Hay silencio en mi guitarra cuando canto el yaraví
mi canto se queda dentro de mí.
Cuando el amor me hizo señas todo entero me
encendí y a fuerza de ser callado callado me consumí.
Le tengo rabia al silencio por lo mucho que perdí, que no
se quede callado quien quiera vivir feliz.
Canción: Le tengo rabia al silencio

Atahualpa Yupanqui

 

Introducción

El silencio duradero de un paciente en la sesión y que se repite en forma prevalente en el transcurso de un tratamiento psicoanalítico, va a representar un obstáculo importante para el trabajo del psicoanalista y en el desarrollo del proceso psicoanalítico.

Este silencio también va representar una incógnita para el analista, hasta que se lo pueda llegar a comprender en su significado posibilitando su comprensión e interpretación, produciendo una modificación del mismo (el silencio) en el tratamiento, conllevando un mejor esclarecimiento de la conflictiva del paciente. Este conocimiento, posibilita un cambio en la situación analítica y en el proceso terapéutico y por ende en la vida del paciente.

El silencio en el análisis, por parte del paciente, no es equivalente a no comunicación, (pues también existen las comunicaciones no verbales). Algunos pacientes, (predominantemente neuróticos) en ciertos momentos de su decurso asociativo, hacen silencio, cesan de hablar, como consecuencia de la represión; en otros, ésta dificultad, es determinada por déficit del repertorio simbólico de su preconsciente, el de poder hacer pensable ciertos aspectos de su vida psíquica. En ambos casos lo que observamos es que el paciente no utiliza el lenguaje verbal como instrumento de comunicación, aunque sea éste, el que deseamos y esperamos de ellos, basados en la regla fundamental.

Por otra parte son también verbales nuestros, señalamientos, interpretaciones y construcciones; sin embargo utilizamos conscientemente o no, aspectos no verbales en la comunicación.

S. Freud (1910b, pág 28) nos enseñó la importancia de las asociaciones verbales de los pacientes para poder comprender e interpretar sus aspectos inconscientes. ¿Pero qué sucede cuando nos encontramos con insuficiencia o ausencia reiterada de dicho lenguaje verbal? La clínica del paciente borderline, estado límite o fronterizo y de los niños pequeños nos plantea dificultades en ese sentido.

Aquí adquiere importancia para nosotros el lenguaje no verbal, y los psicoanalistas de niños (M. Klein y A. Freud) nos proveyeron de algunos instrumentos para conocer dicho lenguaje (no verbal) a través de la hora de juego, donde los dibujos y los juegos de los niños, expresan importantes aspectos de su vida mental o de su déficit. Y el analista de niños los puede llegar a entender, comprender y posteriormente interpretar a través de la palabra, aunque no solamente a través de ella.

La palabra también vehiculiza aspectos no verbales del analista (fonológicos como los rítmicos, modulación, pronunciación, intensidad de la voz, etc.), sin dejar de tomar en cuenta que nuestros silencios, nuestra mímica, gestos, movimientos, respiración, estornudos etc., son elementos con los cuales también nos comunicamos e influimos negativamente o positivamente en el curso de un tratamiento.

La observación del lenguaje no verbal del analizando nos puede permitir acceder por ejemplo a las fantasías, pensamientos y también aspectos no simbolizables, contenidos en sus gestos, en sus silencios, movimientos, tipo de respiración, sonidos (murmullos, gemidos, risas) movimientos corporales, expresiones de su mímica facial, (sonrisa, chupeteo, etc.) sus estados de sueño, somnolencia.

El silencio de nuestros pacientes puede abarcar un espectro amplio de significados: indiferencia, frustración, seducción, resentimiento, rabia, pánico, tristeza, ansiedad, vacío, aburrimiento, timidez etc. El silencio no necesariamente es siempre resistencial u hostil, puede ser cálido, amable y también elaborativo.

En este trabajo solamente me referiré al silencio que opera como obstáculo importante para la continuidad del tratamiento psicoanalítico

Diferentes autores han escrito sobre el silencio del paciente y del analista, en este trabajo tomaré los aportes de algunos de ellos, que pienso pueden ser útiles.

S. Freud (1891) se interesó tempranamente en las dificultades del habla en su monografía sobre las afasias, desarrolló entre otras ideas la de una afasia funcionalproducida por un trauma, en la cual no se detectaría una lesión cerebral comprobable anatómicamente.

 

Posteriormente en Neuropsicosis de Defensa (1894) plantea que el silencio del paciente (lagunas mnémicas) es producto de una defensa para evitar un sufrimiento provocado por un conflicto intrapsíquico.

También se podría pensar en el mutismo consecutivo a una situación traumática como las neurosis de guerra, catástrofes etc., que determinan un avasallamiento del aparato psíquico por altas magnitudes de excitación que sobrepasan las pantallas protectoras del psiquismo desorganizándolo.

Robert Fliess, psicoanalista e hijo del interlocutor privilegiado de S. Freud, en su artículo Silencio y verbalización (1949) plantea que el aparato del lenguaje está condicionado por las características del papel erógeno de su actividad excretoria (sus zonas erógenas).

