En los cuadros clínicos con afecciones psicosomáticas, la realidad del daño físico denuncia la existencia de daño en otros niveles de realidad.

El cuerpo se presta como escenario de una dramática transubjetiva que refiere la cadena de anudamientos que existen a lo largo de las generaciones sucesivas.

Estos anudamientos devienen de conflictos o situaciones traumáticas enquistadas, las que por su carácter de insoportables atraviesan la situación de indecibles para la 1° generación, se tornan innombrablespara la 2°, para que finalmente en la 3° resulten impensables (Tisseron, 1997)1. Fenómeno que lleva a comprender su presentación con otro código más primario que la palabra, como es el corporal.

Del análisis de la historia clínica con pacientes psicosomáticos, surge comohallazgo repetido la presencia de síntomas y trastornos cuyo comportamiento es enigmático, lo que lleva a profundizar la búsqueda de datos de la historia transgeneracional, apareciendo indicadores de un pasado que pesa a través de sus silencios y ocultamientos, laberintos ingeniosos de la palabra reticente, por lo que el mensaje cifrado en el cuerpo, adquiere la relevanciade una denuncia.

El problema de la transmisión psíquica cuando se trata de contenidos traumáticos opera –como lo señala Rouchy2 – como transfusión.

En la fusión inicial sincrética entre la madre y su bebé, hay dos cuerpos y un solo psiquismo, entre ellos fluyen contenidos inconscientes de identificaciones que los atraviesan en esa fusión e inscriben registros. A veces con una marca que aliena (Faimberg3).

Ser habitado por las vivencias de otro da la pauta de algo extraño que acontece más allá de uno, de lo que no se puede hablar porque no se conoce.

Esta presencia constituye “lo negativo”, presencia de lo ausente, indicio de energía que no se puede ligar ni poner en palabras que permitan su comprensión simbólica.

El sujeto de la herencia destinado por la historia ancestral, es investido e inscripto por una historia que perfila las particularidades de su filiación. El niño adviene a esta historia. La historia se encarna en él.

El cuerpo es en el “aquí y ahora” de la cuarta generación el escenario donde se juega hoy la escena metaforizadadel “allá y entonces”.

El cuerpo deviene así un equivalente psíquico que reemplaza la ausencia de palabras con lenguaje de órganos en cifrado simbólico.

Desentrañar el “ más allá del cuerpo” supone comprender al cuerpo –mundo de la vida intrauterina y de los tiempos tempranos de la díada, donde el cuerpo de la madre es el vaso comunicante que hace posible la circulación afectiva catectizada de las significaciones de lo entrañablemente íntimo (entrañas del cuerpo a cuerpo) diferente de lo extraño.

El Yo de la madre basta para los dos: es un cuerpo, una psiquis y un mundo, y constituye un sincretismo fusional donde el bebé no identifica sino que es identificado: el bebé no atribuye, no deposita, sino que es depositario de lo mismo que circuló en su madre. Es una repetición cuyo proceso está en suspenso a la espera de una lectura que lo rescate.

Viñeta clínica:

  1. tiene 15 años. Llega a la consulta derivada por su médico clínico, por un especialista en reumatología y por su dentista. El motivo de consulta es un dolor pertinaz en la articulación témporo – maxilar el que padece desde hace dos años. Las consultas médicas y odontológicas verificaron bruxismo con deterioro de la densidad ósea y principio de artrosis en dicha articulación. Ella dice “vivo apretando los dientes”.Durante la noche utiliza un protector bucal. La joven presenta contracturas y realiza movimientos involuntarios del tipo puntapiés,“es como si la pierna se me escapara y pego una patada al aire… en el colegio las chicas no quieren estar cerca de mí por temor a que yo las patee…yo estoy todo el tiempo nerviosa, siempre tengo que moverme, es una necesidad, estoy como… como desaforada… no sé lo que me pasa”.

La historia clínica muestra una familia compuesta de padre, madre y tres hijos. Los hermanos son varones y mayores que ella4. Esta niña nace profundamente deseada y buscada por su madre y padre.

