¿Cuáles son los elementos que condicionan la salud de la pareja?

Si pensamos que las diferentes cualidades emocionales representadas por los sentimientos y los afectos son comunes a todos, entonces lo que varía y nos diferencia a los unos de los otros son sus cantidades: excesos no resueltos, coágulos emocionales no digeridos (el objeto obstructivo de Bion), y fuertes perturbaciones externas que nos hacen sufrir y aumentan la cantidad y la intensidad de las defensas que activamos más o menos conscientemente, para hacer frente a este ataque. Este aspecto de protección produce una fuerte expresión de necesidad y una avidez que el otro, a su pesar, va a “deber” afrontar, tolerar, compensar. Lo hará porque esperamos que lo haga, porque él
nos ama y nos ha elegido.

¿Cuánto voy a buscar otro, manteniendo el respeto y el reconocimiento de su identidad y de su persona? ¿Hasta dónde puedo tratar de tener éxito solo para crecer y reparar partes de mí que sufren?

Busco aportar una respuesta a estos temas, proponiendo el modelo teórico – clínico de Antonino Ferro (1999, 2002, 2006, 2006, 2007, 2008), que resultó ser muy adecuado para el trabajo con los pacientes supervisados individualmente. Me gustaría ofrecer algunas ideas con respecto al encuentro entre tres psiques trabajando juntos en sesión, y las situaciones de incomprensión y de bloqueo a fin de expandir la reflexión, y abrir nuevos canales y nuevas significaciones.

Ferro desarrolla su modelo a partir de la teoría de Bion, según la cual la psique humana se forma a través de la relación con otra psique. Ella está sometida, desde su nacimiento, a los movimientos continuos de integración y carencia, en la formación de su aparato para pensar, sobre la base de las respuestas que recibe. Debemos leer los contenidos de una sesión como sueños diurnos, en relación con el presente y el clima relacional que se establece entre el terapeuta y el (los) paciente (s). El papel de la identificación proyectiva comunicativa (descripta por Bion y diferente de la primera conceptualización de Melanie Klein, 1946) es fundamental. Ella permite la expulsión del exceso de tensión y angustia en la psique del otro (en este caso del terapeuta), con la esperanza de que éste pueda mitigar y hacer que sea más tolerable. Esto sucede en lo interno en un movimiento oscilante continuo que activa la función-pensamiento y la construcción de su propio aparato mental y emocional, a través de relatos transformadores siempre diferentes y por la adquisición de nuevas significaciones.

¿Se trata de una verdadera crisis?

Hace dos años, una pareja de cuarenta años se presenta a nuestra primera entrevista.
El marido dice que él es un «transgénero» y que está en conflicto con su esposa; yo digo, que él querría «ver los ojos de su esposa brillar por su lado femenino, que ella debe amar y no sólo aceptar”. Él también se queja de que espera desde hace veinte años.

La mujer dice que esta es la causa por la que ella solicita psicoterapia, puesto, yo digo, “que ella no puede más». Su marido se vuelve cada vez más exigente y ella se siente considerada como un simple objeto. Ella querría reencontrar a su marido.
Creo que ellos se ven como una hermosa pareja heterosexual, físicamente atractivos. Sin embargo, su intercambio de palabras y gestos afectuosos se asemejan a una relación entre niños.

Se conocen desde los veinte años y tienen dos hijos, uno de cinco años y otro de tres meses.

El menor asistirá a terapia durante tres meses.

La demanda que ellos expresan me parece imposible de satisfacer, pero decido que no siempre tengo la razón por lo que no he de verbalizar este sentimiento y en cambio trataré de entender mejor la situación con ellos. Nuestro trabajo permite revelar sus experiencias y dificultades con sus familias de origen.

El marido tiene un temperamento muy reactivo e irritable, es altanero, reivindicativo y concreto. Dice tener necesidad de una sexualidad exigente y de promiscuidad. Se queja de ser hipertenso y de deber tomar beta-bloqueantes. Su familia está compuesta por una madre deprimida, un padre ausente, muy acomodada financieramente y que se expandió con su trabajo, y un hermano, unos años mayor que él a quien su madre siempre ha adorado. Él siempre ha sido un niño muy inquieto, que sufrió trastornos del sueño severos durante sus primeros tres años, hasta la llegada de una niñera Inglesa, contratada para ocuparse exclusivamente de él. Le encanta la competencia deportiva y pone constantemente a prueba su resistencia, desafiando los límites. Egocéntrico y convincente, acapara la mayor parte del tiempo de las sesiones. No se lo ve con aire de sufrimiento, aparte de sus síntomas físicos.