Diferencia tres tipos de silencio a) erótico uretral donde el aparato del lenguaje funciona según el modelo del esfínter uretral en el momento de su cierre, esta forma de silencio es para él la más normal, que semeja la puntuación de una conversación corriente, da la impresión de haberse “olvidado” sin desconectarse del vínculo analítico. b) erótico anal en el cual el aparato del lenguaje funciona según el modelo del esfínter anal, que es producto de una inhibición y es más regresivo que el anterior, pues controla la emergencia de un afecto regresivo, por medio del silencio, hay una suspensión del discurso c) silencio erótico oral donde el aparato del lenguaje escapa del control de la erogeneidad oral, reemplazando la verbalización por el silencio. El paciente parece haberse ausentado físicamente, no respondiendo a las exhortaciones del analista y el silencio parece interminable.

Este tipo de silencio es el más regresivo de los tres, y según Fliess el paciente perdió el habla, pues ha regresado a un momento previo al lenguaje, cercano a la experiencia intrauterina. Aquí el analista deja de existir como objeto del mundo exterior, implica por lo tanto el despliegue de transferencias más primitivas, de lo arcaico en la situación analítica. Pienso por mi parte que este ultimo tipo de silencio erótico oral podríamos adscribirlos a los pacientes con déficit importantes en su estructura psíquica.

Osvaldo Bodni (1996) diferencia cuatro tipos de silencio: esquizoide, melancólico, psicopático y paranoico. Al referirse a los pacientes con silencio esquizoide (tipo de silencio que desarrollo en este trabajo) plantea que en éstos, el mutismo reemplaza la verbalización, con una incorporación del analista, que determina una fusión, borrándose las diferencias entre ambos, esta forma de presentación corresponde a una etapa de fijación oral 1 (de succión). Aunque concluye que estas variedades de funcionamiento mental pueden coexistir en un mismo sujeto.

Los pacientes borderline o estados límites o fronterizos, son los que frecuentemente ponen en cuestión nuestros habituales instrumentos de navegación psicoanalítica; (J. André 1999), diseñados prevalentemente para las estructuras neuróticas, como la asociación libre y escucha en atención flotante y el encuadre; en cambio, algunos de estos pacientes difíciles, pueden presentarnos un silencio pertinaz, difícil de resolver.

L. Grinberg (1996) postula la existencia de dos categorías de pacientes borderline según su sintomatología, sus defensas y la dinámica de sus relaciones objetales: a) pacientes fronterizos de tipo esquizoide y b) pacientes fronterizos de tipo melancoloide.

Los pacientes con modalidad esquizoide presentan una actitud de desapego, aislamiento, exhibicionismo y tendencia a la despersonalización, tienen dificultades para soñar y cuando lo hacen son sueños de tipo evacuativo, tendencia al acting out marcada. L. Grinberg propone estar atento al funcionamiento de la identificación proyectiva patológica procurando entender las reacciones contratransferenciales

¿Qué hacer frente a estos casos? ¿Qué instrumentos podemos utilizar para poder superar el obstáculo? Pienso que la utilización de la contratransferencia, los estados de ánimo, ocurrencias y fantasías del analista van a contribuir a la mejor comprensióndel paciente permitiendo resolver estas dificultades.

 

La utilización de la contratransferencia como instrumento

Pienso que la contratransferencia es un elemento útil para poder llegar a comprender el significado del silencio y su posterior interpretación brindada como una hipótesis, que luego será convalidada por las asociaciones del paciente tal como nos enseñó S. Freud (1937b) en su articulo Construcciones en el análisis. Lo ilustraré mas adelante con un material clínico de un paciente en análisis.

Sigmund Freud en su artículo Las perspectivas futuras de la terapia analítica (1910a) menciona por primera vez el término contratransferencia: “Otras innovaciones de la técnica atañen a la persona del propio médico. Nos hemos visto llevados a prestar atención a la “contratrasferencia” que se instala en el médico por el influjo que el paciente ejerce sobre su sentir inconsciente, y no estamos lejos de exigirle que la discierna dentro de sí y la domine”, (el subrayado es mío). Como vemos en esta cita, define a la contratransferencia como consecuencia de la influencia del paciente sobre la actividad inconsciente del analista y que éste la debe reconocer y dominar (su actividad inconsciente) y es por esta razón que Freud recomienda en este artículo el autoanálisis del analista (aunque posteriormente piensa que el analista debe efectuar dicho análisis con otra persona o sea el análisis didáctico) para discernir y dominar la contratransferencia.

Por otra parte S. Freud en (1912, pág 111-9) escribe que el analista “debe volver hacia el inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente, como órgano receptor”. Con lo cual podrá estar en contacto con aspectos de lavida inconsciente del paciente.

Sin embargo S. Freud no dio el paso que anteriormente había dado con la transferencia que primero la conceptualizó como resistencia y posteriormente como un instrumento importante para conocer los aspectos inconscientes infantiles del paciente reactualizados por medio de esa transferencia, sobre la figura del analista.

Es bastante tiempo después que Paula. Heiman (1950-1960) y Heinrich Racker (1953-1960) desarrollan ambos la idea de que la contratrasferencia es un instrumento útil para el tratamiento psicoanalítico, para ayudar a la comprensión de los significados escondidos en el material traído por el paciente, lo escriben ambos simultáneamente de una manera similar sin tener conocimiento uno del otro. Es de destacar sin embargo que H. Racker lo presentó en la Asociación Psicoanalítica Argentina en el año 1948 aunque lo publicara tiempo después, en ese sentido seria previo su trabajo al de P. Herman. La contratransferencia seria un instrumento sensible, que puede ser muy útil para el desarrollo del proceso analítico.