Desde su infancia ha tenido problemas respiratorios, ella es alérgica y ha sufrido dos incidentes de edema de glotis. Utiliza medicamentos en aerosol. Necesita estar en espacios abiertos. Desde que nació llora si se intenta apagar la luz haciendo crisis de llanto imposibles de calmar. Tiene pánico a la oscuridad.

A la edad de cuatro años la niña y su madre tienen un accidente de tránsito que afecta a la madre por lo que ésta debe permanecer en la casa por su necesidad de rehabilitación física y psíquica. Cuando la niña tiene que empezar la escuela no quiere separarse de su madre. Sus llantos desesperados no ceden con explicaciones, regalos ni castigos. Cuando su madre se enoja acepta quedarse en la escuela. Esta escena se repetirá cada mañana durante los tres primeros años. El cuadro cede para recomenzar cuando la madre (ya recuperada) es la que se va y ella la ve partir. Al llegar a 7° grado entra en pánico cuando en días de lluvia tienen que hacer gimnasia en un espacio ubicado en el subsuelo del colegio. La envían a gabinete psicológico. Durante el 2° año de secundaria no soporta permanecer en clase de historia (historia de Europa), ante la explicación de ciertos temas, ella pide retirarse o se descompone antes de poder pedirlo.

Por esa época comienza a apretar los dientes y hacia fin de año se queja de dolor en su mandíbula. Pide no dormir sola, llora mucho y prosigue sin tolerar que apaguen la luz. Ese año reprueba su curso de historia y debe presentarse a examen. Su cuadro de bruxismo y dolor mandibular ha avanzado por lo que realizan las consultas señaladas y al comprobar la pérdida de densidad ósea y el inicio de artrosis en la articulación, aconsejan el protector bucal nocturno y solicitan la consulta psicológica.

 

Inicio de las entrevistas

Cuando se inician las entrevistas solicito información sobre la historia familiar y el genograma. La madre pide venir sola para aportar detalles de la vida familiar de los cuáles me informa que jamás ha hablado. Su relato permite armar una historia de la familia.

Historia familiar:

Su madre (abuela de M.) perdió a su padre y hermanos en la guerra civil española. Ella y su propia madre (bisabuela de M.) se ocultaban en grutas. Quedaron solas, pudiendo luego huir en un barco hasta Chile. Allí cada una trabajó como empleada doméstica. Cuenta que su madre le relataba todo el dolor que sintió cuando tuvo que irse de su país dejando los restos de lo que había sido su familia, sólo se llevó sus recuerdos, a los que me aclara “seguro que habría querido dejar también”.

Tiempo después ellas tuvieron que separarse cuando el patrón que la había contratado se la llevó a una chacra del Sur. Una vez allí el patrón cuando su mujer salía, se la llevaba a su madre a un sótano oscuro y la violaba. Ella hacía lo imposible por no separarse de la señora de la casa para evitar la proximidad del patrón, pero él continuaba atrapándola y cómo había chicos en la casa, el patrón le ponía un trapo en la boca con el que le apretaba la mandíbula para que no grite. Ella lo pateaba para defenderse pero no lograba sacárselo de encima. Esto pasó hasta que quedó embarazada y los patrones la echaron de la casa. Abortó en el camino hacia Santiago adonde fue a encontrarse con su madre y pudo trabajar en la misma casa que ella. Después vinieron para la Argentina.

La madre de M. agrega: “…Yo participé en política,…era activista,… siempre peleé porlos derechos de los desheredados… sufrí persecución, debíesconderme,… finalmente me atraparon y estuve presa. Fui a un campo de tareas. Pasé largo tiempo con los ojos vendados, me rodeaba una oscuridad total y a veces me golpearon para que delatara a mis compañeros, yo apretaba los dientes para no hablar ni gemir, a veces no podía y lloraba, yo no quería y hacía esfuerzos para tragarme las lágrimas por orgullo… las crisis de asma me salvaron… por eso me sacaron, tal vez para que no me les muera ahí…”.

Ella afirma que cuando escuchó el relato de los problemas de su hija, pensó en sus propias vivencias y en las de su madre, aclarando que su marido sabe lo suyo porque eran compañeros.

En los dibujos y relatos de historias realizadas por M. aparecen reiteración de rejas y lugares oscuros.