Su esposa es la hija de una actriz, madre soltera, frustrada y alcohólica, que había confiado desde su nacimiento en su propia madre, y después de su muerte, en su hermana mayor, con quien permaneció hasta su matrimonio. La única figura masculina que ha conocido, hasta el encuentro con su marido, fue su abuelo, de quien recuerda el lema de la familia: no separarse nunca, pase lo que pase.

Ella se describe como suave y flexible, con una fuerte resistencia a expresar una solicitud y tratando siempre de superar las dificultades. Se ve triste, ella es muy silenciosa e intimidada por los excesos de su marido. Ella teme especialmente el juicio de los demás y a menudo llora durante las sesiones.

La función de niñera

Lo primero que pensé después de nuestra primera entrevista fue en esta función.

Esta idea se reforzó progresivamente a medida que el tiempo pasaba, porque la pareja no pensaba dejar a su bebé en casa, para aprovechar mejor una sesión, «todo por ellos». Por otra parte, describen su cama matrimonial donde cada noche, se acurrucan con sus dos hijos.

La primera cosa en la cual pensé después de nuestro primer encuentro fue en esta » función niñera», haciendo hincapié en la necesidad de una niñera para los niños. Se miraron sorprendidos y parecían no haberlo pensado alguna vez. Pienso en una terapeuta – niñera, que pueda hablar un idioma extranjero. Me di cuenta en ese momento de la importancia de lo que subraya Ferro: permanecer mucho tiempo sobre el contenido y el lenguaje de los pacientes, para no asustarlos, y al mismo tiempo trabajar en nuestra «cocina interna» en torno a supuestos de transformación que tienen lugar en nuestras mentes, a la espera de posibles aperturas, si es que alguna vez éstas se presentan (2006).

La función – niñera (en la cual pienso) se refiere a la relación terapéutica y la función de continencia, expresada por el concepto de contenedor (?) – contenido (?), teorizado por Bion (1970) y desarrollado por Ferro.

Me refiero a la necesidad de leer el contenido del discurso de los pacientes, como las comunicaciones relativas al «aquí y ahora» de la relación, y que se convierten en personajes que habitan en el «campo» y que nos incluyen a los tres. Mi trabajo consiste en dar cabida a lo atascado (elementos ß o proto-emociones o elementos de la sensorialidad) en mi psique, y si el momento y las circunstancias me parecen adecuadas proponer una reformulación aceptable, gracias a la utilización de función a de mi mente.

A menudo es difícil para mí despejar un espacio de palabras y de reconocimiento, puesto que el marido se desahoga expresando sus reivindicaciones con pasión. Percibo igualmente el pesado silencio de su esposa.

Trato de comprender el contenido emocional de la comunicación verbal y no verbal, así como abordar y verbalizar una hipótesis acerca del supuesto significado implícito en el diálogo manifiesto que la pareja mantiene. Ferro habla de la utilidad de “alfabetizar las emociones”: se trata de dar un nombre a las expresiones, a menudo, confusas y caóticas, de las identificaciones proyectivas que el ámbito de la sesión planteada y desarrollada. La significación que tratamos de hallar es aquella que abre el reconocimiento e identificación de los estados emocionales y su comunicación, evitando el exceso de defensas, bloqueos e inhibiciones.

Siento que el marido es un paciente de difícil acceso: parece que tiene una necesidad especial de la función de niñera mientras él resulta difícil de tolerar.
Probablemente ahora ha optado, por «mostrar» desde hace un tiempo estados mentales intolerables y emociones muy intensas y aterradoras con graciosas atuendos femeninos. Él ya no tiene miedo al hacerlo.

Su esposa tiene necesidad de que se le pregunte todo el tiempo para expresarse.
Ella expone sus emociones con lágrimas, pero no puede verbalizarlas. Tengo el impulso de defenderla, cuando sólo se muestra como un espejo y una «valija» (Ferro, 1996) para las proyecciones intrusivas, y necesita el consuelo y el amor de su marido.