Podríamos decir según Racker (1960) que la contratransferencia operacomo obstáculo por el peligro de escotomas, como instrumentopara detectar lo que puede estar pasando en el paciente y como campo en el cual el analizado puede adquirir una experiencia viva y distinta de la que tuvo originariamente. En su libro Estudios sobre técnica psicoanalítica diferencia las ocurrencias contratransferenciales de las posiciones contratransferenciales en relación a los grados en que el Yo del analista está implicado en éstas (1960 pag. 245-249) dando varios ejemplos de las mismas. Asimismo piensa que tanto las ocurrencias como las posiciones contratransferenciales son el resultado de un momento de enlace de los dos inconscientes, de una simbiosis psicológica, entre el paciente y el analista. Podríamos decir que ambos están implicados en el campo analítico creado por los dos, existiendo una fantasía inconsciente común que estructura dicho campo y por ende la contratransferencia, como lo desarrolló Willy y Madeleine Baranger (1961-62).

H. Racker (1960, pág.249) piensa que las ocurrencias contratransferenciales “…son vividas como ocurrencias, asociaciones libres o fantasías sin mayor intensidad emocional y un tanto ajenas al yo”, por lo tanto permiten ser pensadas y utilizadas por el analista para la comprensión del paciente a diferencia de las posiciones contratransferenciales en las cuales el yo del analista está envuelto en la experiencia contratransferencial tendiendo a actuarla; aunque en la medida en que pueda concientizar su posición contratransferencial, podrá visualizarla, hacerla pensable y de esta manera podrá comprender al paciente a partir de ella. Como ejemplo de una ocurrencia contratransferencial Racker, (2000, pág 23) en una sesión un analizado quiere pagarle los honorarios, le da un billete de mil pesos y le dice lo que debe devolver, el analista sale a buscar el cambio en otro cuarto dejando el dinero sobre el escritorio, en el lapso entre ir y volver tiene la fantasía (ocurrencia contratransferencial) de que el paciente tomará el dinero y le dirá al volver que el analista lo guardó, cuando vuelve encuentra los mil pesos en su lugar, el analizado luego se acuesta en el divan y le relata que mientras se había ausentado, tuvo la fantasía de guardarse el dinero, de darle un beso de despedida al billete.

Las ocurrencias libres (Racker 1958) que ocurren en la situación analítica serían entonces un instrumento técnico muy eficaz para la comprensión de la situación analítica y del proceso analítico, y en ciertos tipos de silencio pueden permitir la comprensión de lo silenciado, y al interpretarlos pueden producir la emergencia de materiales inéditos y asociaciones que destraban el impasse que el silencio provocaba en el proceso psicoanalítico, este aspecto también será ilustrado mas adelante.

Afirma Racker que la concordancia de la fantasía del analista y la primera fantasía del analizado puede explicarse como proveniente de un enlace de los dos inconscientes, producto de una simbiosis psicológica de ambos. Este ejemplo paradigmático nos muestra la importancia de las ocurrencias contratransferenciales para la comprensión del paciente, recalcando que el peligro para él, es que no se preste suficiente atención a estas ocurrencias y que no se haga uso de ellas para la comprensión y eventual interpretación. Algo parecido aporta Joyce Mc Dougall como veremos más adelante.

Por otra parte D. W. Winnicott (pág. 198) plantea que “hay mucho que decir acerca del uso que el analista puede hacer de sus propias reacciones, conscientes e inconscientes, ante el impacto del paciente psicótico, o de la parte psicótica del mismo, sobre su ser (el del analista), así como acerca del efecto que esto tiene sobre la actitud profesional del analista”. Promoviendo su utilización para la comprensión, comunicación e interpretación del paciente.

J. Sandler y otros (1973) consideran que la contratranferencia es: “la repuesta emocional específica que surge en el analista debido a cualidades especificas del paciente” y consideran que el escrutinio constante por parte del analista de su contratransferencia ayudaa una mejor comprensión de los procesos psíquicosque ocurren en el paciente.

L Grimberg (1996) se pregunta como descifrar los múltiples significados de los silencios encerrados en la comunicación verbal.Es importante para él observar la postura corporal, gestos y movimientos. Mientras escucha en “atención flotante” el silencio, espera alguna ocurrencia o sentimiento contratransferencial que pueda correlacionar con lo que ocurre específicamente en la sesión entre el paciente y él. Para él, el uso de la contratransferencia sublimada, la intuición y las reacciones de contraidentificación proyectiva son elementos útiles, para comprender que le pasa al paciente mientras está en silencio, proponiéndolo para la clínica de los pacientes borderline.

Bollas C (1987, pág 242-43) Considera que además de la atención libre y flotante que permite la escucha simultánea en varios niveles; requiere, citando a Paula Heiman, que el analista “necesita de una sensibilidad emocional que se despierte libremente, a fin de percibir movimientos emocionales y fantasías inconscientes de su paciente, y no perderles el rastro”. Agregando que cuando se establece una predisposición contratransferencial se crea un espacio interior en el analista que complementa las asociaciones libres del paciente. Considera que ciertos pacientes (como es el caso de los estados límites) no pueden expresar sus conflictos en palabras y su transferencia preverbal se abre paso en la contratransferencia del analista, donde se localizan ideas que brotan por la asociación libre del analista(ob.cit., pág 275) serían equivalentes a las ocurrencias contratransferenciales de Racker.

