclusive en el dispositivo del diván de la cura clásica. Este estado no individualizado está constituido por aspectos del yo sincrético depositados en un continente que para Bleger es esencial en la teoría del encuadre (tanto en el del tratamiento de diván, como en las instituciones, en fin en el encuadre de todo vínculo humano). Podríamos decir que la sociabilidad sincrética correspondería a las bases fundacionales de todo vínculo humano. Es de destacar los aportes de Willi Baranger y David Liberman al estudio del vínculo en la cura individual.
Posteriormente a partir de fines de los 70 hubo un importante desarrollo en nuestro país, en la producción científica acerca del vínculo, desarrollados fundamentalmente por M. Bernard, I Berenstein y J. Puget como así también A. Picollo, E. Zimmerman, C. Merea. García Badaracco etc.
c) Paris 1960
Los miembros del CEFRAP (Círculo de Estudios Franceses para la Formación y la Investigación Activa en Psicología Dinámica de la Personalidad y Grupos humanos) entidad fundada por Didier Anzieu, tuvieron que pensar y producir teóricamente a partir de: los problemas surgidos de la necesidad de atender en grupos terapéuticos a una mayor cantidad de individuos por parte del seguro social; de los violentos efectos grupales que acontecieron durante las escisiones y creación de nuevas instituciones en el marco del psicoanálisis francés y por último a partir del cuestionamiento al abordaje no psicoanalítico de los grupos por parte de Kurt Lewin, en el marco epocal francés de las críticas de J. Lacan al conductismo americano Todo esto determina el desarrollo de ideas centrales para el concepto de vínculo que ocurren en forma paralela a la creación del CEFRAP a partir de un articulo central de J. B. Pontalis (1963) «El pequeño grupo como objeto». Allí este autor propone que: » …Si en el campo sociológico, es cierto que el grupo es una realidad específica, cuando funciona como tal en el campo del psiquismo individual -modalidad y creencia que toda la psico-sociología tiene precisamente a fortificar- opera efectivamente como una fantasía». El hecho que varios individuos estén juntos (en una cola de colectivo por ejemplo) no los define como grupo desde el punto de vista psicoanalítico, pero cuando comparten una fantasía inconsciente en común, tendremos las condiciones para que se forme un grupo. A partir de estas reflexiones se inaugura la importancia de la fantasía en la constitución de los grupos y por ende de todo vínculo. En este sentido todo vínculo humano (de pareja, grupo familiar, institucional, grupo terapéutico etc.) desde el punto de vista inconsciente presupondría una interfantasmatización entre los sujetos que lo componen.
d) Las patologías de los límites o del borde:
El problema de los vínculos se plantea también históricamente en el psicoanálisis a partir de estructuras que están entre la neurosis y la psicosis, y cuya problemática fundamental es la de los bordes del aparato psíquico. En el caso de las neurosis es más fácil la utilización del método psicoanalítico clásico, pues como disponen de un psiquismo mejor estructurado, los fenómenos transferenciales son gobernables. ¿Pero qué queda de los instrumentos de navegación analítica como el asociar libremente, el encuadre, la transferencia, la interpretación, frente a pacientes que al no tener los bordes delimitados producen una relación de características masivas con su analista? Pacientes que se derraman en el vínculo con el analista y no aceptan el encuadre (más bien lo rompen) como le ocurrió a D. Winnicott en el análisis de la psicoanalista inglesa Margaret Little, cuando ella, presa de una furia incontenible rompe el jarrón tan apreciado por Winnicott.
Aquí Bleger nos plantea que el trabajo analítico se centra más en la contra-transferencia y en estar cuidándose como analista, en ser el lugar de sostén del encuadre simbólico durante las sesiones. Aquí el conflicto no es solo intrapsíquico como en los neuróticos sino también en la relación con el afuera, las patologías de borde tienen una falta de organización psíquica, como así también una dependencia afectiva de los vínculos en los cuales están insertos, para poder sostenerse y estabilizar su psiquismo. Este es el motivo que el conflicto se nos aparece no sólo como intrapsíquico, sino también en los vínculos y por lo tanto somos demandados no sólo por el paciente sino también por las familias, las parejas, y aún en el vinculo analítico por este tipo de situaciones. En la clínica actual las demandas por adicción, pasajes al acto, trastornos de la alimentación, actos delictivos etc., en las cuales no es sólo el paciente el que nos interpela, sino su pareja, su familia o su grupo de pertenencia o las instituciones en las cuales ellos están insertos, nos llevan a pensar y conceptualizar los diferentes tipos de vínculos y las técnicas de su abordaje terapéutico.