Yo me sorprendo a veces hablando en su lugar, como si estuviera tratando de poner en palabras la emoción que su mirada deja traslucir.

Bion (1965) argumenta que la «situación analítica» sólo se puede aproximar a lo que es esperable, y que es necesario estudiar con más detalle el «campo» donde se producen los cambios. Esta idea será útil y guiará mis pensamientos en la continuidad de la terapia. En efecto, la paciente dijo que su marido le había pedido permiso para probar su lencería aproximadamente dos años después de que se conocieron. Posteriormente, se volvió más y más «femenino».
En este momento, todos asumimos la hipótesis de que el «campo» de su relación había fomentado el establecimiento de esta situación, que era funcional a su «estar juntos» como pareja, hasta el momento en que para la mujer fue demasiado y tuvo la necesidad de pedir terapia.

Además, los aspectos narcisistas de la personalidad de su marido revelan su sentimiento de exclusión y de no haber sido amado, al menos como un niño por su madre, quien había elegido al mayor. Él no puede tolerar el riesgo de pedir a su esposa que lo ame como un hombre: el dolor de sus heridas jamás cicatrizadas no le permitía correr ese riesgo.

Podemos suponer la hipótesis de que la mujer se siente asustada, además de sentirse atraída por su marido, como representante del hasta entonces desconocido género masculino, y lo que por lo tanto no era tranquilizador. Ella habría favorecido así la formación de un «campo relacional» que, mediante el aumento de la «dosis» de lo femenino, poco a poco le permitiera adaptarse a pequeñas «dosis» de lo masculino. El hecho de cuidar de sus dos hijos desde el nacimiento, probablemente le resultaba más cómodo ahora.

Un gran cama para dos

El esposo y la esposa tienen cada uno la experiencia de una madre deprimida con un bebé. Si la madre fracasa en su función de “reverie”, el bebé sufre y es necesario activar otra función, la de una tercera persona, para ayudarles a tolerar la intensidad emocional de la relación y de la separación (el padre, el terapeuta).

En este sentido, Benghozi (2001) y Chilland subrayan la importancia de la asignación por parte de los padres al sexo del niño en el nacimiento, así como la influencia de los factores genéticos y biológicos por una parte, y lo sociocultural por otra, en función del desarrollo socio-afectivo. El niño interpreta los mensajes conscientes e inconscientes de sus padres como indicadores: ¿es digno de ser amado por ellos (por ejemplo:¿ es el sexo deseado por el imaginario parental? etc.). Esto produciría en él una «angustia narcisista incluso más fuerte que la angustia de castración» y lo llevaría a la siguiente conclusión: «No puedo ser amado, por eso no puedo amarme a mí mismo, es decir, existir, a menos que yo pertenezca al otro sexo «(2005).

Me acuerdo de las circunstancias que dan lugar a la solicitud de la terapia. ¿Cuál es el detonante de la crisis en ese momento? La crisis tuvo lugar el año en que el marido celebra sus cuarenta años y en los que su segundo hijo nació. Me pregunto qué pasa cuando una persona vuelve a vivir las mismas emociones que lo han herido cuando era pequeño. ¿Qué les pasa a sus defensas las que habían resistido hasta ahora?

La llegada del segundo hijo coincide con la aparición de una molestia en la sesión, al menos en mi mente, que es producida por la descripción de cuatro personas que duermen en la cama de los padres. Creo que esta cama es la representación de una gran confusión e indiferenciación. ¿Cómo construir un pensamiento, a la vez integrado e independiente en torno a los roles y funciones de la madre / padre, de la esposa / esposo, la identidad adulta e infantil, y de las angustias de abandono que acarrea cualquier separación?

Básicamente, la joven madre pide ayuda porque no podía salir de esto, ella busca la ayuda de su esposo, quien es a su vez un / una niño/a que reclama espacio y atención.

Preocupada y empática, les propongo que piensen en la incomodidad, de la cual ellos tienen experiencia, así como en la falta de privacidad, lo que impide su relación durante años para comunicarse y escucharse serenamente.