Para Bollas si el analista está bien analizado y confía en su propio funcionamiento y captación del objeto es posible que tenga la aptitud para producir en él una regresión contratransferencial generativa, siendo de esta manera receptivo a variados grados de locura en él mismo, en los casos de los pacientes severamente perturbados. (ob.cit. pág 246). Para este autor gran parte del trabajo de la contratransferencia consiste en trasladar a imágenes y lenguaje la experiencia de ser el objeto del analizando, y a través de este trabajo poder dar a conocer al paciente aquello de lo sabido pero no pensado por éste.

André Green (1990a) al referirse a los casos fronterizos plantea que en éstos la defensa predominante es la escisión, y además que las pulsiones parciales (unidas a objetos parciales) ponen al yo bajo la amenaza de la fragmentación y propone que es necesaria “una narcisización previa del yo con miras a establecer una relación de objeto” (1990a pág 151) (el subrayado es mío). Esta narcisización del Yo requiere una operación de ligazón con intervenciones que liguen los jirones del discurso del paciente, pues la dificultad principal es el déficit de simbolización, proponiendo un primer tiempo que es religar los aspectos preconscientes conscientes y luego utilizar estas ligazones para religarlas con el inconsciente escindido, agregando que este trabajo en superficie, al ras de las asociaciones, tiene por objeto constituir un preconsciente (1990a, pág 151) (el subrayado es mío).

Luise de Urtubey en su artículo Sobre el trabajo de contra-transferencia (1994, pág 719)subraya que la contratransferencia es esencialmente inconsciente “la contra-transferencia no aparece directamente a la conciencia sino que se manifiesta como signo a descifrar no identificado ni comprendido de inmediato (las cursivas son de la autora), que surge bajo forma de afectos, sentimientos, asociaciones, representaciones, fantasías, imágenes, lapsus, actos fallidos, interpretaciones o intervenciones surgidas de manera impensada, sueños, proyectos, metáforas o comparaciones inesperadas”, (el subrayado es mío) ella recalca que estos fenómenos son retoños o expresiones directas (afectos invasores) del inconsciente.

Para dicha autora en acuerdo con W y M. Baranger (ob. cit.), la contratransferencia forma parte de la situación analítica siendo producto de la interrelación entre el analista y el paciente. La contratransferncia contribuye a la construcción, desarrollo y posterior resolución de la situación analítica, permitiendo la comprensión de lo que el paciente no sabe, gracias al funcionamiento mental del analista determinado por: la permeabilidad a su inconscienteque le permite unir la representación de cosa y de palabra,la transferencia del paciente y la situación analítica construida entre ambos.

Ella postula un trabajo, por parte del analista de su contratransferencia, permitiendo su elaboración. Debe sumergirse en el inconsciente del paciente y luego efectuar un trabajo preconsciente de acceso a la superficie consciente, precedido por una reconstrucción del contenido manifiesto del cual partió (la fantasía o el afecto etc. contra-transferencial) estableciendo vinculaciones entre lo que está disperso o fraccionado (similar al trabajo de ligadura planteado por A. Green).

Agrega algo importante, que la captación de la contratransferencia y su utilización como instrumento tiene que ver con el análisis del analista, al haber éste vivido, situaciones analíticas transfero-contra-transferenciales de manera prevalentemente inconsciente, .en relación a su propio analista. Por eso es importante el análisis del analista y también su autoanálisis para el trabajo de la contratransferencia con el paciente.

Por otra parte J. Mc Dougall (1982, pág 165) nos advierte: “A pesar del aspecto ilusorio tan conocido de la contratransferencia, me veo obligada a suponer aquí que esas emociones no son el único reflejo de los conflictos inconscientes del analista. Añadiré aún algo más: mientras el analista persista en no detectar más que los eslabones de las asociaciones, en seguir los hilos significativos del discurso aplicando fielmente el sistema de explicación del código heredado de su formación, y sea cual fuere el código privilegiado, el proceso analítico estará bloqueado por la resistencia de la contratransferencia”.

 

La ensoñación del analista

Pero al querido Orestes, afán de mi vida lo amamanté, lo
recibí de las entrañas de su madre; sus gritos penetrantes que
nos hacen levantar de noche tantas veces, ¡cuantas miserias!
¡Haberlas soportado para nada!
Un pequeño sin razón, hay que criarlo como a un animal, ¿no
es así?, estar cerca de él, no habla cuando está todavía en
pañales sea que tenga hambre, sed o ganas de orinar. El joven
vientre se descarga solo, Allí hay que ser profeta y sin duda
muchas veces me equivoqué; limpiaba las mantillas, era a la
vez nodriza y lavandera. Tenía esta doble carga, había recibido
a Orestes para presentarlo a su padre”

Esquilo, Coéforas  458 A, C

 

Es Bion (1991) quien plantea que para la construcción de las representaciones (elementos alfa) en el lactante, es necesario que la madre tenga capacidad de reverie, consecuencia de su propia actividad psíquica de ensoñación, que le permite captar y registrar los estados emocionales de su hijo, significarlos y luego brindarle representaciones que le permitan una comprensión de sus estados afectivos-corporales. Por lo tanto adquiere importancia la ensoñación y la función simbolizante de la madre (función alfa) y el infans depende de esta capacidad materna para humanizarse y desarrollar su psiquismo.