El vínculo en los orígenes del sujeto
La palabra vinculo proviene del latín: «vinculum» de «vincire» que significa atar, unión o atadura de una persona con otra. Antiguamente expresaba una unión sujetada firmemente que se hacía juntando un haz de ramas atada con una cuerda de nudos, sugiriendo una atadura lo más duradera posible (Corominas J., 1973)
¿Pero qué característica es aquello que los une? ¿Cuál es el primer vínculo humano? Para ello se hace necesario ir a los orígenes del sujeto.
Pienso que el individuo se constituye en los vínculos y ahí está el aporte de J. Lacan que inserta en la constitución del sujeto el papel fundante de la intersubjetividad.
Al principio está el vínculo ¿pero qué tipo de vínculo? Para el psicoanálisis es un paradigma el vínculo madre/bebé o adulto significativo. Desde la biología el ser humano nace en el momento del parto pero desde una comprensión psicológica continua su nacimiento psicológico tiempo después Un psicoanalista de origen húngaro Imra Herman discípulo de Ferenczi (que influyó con su producción a M. Klein, Winnicott y Bowlby) acuñó el concepto de unidad dual. Se refiere a un período donde madre e hijo habrían vivido inseparables, en la unidad redoblada de su complexión respectiva» (N. Abraham, 1987) El instinto de aferramiento del recién nacido hacia su madre es el cemento fundante de la unidad dual que además es complementada por la identificación de ésta, con el desvalimiento de su hijo, que a su vez es un resto de las vivencias de la madre con su propia madre.
Marcos Bernard (1999) planteaba que la primera unidad de medida del psiquismo que emerge no es la representación de un objeto, sino la de un vínculo y en el cual no están demarcados de una manera nítida los límites de cada uno de sus integrantes, aquí tendríamos una fusión.
S. Freud en el proyecto de una psicología para neurólogos plantea que la alucinación optativa del pecho es el primer acto psíquico del recién nacido; es la unión de un objeto parcial, los labios y la boca del chico, con el pezón (y el pecho) de la madre. Allí se constituye un protovínculo, un bosquejo de vínculo o como escribe René Kaës el estado del vínculo, que es el trasfondo psíquico simbiótico o escindido que sostiene la identidad básica de todo vínculo.
El protovínculo según Kaës, tiene alguna de las propiedades del pictograma (de unión o de rechazo) descrito por Piera Aulagnier y abarca la noción de «zona-objeto complementario» de la misma autora; también se puede establecer una similitud con la posición glischrocárica, con su objeto el núcleo aglutinado, desarrollada por José Bleger.
Norberto Marucco (1998) en su libro «Cura analítica y transferencia» plantea algo similar al estudiar el narcisismo primario y su origen, del cual el enamoramiento, la hipnosis y la sugestión serían una de sus expresiones. Nos escribe: «habría que diferenciar, en suma, cuando el «ser se realiza en el no ser» o sea, en el ser de otro, y cuando el ser se realiza desde el propio ser, con el ser del otro, o sea, desde ambas puntas de la relación dual». Estaría estableciendo aquí una diferencia entre enamoramiento, donde emergería una realización del sujeto en el no-ser; del amor en el cual el sujeto está discriminado de su amada.
Podríamos decir que la imagen de la primera fantasía sería la de la unidad dual, y ésta va a constituir el modelo organizador de todo vínculo humano: pareja, grupo, familia o institución. «Es decir que la unidad-dual es la base, la premisa, el modelo de todos los vínculos posteriores. Lo cual no quiere decir que sea el único, ni el último» (M. Bernard, 2001) pero será el único organizador del vínculo en el caso de las sectas y los vínculos simbióticos. Luego se agregarían fantasías con estructura de menor complejidad como las fantasías originarias, avanzando en su complejización, hasta llegar al organizador edípico que es el prevalente en las familias y las parejas neuróticas.