Después de unas pocas sesiones, un edredón de una marca extranjera aparece en la cama. Se compone de dos partes con dos densidades de relleno diferentes, lo que permite dormir mejor a la pareja, ya que son diferentemente sensibles al frío.
En este punto, intento animarlos a confiar más en sus recursos internos y a no subestimar a priori las ventajas que la diferenciación puede aportarles.

Después de aproximadamente un año y medio de terapia, el marido decide hacerse operar las amígdalas. Este procedimiento es seguido por algunos días de convalecencia, durante los cuales su esposa lo cuida maternalmente. El marido comenta que no ha sentido la necesidad de travestirse y pensar en las exigencias de su lado femenino. También observó una disminución de la presión arterial, la que se estabiliza en valores normales.

Casi al mismo tiempo, su hijo mayor es matriculado en la escuela primaria y pide poder dormir en su propia habitación.

Una parte de mí empieza a creer en un movimiento de integración, el clima de sesiones es menos tenso y en la cama ¡somos… tres!

Casa no es hogar

¿Cómo decorar de una forma más armoniosa y cálida el hogar interior de la pareja y mi relación con ellos?

Reconozco que algunas cosas han cambiado: la disminución de la tensión, tanto en casa como durante las sesiones. En casa, los roles y los espacios de cada uno son más adaptados a las exigencias de todos. La mujer puede verbalizar sus emociones con más frecuencia, ella puede oponerse a ciertos requisitos de su marido y poner a prueba sus propios deseos, aunque sean diferentes de las de los demás. Observo también otros signos positivos: el marido a veces puede decir «no sé» y expresa su resignación, con menos resentimiento y reivindicación cuando no puede conseguir lo que quiere.

Sin embargo, todavía utilizan grandes cantidades de defensas concretas y superficiales, que se repiten de manera casi-mecánica, remitiendo a un aplanamiento emocional. Siempre hay espacio para la intrusión y no respeto por el otro.

Sugerimos también una segunda interpretación de los síntomas transgénero, entre muchas otras posibilidades. Se puede entender como la parodia de una parte de la persona que tiene grandes necesidades y que está aterrorizada; o bien remite a la existencia de una parte sádica que viola, en la repetición de un ataque en el que no ve y no siente al otro, pero en el que se aprovecha de su debilidad para «destruir el potencial creativo de la madre en un gesto extremo de celos delirantes» (Meltzer, 1998).

Podemos formular la hipótesis de que estos aspectos diferentes coexisten y que su expresión o predominancia depende principalmente de las fuerzas emocionales en juego y, por qué no de la capacidad del terapeuta para reparar y bloquearlas en el momento adecuado. Todo no debe ser considerado «normal».

Ahora, regresamos a la dependencia tóxica de la simbiosis, que significa juntos, que no todo se debe a una elección, sino porque es obligadamente necesario. Expresado en otras palabras: «Si te marchas pierdo mi salvación» (Ferro, 2008). Podemos pensar en la construcción alrededor de la pareja, no como una membrana diádica (Dicks, 1967), permeable y, al mismo tiempo protectora de su intimidad, sino como una segunda piel, adhesiva y funcional, como fue descripta por E. Bick (1968), que los expone al riesgo de la folie à deux.

Los dos miembros deben estar siempre cerca en una relación donde el funcionamiento mental de la pareja es del tipo homosexual femenino (? ?) y su relación es fusional, superficial y no de confrontación (Ferro, 2006, 2008).
Es imposible entonces ir más allá del muro de la verdadera comunicación, la intimidad y el miedo profundo a compartir, de temer afrontar el esfuerzo de crecer y desconocimiento de la soledad -separación.

Esta pareja ¿no ha interiorizado aún una función a (alfa) suficiente, como para abrir una brecha en su muro y dar suficientes garantías de supervivencia? ¿O se trata simplemente de un límite en su terapia?

Traducción del francés al castellano por Lic. Irma Morosini

Lidia Vitalini
Vicepresidente de Arcipelago, Centro de Psicología Clínica para parejas y familias, Milán, Italia.

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Resumen

¿Travesti o travestismo? Cambios de la identidad de pareja y la familia

Dicks sostiene que la relación de pareja es la relación terapéutica natural, una posibilidad de crecimiento y maturación también individual, a través de las experiencias emotivas que la relación alimenta.