Partiendo de estas ideas podemos pensar: que el analista no solo escucha el discurso verbal del paciente, también capta otros aspectos no verbales del mismo, a través de su contratransferencia y los rescata al estar en un estado de ensoñación similar al que la madre tiene con su bebé.

Es de aclarar que el analista también capta en su actividad de ensoñación aspectos de la historia del análisis con dicho paciente: fragmentos de sesión recientes o de sesiones anteriores, sueños, etc., y que al decir de André Green (1990b, pág 169) por la actividad de religazón (del analista),“que se efectuará seleccionando y recombinando los elementos así espigados para dar nacimiento a la fantasía contra-transferencial (el subrayado es mío) que va al encuentro, se suponede la fantasía transferencial del paciente.

Esta capacidad de ensoñación del analista es esencial para poder analizar la prehistoria del paciente (previa a la adquisición del lenguaje verbal y por lo tanto imposible de recordar) permite captar, aspectos del paciente que son transmitidos de una manera para-verbal (lo fonológico) y extra verbal al analista y éste los capta merced a su capacidad de ensoñación y tomar estos aspectos del paciente merced a su contratransferencia.

La contratransferencia entonces deja de ser un obstáculo que requiere del análisis del analista, y pasa a ser un instrumento importante, tanto para la comprensión del paciente, fundamentalmente de aquello “sabido pero nunca pensado” según Bollas (1987c); como también va a conformar, junto con la transferencia, un par dinámico, necesario e imprescindible para el desarrollo del análisis, que inevitablemente discurre en dicho campo transfero-contratransferencial y que con el trabajo tanto de la transferencia y la contratransferncia permiten la evolución del proceso psicoanalítico.  

 

Ilustración Clínica

El paciente a quien denominaremos Leandro tiene 25 años en el momento de la consulta (y me es derivado por una colega quien atiende a su esposa).

Refiere varios motivos para consultar en su primera entrevista:: Por una parte su esposa lo presiona para que se trate y cambie, amenazándolo con la separación luego de un episodio policial. Otro motivo es que no tiene diálogo con su mujer, describiéndose como metido dentro de sí mismo, sintiéndose encerrado y pasando por etapas depresivas durante las cuales se siente alejado, abúlico, pensando en sus problemas, desconectado de las personas que lo rodean. Tiene dificultades para disfrutar de sus logros, la compañía de su mujer y de sus hijos, y teme parecerse a su padre en sus aspectos depresivos. Se siente débil e incapaz de defenderse frente a las agresiones. En su vida sexual no tiene satisfacción.

Le ha pasado que caminando solo por la calle, algún hombre lo ha mirado y ha vivido esto como que algo homosexual de él, provocaba las miradas de los otros. Lo relaciona con un episodio de su pubertad. A los 13 años le festejaban su cumpleaños, el Bar- Mitzvá, tuvo que ir a cortarse el pelo y el peluquero, un hombre de 65 años, le dio un beso en la boca e hizo que tocara sus genitales no pudiendo oponer resistencia. Esa noche, en la fiesta, se sintió sobrecargado por éste secreto y muy culpable. Tuvo también un episodio policial que consistió en que la policía fue a buscarlo a su trabajo, por estar involucrado en la falsificación de estampillas fiscales. Unos clientes le habían pedido hacer una falsificación a la que se negó, pero como luego contrajo deudas, y tenía dificultades para pagarlas, finalmente aceptó. Le pagaron y se olvidó de lo sucedido hasta que la policía fue a buscarlo.

Leandro negó haber efectuado la falsificación. Lo encerraron con los dos falsificadores que lo habían denunciado, pero después decidieron desvincularlo para evitar una pena mayor(asociación ilícita al ser más de dos los involucrados).

Se trata de un paciente con desconexión vincular, que implica un déficit de los mecanismos útiles en la conexión con la realidad (déficit de su preconsciente). Leandro no se dio cuenta de la significación y de las consecuencias de su acto delictivo. Corrió un gran riesgo por su desconexión. Este aspecto desconectado de características esquizoide se evidenció posteriormente en el tratamiento psicoanalítico y ocupó prioritariamente el proceso terapéutico en sus primeros tiempos.

 

El proceso psicoanalítico, el silencio y la contratransferencia

Una de las mayores dificultades técnicas durante el primer año de tratamiento, era que en casi todas las sesiones Leandro permanecía largos periodos de silencio que podían llegar hasta 20 minutos o más en una actitud de retraimiento, provocando en el analista estados afectivos de aburrimiento, somnolencia y embotamiento. Cuando hablaba era un discurso lento, monótono y desganado.

Los intentos de modificar este silencio mediante preguntas y los señalamientos no lo modificaban y se transformaban estos intentos, en clichés estereotipados o en pedidos de que hable. Fue una tarea ardua basada en la utilización de la contratransferencia para poder develar el motivo subyacente a su silencio y poder modificarlo.

Una ocurrencia inesperada que posteriormente conceptualicé como ocurrenciacontratransferencial (E. Racker 1958), me brindó uno de los caminos que me permitió comprender, significar, y a posteriori interpretar su silencio, posibilitando una ruptura del mismo, como así también un cambio en el proceso terapéutico que se había estancado.