Una teoría general de todo vínculo humano
Pienso que una teoría psicoanalítica del vínculo tendría primero que ser coherente con los conceptos básicos del psicoanálisis. O sea que tendría que incluir la noción de Inconsciente, Sexualidad infantil, Deseo, Transferencia, Fantasía, Narcisismo, Primera y Segunda tópica freudiana entre otros conceptos fundacionales.
Además una teoría psicoanalítica del vínculo tendría que explicar coherentemente diversos acontecimientos clínicos de raigambre vincular y que ya estaban planteados en la obra freudiana como el fenómeno de masas, la sugestión, la hipnosis, el enamoramiento y el amor, las relaciones especulares narcisistas, la relación madre/padre e hijo, los vínculos familiares, de pareja y grupales en sus diversas expresiones (grupos terapéuticos, grupos espontáneos, grupos institucionales) y por último la transmisión entre las psiques, tanto intersubjetiva como transubjetiva (la transmisión transgeneracional).
Un inconveniente que muchos psicoanalistas tenemos cuando observamos un grupo, una familia, una pareja (o sea diversos tipos de vínculos), es la tendencia a utilizar la experiencia del trabajo en la cura psicoanalítica individual, escuchando el discurso individual del paciente y olvidando que las características del vinculo en los conjuntos que observamos es otra. Es la puesta en escena, es algo más que el discurso verbal individual y además lo que se asocia verbalmente no es únicamente un producto del psiquismo individual, sino también de la influencia que tienen sobre éste y en sus producciones las miradas, los dichos y gestos de los otros. Esto produce como consecuencia una cadena asociativa grupal que está influenciada por el acoplamiento interfantasmático de las psiques de los integrantes de cada conjunto (familia, pareja, grupo etc.), como así también de los efectos co-represores, entre otros de las alianzas inconscientes y pactos inconscientes que se producen en dichos vínculos
El modelo de la interfantasmatización y el Aparato psíquico vincular
E. Pichon Rivière definió al grupo como el conjunto de personas que comparten la misma representación recíproca. Esta representación cumpliría un efecto homogeneizador en los individuos que participan de ella. Por otra parte J. B. Pontalis planteó algo similar al referirse a que la representación común del grupo es una fantasía.
René Kaës desarrolla, partiendo de Anzieu, el concepto del aparato psíquico grupal, para él los miembros de un grupo (una vez más insisto que tomo la palabra grupal en el sentido general de unión entre personas) a partir de la propuesta de uno de sus integrantes participan de la puesta en escena de una fantasía (generalmente de las características de las originarias), por las propiedades distributivas y atributivas de lugares que éstas fantasías primitivas tienen y que determinan en consecuencia la organización del conjunto en un todo solidario.
Además emerge en este nuevo vínculo, que se está conformando una angustia peculiar, la angustia de no asignación (en el deseo del conjunto) heredera de la angustia de desamparo del bebé, que empuja a algunos miembros (que no participan plenamente de la fantasía) a encontrarse en la disyuntiva de quedarse y aceptar los lugares que les son atribuidos desde las fantasías organizadoras de este juego (la interfantasmatización); o alejarse experimentando la angustia de no asignación o sea de desamparo primaria.
Por lo tanto el aparato psíquico grupal no sería otra cosa que este complejo juego de entrecruzamiento de proyecciones e introyecciones que liga al conjunto en un todo. Es de aclarar que la estabilidad de la psique de cada sujeto del vínculo depende del aparato psíquico vincular y que por lo tanto cualquier desestabilización de éste, simultáneamente desestabiliza a cada uno de los sujetos que participan en mayor o menor medida.
Lo podemos observar en ciertos desfallecimientos psíquicos que ocurren en los integrantes de una familia cuando se produce la pérdida de un miembro, o lo que ocurre en ocasión del desencadenamiento de una crisis en las instituciones en las cuales estamos insertos, e inclusive en los momentos de crisis en la sociedad en la cual estamos viviendo. No tendríamos que olvidar que el encuadre en los vínculos es la cotidianeidad (J. Puget 1988) sea el hecho de volver previsible lo imprevisible pues sino no podríamos hacer proyectos ni pensar en un futuro.