La pregunta que nos ponemos es si la elección de la pareja, que no consideramos casual, y la relación de pareja que se establece puedan tener influencias tan importantes que hacen emerger o modifican ámbitos significativos de la personalidad, como la identidad de género de uno o ambos miembros de la pareja.
En este trabajo nos proponemos reflexionar sobre si el cambio en acto pueda considerarse área de desarrollo ‘funcional’ para los equilibrios de la pareja y sobre cuales consecuencias pueda producir en la identidad familiar en el pasaje a la parentalidad.
A través de la presentación de ejemplos clínicos, se hace referencia al modelo teórico del Doctor Antonino Ferro.

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Palabras Claves

Terapia De Pareja – Identidad de género -Aparato para pensar –
Identificación proyectiva – Contenedor (?) contenido (?) -Alfabetización de las emociones- Rêverie – Desarrollo psico-afectivo – Simbiosis – Función a alfa.

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Abstract

Travestimento o travestitismo? Cambiamenti dell’identità coniugale e familiare

Dicks sostiene che la relazione di coppia sia la relazione terapeutica naturale, una possibilità di crescita e maturazione anche individuale, attraverso le esperienze emotive che la relazione alimenta.
La domanda che ci poniamo è se la scelta del partner, che assumiamo non essere casuale, e la relazione di coppia che si instaura possano avere influenze tali da lasciar emergere o modificare ambiti significativi della personalità, quali l’identità di genere di uno o di entrambi i partner.
In questo lavoro ci proponiamo di riflettere se il cambiamento in atto possa considerarsi area di sviluppo ‘funzionale’ agli equilibri della coppia e quali conseguenze possa produrre sull’identità familiare nel passaggio alla genitorialità.
Attraverso la presentazione di spunti clinici, facciamo riferimento al modello teorico del Dottor Antonino Ferro.

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Parole Chiave

Terapia di coppia – Identità di genere – Apparato per pensare – Identificazione proiettiva
Contenitore (?) contenuto (?) – Alfabetizzare le emozioni – Rêverie – Sviluppo psico-affettivo – Simbiosi – Funzione a alfa.

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Summary

Travesty o Transvestism? Changes in the couple and familiar identity
Dicks thinks that the couple relationship is the natural therapeutic relationship, a possibility of growth and maturity, also individual, through the emotional experiences that the relationship nourishes.
Our question is whether the choice of the partner, which we take for granted not being casual and the established couple relationship can have such influences that let emerge or modify significant aspects of the personality, such as the gender identity of one or both partners.
With this work, we intend to meditate if the on-going change can be considered as an area of functional development for the couple’s balances, and which consequences can have on the familiar identity in the transit to parentship.
Through the presentation of clinical hints, we make reference to the theoretical model by the Doctor Antonino Ferro.

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Key Words

Couple Therapy – Gender identity – Equipment for thinking – Projective identification
Container (?) content (?) – To give a name to the emotions – Rêverie – Psycho-affective development – Symbiosis – a alfa function.

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Résumé

Travestissement ou transvestisme? Changements de l’identité familiale dans le passage de la relation conjugale à la parentalité. ?

Dicks affirme que la relation de couple est une relation thérapeutique naturelle, une possibilité de croissance et maturation, même individuelle, à travers les expériences émotionnelles que cette relation alimente.
Nous analysons la question suivante : le choix du partenaire, que nous ne considérons pas fortuit, et la relation de couple qui s’instaure, peuvent-ils avoir une influence telle, qu’ils font émerger ou modifient des parties significatives de la personnalité, comme l’identité de genre de l’un ou des deux membres du couple ?
Dans ce travail nous nous demandons si ce type de changement peut être considéré comme une aire de développement «fonctionnel» à l’équilibre du couple et quelles conséquences peut-il produire sur l’identité familiale, au moment du passage à la parentalité.
Dans la présentation d’exemples cliniques, nous nous referons au modèle théorique du Dr. Nino Ferro.

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Mots Clés

Thérapie de couple – Identitè de genre – Appareil pour penser – Identification projective – Conteneur (?) contenu (?) – Alphabétiser les émotions – Rêverie – Développement psycho affectif – Symbiose – Fonction a alfa