En una sesión, de comienzo de la semana, luego de acostarse en el diván  relata que: “el dueño del departamento donde alquilo, se arrepintió de vendérmelo y ahora tengo que dedicarme a buscar una casa con mi mujer…” se queda callado largo rato y luego de haberle interpretado que: “se siente sin vida propia y espera que yo rellene los silencios, como esperaba los consejos de su suegro para comprar ese departamento (se queda en silencio varios minutos), luego comienza a hablar diciendo: ”…Sí yo hago poco por mí, el domingo me fui con los chicos a un espectáculo infantil y era malo y me aburría, pero se me ocurrió hacer un pájaro de papel, que me había salido muy lindo, tan es así que al llegar a mi casa, mi hija se lo mostró a mi mujer y ella estaba asombrada de lo lindo que estaba.”

Analista “Se asombra de lo que pueda descubrir dentro de sí mismo, que no sabe…”

Luego de esta interpretación se produjo un largo silencio. Esto fue produciendo en mí, un estado de embotamiento y aburrimiento, cuando sorpresivamente irrumpe en mi mente una imagen o escena del film “Alien el 8º pasajero” que había visto tiempo antes.

La escena evocada era la de un monstruo extraterrestre, Alien, que salía del pecho ensangrentado de un astronauta, al cual había invadido y parasitado; el monstruo alienígeno se mostrabaextremadamenteamenazador y agresivo. Esta imagen me produjo un impacto de sorpresa, sacándome del estado de embotamiento y somnolencia, mientras tanto podía observar que Leandro continuaba aparentemente tranquilo con su silencio habitual.

Este hecho ocurrió en los tramos finales de la sesión habiendo producido un efecto en mí impactante y desconcertante. No pudiendo establecer ninguna hipótesis ni interpretación, salvo que fuera una interpretación cliché, decidí no interpretar y pensar qué hacer con esta ocurrencia. Me preguntaba si era la expresión de un aspecto transferencial propio, o era un aspecto clivado del paciente que yo había captado gracias a mi contratransferencia, en este caso sería una ocurrencia contratransferencial (Racker 1958). Decidí pensarlo luego de la sesión, para no generar una actuación interpretativa (acting in).

Pienso que la ocurrencia contratransferencial fue la captaciónde un aspecto disociado o escindido de Leandro y proyectado en mí, que por el mecanismo de la identificación proyectiva inducía mi embotamiento. Pude hacer una hipótesis: que Leandro expresaba el temor de echar a volar su imaginación pues temía que puedan salir monstruos o aspectos muy agresivos de si mismo, que los vivenciaba como locos y que no los podía controlar. Por tener además un déficit en su capacidad simbólica, de su preconsciente, tenía dificultades para posibilitar un procesamiento psíquico a través de las representaciones depalabra, no utilizando el lenguaje hablado como expresión de comunicación. Por eso no hablaba por déficit y por temor a que salieran de él esos aspectos de una forma impulsiva. El resultado era una inhibición de sus funciones yoicas que le impedían por un lado defenderse en las situaciones cotidianas de la vida, y por el otro desplegar su imaginación y sus fantasías.

En la sesión siguiente Leandro volvió a quedarse en silencio largo tiempo. Teniendo ante sus ojos las puertas cerradas de un placard y yo pensando en mi fantasía contratransferencial de la sesión anterior, le interpreté que probablemente se quedaba callado por temor a expresar impulsos muy agresivos que temía no poder controlar de sí mismo. Se queda en silencio unosminutos y dice que tuvo la fantasía que en el placard había un cadáver de alguien asesinado, no pudiendo asociar ni agregar nada mas acerca de dicha fantasía.

Esta asociación del paciente me sorprende y al mismo tiempo me confirma la hipótesis desarrollada a partir de la ocurrencia  contratransferencial, evocada por mí en la sesión anterior, en el sentido de que hay aspectos escindidos, impulsivos, agresivos, destructivos, incontrolables en él, en ésta sesión expresadas con sobre el placard. (lo cual se confirma con materiales de sesiones a posteriores).

A partir de esta sesión se fue trabajando este sector escindido en él, utilizando en las interpretaciones, no sólo el material verbal y extra-verbal sino también las ocurrencias o estados contratransferenciales para que él pudiera captar y pensar sus aspectos impulsivos y agresivos y que los pudiera verbalizar y fantasmatizar.

Concomitantemente sus silencios, en el transcurso de las sesiones, se fueron espaciando pudiendo hablar más fluidamente y paralelamente yo no experimentaba ni embotamiento ni adormecimiento. Tiempo después, estando Leandro en sesión, tuve que levantarme, pues sonaba insistentemente el teléfono. Leandro no hizo ningún comentario sobre dicha circunstancia y siguió hablando y asociando alrededor de sus dificultades cotidianas.

Pero, un mes después, se queda en silencio varios minutos, al comenzar la sesión, lo cual no era usual en él últimamente y refiere que han internado a su cuñada adolescente (quien había tenido un episodio psicótico), contra su voluntad, por decisión de sus suegros, teme que le den electroshock (como en la película Atrapado y sin Salida), Su voz no refleja sus emociones y la violencia de lo que me estaba contando. En ese momento suena el teléfono en la otra habitación de mi consultorio y dice: “sabe, pensé que usted se levantaría a atenderlo y que entonces yo me levantaría, me escondería detrás de la puerta, y al volver usted a abrir la puerta le clavaría un puñal.”