Esto nos hace pensar que la psique de cada uno tiene múltiples apuntalamientos o apoyos (en el cuerpo, en el aparato psíquico y sus representaciones, en el aparato psíquico vincular etc.) y por ejemplo cualquier situación social de ruptura (migraciones, accidentes, catástrofes naturales o social etc.) produce una desestabilización en el psiquismo de cada uno dando la posibilidad de producir la emergencia de patologías como crisis de angustia intensa y actuaciones que se dan más frecuentemente en las estructuras deficitarias como son los estados límites.
Es de consignar que André Ruffiot ((1981) aplica el modelo del aparato psíquico grupal a las familias bajo el nombre de aparato psíquico familiar.
Las alianzas inconscientes
Para Piera Castoradis Aulagnier (1975) «El Contrato Narcisista tiene como signatarios al niño y al grupo. La catectización del niño por parte del grupo anticipa la del grupo por parte del niño»…»desde su llegada al mundo, el grupo catectiza al infans como voz futura a la que solicitará que repita los enunciados de una voz muerta. Y que garantize así la permanencia cualitativa y cuantitativa de un cuerpo que se autorregenerá en forma continua. En cuanto al niño, y como contrapartida de su catectización del grupo y de sus modelos, demandará que se le asegure el derecho a ocupar un lugar independiente del exclusivo veredicto parental, que se le ofrezca un modelo ideal que los otros no pueden rechazar sin rechazar al mismo tiempo las leyes del conjunto, que se le permita conservar la ilusión de una persistencia atemporal proyectada sobre el conjunto y en primer lugar, en un proyecto del conjunto que según se supone sus sucesores retomarán y preservarán» .
René Kaës extiende el concepto de Contrato Narcisista de Piera, en relación al grupo primario (la familia) de Piera Aulagnier a todos los vínculos. Además incluye el Pacto Denegativo que son las operaciones de represión o denegación, renegación, desmentida y rechazo; necesariamente efectuadas por los sujetos de todo vínculo para que permanezcan inconscientes todo aquello que pueda amenazar la organización de dicho vínculo y en este sentido el pacto denegativo es la contracara y el complemento del Contrato Narcisista. Cada vínculo va a producir alianzas inconscientes (Contratos Narcisistas y Pactos Denegativos) que le son propias.
Por ejemplo el Pacto Denegativo en una familia normal tendería por ejemplo a la represión en común, de las tendencias incestuales de sus miembros, para que el Contrato Narcisista Familiar pueda establecerse. Habría otras alianzas inconscientes que no desarrollaré, como así también no me extenderé en ésta ocasión sobre la Transmisión Intersubjetiva y la transmisión transgeneracional.
Para finalizar
Pienso que los aportes de René Kaës, como así también de Ruffiot, Anzieu, Bleger, Bion, Pichon Rivière y Bernard, han constituido desarrollos que pese a sus diferencias, podemos establecen una cierta co-relación en sus observaciones y sus teorizaciones, y que constituyen intentos de demarcar un campo de investigación y de producción a través de dispositivos específicos de observación del inconsciente en los diversos tipos de vínculos.
En este sentido además podrían ser el marco del desarrollo de una meta psicología intersubjetiva a través de los conceptos de: acoplamiento psíquico vincular, alianzas inconscientes (contrato narcisista y pacto denegativo), la transmisión transgeneracional y las modalidades de transmisión transubjetiva e intersubjetiva en los vínculos.
Dr. Ezequiel A. Jaroslavsky
Profesor de Metapsicología de la especialidad de Familia y Pareja, Asociación Psicoanalítica Argentina y Universidad Caece. Profesor de la maestría en Psicoanálisis de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados y la Universidad Nacional de La Matanza.
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Notas
1.Ernest Jones, Vida y Obra de Sigmund Freud, tomo 1 Pág. 220,222, Editorial Hormé, 1976, Buenos Aires, la lámina figura en la pagina 216 del mismo libro.