Le pregunto por qué tuvo esa fantasía, y responde: “a lo mejor me da bronca que usted se fuera a atender el teléfono” (cosa que si había ocurrido semanas antes). “Bueno yo me siento culpable, por esto que pensé de usted, lo mismo me pasó cuando pensé en algunos momentos que se murieran mis hijos.”

Le interpreté que no era lo mismo hacer algo agresivo, que expresar, fantasear o pensarlo.

Considero que en esta sesión el paciente ya puede expresar sus críticas y reproches y decir cosas hirientes (puñal), pues sabe que su análisis y su analista lo contienen a diferencia de su cuñada. Leandro puede ahora llenar sus silencios con fantasías agresivas, y esto es un avance y una puesta en marcha de su proceso psicoanalítico, paralizado por el silencio reiterado al comienzo de su tratamiento. Hay una mayor verbalización, simbolización y fantasmatización y ha dejado su conducta esquizoide, en la transferencia, permitiéndose desplegar susaspectos arcaicos (la parte psicótica de la personalidad según J. Bleger) verbalizándolos en su relación con el analista.

En otras sesiones pudo hablar de sus dificultades para defenderse cuando era agredido en situaciones de su vida, manifestando así sus inhibiciones y el proceso terapéutico le permitió poder utilizar instrumentalmente sus aspectos agresivos y de acción para defenderse en diferentes circunstancias de su vida.

He citado estos fragmentos de sesiones para ilustrar la utilización de la contratransferencia (ocurrencias y estados afectivos contratransferenciales) como instrumento, en un tratamiento en el cual el silencio era un obstáculo aparentemente insalvable.

 

La validación de la contratransferencia 

“Porque, al final de cuentas, si el
psicoanálisis se desarrolla como ciencia
madura, terminará por encontrar que los
modelos que le llevan al éxito son los que
le son propios y no los que salieron por
analogía a los de otras disciplinas; y
entonces, así como la biología tiene sus
modelos homeostáticos yla sociología
sus modelos estructurales, el psicoanálisis
tendrá sus modelos psicoanalíticos”
.

Gregorio Klimovsky[1]

 

Pienso que el análisis personal, tal cual lo recomendó Freud (1910a) en Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica, permite ampliar el campo mental del analista en la medidaen que éste, además de hacer consciente sus conflictos personales, sus resistencias y resolverlos, incrementa su capacidad de captar con mayor precisión sus procesos mentales inconscientes. Esto permite que la mente del analista sea también un instrumento más eficaz para poder hacer pensables lo transmitido inconscientemente por el paciente, a través de las vías no verbales y para verbales de la comunicación.

¿Pero cómo sabemos que una ocurrencia, la fantasía sobre Alien) que tuve durante el silencio del paciente, es la consecuencia de un aspecto clivado del paciente captado por mí, como ocurrencia contratransferencial ó es un aspecto personal mío, que debería ser analizado y resuelto en mi análisis u autoanálisis personal?

De esta manera nos introducimos en la cuestión de la validación de la interpretación hechaa partir de la contratransferencia. Un camino nos lo brinda S. Freud (1937b), en su artículo Construcciones en el análisis, cuando afirma que las exteriorizaciones directas del paciente como el si o el no que sigue a la formulación de una construcción por el analista, no tienen valor corroborativo de la misma. Plantea quees importante tomar en cuenta variedades indirectas de corroboración que sean plenamente confiables escribiendo lo siguiente (Freud 1937b, pág 265) “Una confirmación igualmente valiosa, esta vez de expresión positiva, es que el analizado responda con una asociación que incluya algo semejante o análogo al contenido de la construcción” (el subrayado es mío).

Como vemos el valor confirmatoriode la interpretación o construcción está dado por las asociaciones del paciente inmediatas o mediatas a la interpretación o construcción del analista y más aún, para Freud (1937b, pág 266), “sólo la continuación del análisis puede decidir si nuestra construcción es correcta o inviable”.

Veamos esta cuestión en el caso del ejemplo citado: Luego de ocurrida la ocurrencia contratransferencial (la fantasía de Alien) no se la interpreta inmediatamente y en otro momento, se reflexiona y se piensa sobre la misma. (Aclaro que también podría posibilitarlo una actividad mental del analista en dicha sesióno a posteriori de la misma). Se considera que son aspectos escindidos del paciente proyectados en el analista y captados por éste.

La interpretación de sus aspectos impulsivos y agresivos en la sesión siguiente, cuando se produjeron similares fenómenos de silencio, dio como resultado una asociación que la confirma (la presencia de un cadáver en el placard). En las siguientes sesiones se produce un cambio en el sentido que se disuelve el silencio pertinaz y además el paciente produce otro material asociativo que es la fantasía de clavarme un puñal como reacción fantaseada a su enojo por una interrupción en la sesión.

Estos elementos (asociaciones, ruptura del silencio etc.) son a mi entender los que validan la interpretación contratransferencial. Además el decurso del proceso va mostrando a través del material asociativo que el paciente aporta diferentes situaciones actuales y pasadas de su vida en las cuales no se había podido defender adecuadamente.

 

Conclusiones

– Podemos concluir entonces, que la contratransferencia es un instrumentoimprescindible, útil y eficaz para el tratamiento psicoanalítico en general, adquiriendo mayor relevancia cuando el silencio se transforma en un obstáculo para el proceso psicoanalítico.

– La contratransferencia es también importante para el tratamiento de las patologías de déficit del preconsciente, (borderlines, estados límites o fronterizos) para posibilitar la actividad de ligazón y religazón.

– La capacidad de ensoñación del analista, posibilitada también por su análisis personal, permite una mayor capacidad de comprensión de su contratransferencia y su procesamiento mental, para advenir a lainterpretación de la misma.

– El silencio puede ser elaborativo, facilitando el pensamiento del paciente, pero también puede ser la expresión de inhibiciones y déficit de la actividad de pensamiento y de simbolización.

– La ocurrencia contratransferencial, como así también los estados anímicos contratransferenciales del analista (entre otros), permiten captar aspectos inconscientes del paciente que posibilitan al ser interpretados la resolución del silencio que bloquea el proceso terapéutico.

– La interpretación contratransferencial es validada por el decurso, mediato o inmediato, asociativo del paciente y también por los cambios producidos en el curso del proceso terapéutico.

– Se ilustra con un material clínico la resolución del silencio a través de la contratransferencia del analista.

 

* Quiero rendir homenaje al Dr. Augusto Picollo quien me incentivó a poder pensar y trabajar este material clínico utilizando mi contratransferencia.

Dr. Ezequiel A. Jaroslavsky: Médico, Miembro Titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Director de la Revista en Internet Psicoanálisis e Intersubjetividad,
www.psicoanalisiseintersubjetividad.com
Dirección: Marcelo T. de Alvear 2429, PB A, (1425) Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Mail: ejaroslav@intramed.net

 

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Resumen

El autor desarrolla su trabajo a partir de considerar el silencio pertinaz por parte de ciertos pacientes como un obstáculo importante en el proceso psicoanalítico. El silencio puede ser elaborativo, pero también puede ser la expresión de inhibiciones y déficits de la actividad del pensamiento y de simbolización. Es este último tipo de silencio el que provoca dificultades en el proceso psicoanalítico.

Podemos considerar el silencio como la ausencia del discurso verbal, pero no es equivalente a no comunicación. En los pacientes que presentan este tipo de dificultad adquiere relevancia el lenguaje no verbal como medio de transmisión.

La contratransferencia es un elemento crucial para comprender el significado del silencio, y de esta manera es un instrumento útil e imprescindible para poder modificar el impasse del proceso terapéutico.

La capacidad de ensoñación del analista y las fantasías y ocurrencias contratransferenciales que emergen en la mente del analista como efecto del campo analítico, permiten captar aspectos inconscientes escindidos del paciente y despejar los motivos de su silencio, posibilitando los procesos de figurabilidad y de representación.

Estas fantasías y ocurrencias contratransferenciales, al ser registradas y elaboradas en la mente del analista, pueden permitir, al ser interpretadas, hacer conscientes aspectos disociados y/o escindidos del paciente y , por lo tanto ser facilitadoras de la resolución del silencio que bloquea el proceso psicoanalítico.

La utilización de la contratransferencia es particularmente útil para el tratamiento de las patologías de déficit del preconsciente (borderline, estados límites o fronterizos).

La interpretación contratransferencial de los aspectos silenciados del paciente es validada por el decurso mediato o inmediato de las asociaciones del paciente y también por los cambios que ocurren en él y en la relación analítica en el transcurso del proceso terapéutico.

Se ilustra con un material clínico la resolución del silencio a través de la utilización de la contratransferencia del analista.

 

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Palabras claves

Silencio – contratransferencia – Psicoanalista – Reverie

 

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Summary

SILENCE AND COUNTERTRANSFERENCE

The author bases his article on the consideration that the persistent silences of some patients is an important obstacle in the psychoanalytic process. Silence may be working through, but may also express inhibitions an deficient activity of thinking and symbolization. It is the latter tipe of silence that generates difficulties in the development of the psychoanalytic process.

Silence may be considered the absence of verbal discourse but is not equivalent to non communication. Non verbal language as a means of expression becomes important in patients presenting this type of difficulty.

Countertransference is a crucial element for understanding the meaning of silence and is thus a useful and indispensable instrument form modifying impasse in the therapeutic process.

The analyst’s capacity for reverie and countertransference fantasies and ideas emerging in the analyst’s mind as an effect of the analytic field allow the analyst to grasp the patient’s split off unconscious aspects an to find reasons for this silence, which enables processes of figurability and representation.

When these countertransference fantasies and ideas, registered and worked through in the analyst’s mind , are interpreted, it may become possible to make conscious the patient’s dissociated and/or split off aspects and thereby facilitate resolution of the silence blocking the psychoanalytic process.

The use of countertransference is particularly effective for treating pathologies whit deficit in the preconscious (borderline state).

The countertransference interpretation of the patient’s silenced aspects is validated by the mediate or immediate course of the patient’s associations and also by changes which occur in the patient and in the analytic relation in the course of the therapeutic process.

The author presents clinical material to illustrate the resolution of silence through the use of the analyst’s countertransference.

 

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Key words

Silence – countertransference – Psychoanalyst – Reverie

 

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Notas

[1]Gregorio Klimovsky, Aspectos epistemológicos de la interpretación psicoanalítica (pág. 455 en “Los Fundamentos de la Técnica Psicoanalítica de Horacio Etchegoyen, Amorrortu editores, 1986.
[volver]

 

 

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