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BIBLIOGRAFÍA
N. Abraham, (1978), La corteza y el núcleo (pág. 359), Amorrortu editores, 2005, Buenos Aires.
Aulagnier P (1975), La violencia de la interpretación (pág. 164), Amorrortu editores, 1977, Buenos Aires.
Bernard M. y otros (1995), Desarrollos sobre grupalidad, (pág. 24). Lugar editorial 1995, Buenos Aires.
Bernard M. (1999), Los organizadores del vínculo de la pulsión al otro, Revista de la Asociación de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Tomo XXII, Nº 1, 1999, Buenos Aires.
Bernard. M. (2001), Los vínculos en el psicoanálisis francés contemporáneo, seminario Nº 1 del 17 de agosto de 2001, APPPG, Buenos Aires.
Bleger José (1971), Simbiosis y Ambigüedad, un estudio psicoanalítico, Editorial Paidós, Buenos Aires. 1971.
Corominas J., (1973), Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Gredos editorial, Madrid 1973.
Marucco N. C. (1998), Cura analítica y transferencia (Pág. 56), Amorrortu editores, 1998, Buenos Aires.
Pichon Rivière. E. (1971) El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología social (pág. 172), Tomo II, Buenos Aires, Nueva Visión.
Berenstein. I., Puget. J, (1988) Psicoanálisis de la pareja matrimonial, Editorial Paidos, Buenos Aires.
Ruffiot. A, (1981), Le groupe famille en analyse, L´appareil psychique familial, Editorial Dunod, 1981, Paris.
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Resumen
Los vínculos humanos tienen características escénicas. La invención psicoanalítica freudiana al introducir el dispositivo del diván y la puesta en palabras a través de la asociación libre en la cura individual, disminuye apreciablemente dichas características escénicas del vínculo, ocultándolas para la observación analítica. La escena adquiere importancia teórica y técnica para el psicoanálisis con los dispositivos psicoanalíticos cara a cara (el psicoanálisis grupal, el trabajo familiar con psicóticos y las patologías borderlines, incluyendo la psicoterapia psicoanalítica sin diván).
Una teoría psicoanalítica del vínculo debería dar cuenta teóricamente de todas sus expresiones (sugestión, hipnosis, fenómenos de masa, enamoramiento y amor, vínculos grupales, de familia, de pareja, institucionales etc.) El modelo de la interfantasmatización y del aparato psíquico vincular (M. Bernard), basado en el Aparato Psíquico Grupal de René Kaës permite explicar los fenómenos de indiscriminación y desubjetivación que suceden en cualquier vínculo humano, como así también los procesos de subjetivación y discriminación. Las alianzas inconscientes (contratos narcisistas y pactos denegativos) son propias de cada vínculo.
Palabras Clave
Vínculo, Aparato Psíquico Vincular, Aparato Psíquico grupal, Escena, Interfantasmatización, Alianzas inconscientes, Unidad dual.
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Résumé
Les liens humains ont des caractéristiques scéniques. En introduisant le dispositif du divan et la mise en paroles à travers l´association libre dans la cure individuelle, l’invention psychanalytique freudienne diminue considérablement ces caractéristiques scéniques du lien qu’elle cache pour l’observation analytique. La scène acquiert une importance théorique et technique pour la psychanalyse avec les dispositifs psychanalytiques face à face (la psychanalyse de groupe, le travail familial avec des psychotiques et les thérapies borderlines, y compris la psychothérapie psychanalytique sans divan).
Une théorie psychanalytique du lien devrait théoriquement rendre compte de toutes ces expressions (suggestion, hypnose, phénomènes de masse, coup de foudre et amour, liens de groupe, de famille, de couple, institutionnels, etc.) Le modèle de l’interfantasmatisation et de l’appareil psychique de lien (M. Bernard), basé sur l’Appareil Psychique Groupal de René Kaës permet d’expliquer les phénomènes d’indiscrimination et de désubjectivation qui apparaissent dans n’importe quel lien humain, ainsi que les processus de subjectivation et de discrimination. Les alliances inconscientes (contrats narcissiques et pactes dénégatifs) sont propres à tout lien.
Palabras Clave
Lien, Appareil Psychique de Lien, Appareil Psychique groupal ou de groupe, Scène, Interfantasmatisation, Alliances inconscientes, Unité duel.