Sugiero a la madre que se integre en sesiones vinculares con su hija dadas las dificultades afectivas de búsqueda y rechazo que circulan entre ellas. La madre acepta asistir reconociendo que ella experimenta un intenso fastidio por las dificultades de M. y que su dependencia le resulta demasiado pesada, a la vez que me aclara que hay una parte de la historia de la que jamás hablará (esto es puesto como condición para concurrir).

A medida que se avanza en el trabajo vincular, M. expresa que siente un marcado cansancio, el que a la luz de análisis clínicos tiene un diagnóstico incierto (¿mononucleosis o citomegalovirus?), ya que las pruebas de laboratorio no arrojan datos claros al respecto.

Se interpreta que es demasiado peso para ella sola por lo que se decide abrir el dispositivo terapéutico a todo el grupo familiar.

El padre aporta su historia familiar, la que tiene una notable semejanza con la de su esposa, familia de inmigrantes españoles, diezmada por la guerra civil, con hijos muertos en la guerra, cuyos cuerpos no se pudieron sepultar y cuyos nombres se han repetido en otros niños de la familia, los que han muerto alnacer, hasta llegar al padre de M. que porta finalmente el nombre de sus ancestros muertos.

A medida que se trabaja con la familia cambian las actitudes, disposición y participación de los hijos. El mayor quien asistía al principio con auriculares puestos, supuestamente conectado a otra realidad, se saca el aparato cuando se dramatiza, como si el lenguaje escénico resultara más creíble para él.

  1. empieza a traer sueños. Al escenificar los contenidos oníricos de M. con el grupo familiar, pareciera que ella sueña lo no dicho por sus padres. Lo que se expresa luego de trabajar lo intertransferencial en el equipo terapéutico y de observar que la participación de los hermanos de M. se activa en las dramatizaciones. Es como si en el espacio del “como si” escénico emergieran las verdaderas escenas, que son las que les resultan creíbles.

Al señalar esto a la familia, los hijos comienzan a formular preguntas a sus padres por las que se comprenden las lagunas en el conocimiento de sus raíces y cómo habían sostenido entre todos una pesada carga de silencios. Los padres comienzan a abrir de a poco los secretos familiares.

Progresivamente disminuye el dolor mandibular de M. pero las actitudes difíciles para separarse de la madre cada noche constituyen verdaderos rituales para postergar el hecho. Ambas comparten el interés por cuidar pájaros que han caído del nido, los recogen y crían hasta sanarlos y liberarlos.Hablan bastante de esos pájaros caídos y el equipo ve en ellos el dolor familiar.

Algunas reflexiones

El accidente sufrido en la infancia de M. ha instalado una fragilidad creando un sistema de alerta el que se activa en cada situación cotidiana de separación. Cada despedida durante el día pone en cuestión la ansiedad de separación tal como un presagio de pérdida. Este hecho probablemente ha movilizado contenidos inconscientes transmitidos por la cadena transgeneracional respecto a otros traumas precedentes.

La energía afectiva queda desligada y emerge en movimientos involuntarios (sacudida de sus piernas), la necesidad de mayor movilidad, que oscila con una fatiga más emocional que física pero aparece en su cuerpo acompañada de una tristeza larvada.

La ligazón tiempo externo – interno está alterada, como si se girara en un tiempo circular destinado a la repetición en un espacio – tiempo detenido. Esto se observa en sus problemas con el aprendizaje: comprender – no comprender; crecer – no crecer.

Su necesidad de compañía para dormir, de hablar para demorar incansablemente la partida de la madre de su habitación deviene un intento auto calmante de su desamparo. El conflicto entre apego y desapego marca en el aquí y ahora, situaciones que vienen de mucho más atrás.

La hija soñada por su madre como reparadora de todas las pérdidas deviene la encarnación del temor obligando a la madre a recordar sus propios traumas y su propia dependencia. Ella que debía ser su liberación, representa por lo tanto sus ataduras y vulnerabilidad.

La psiquis no queda privada de lo vivido, lo metaforiza para enmascarar emergiendo en el escenario del cuerpo. La repetición de situaciones no elegidas pero buscadas de manera inconsciente, operaron por identificación entre madre e hija, lo que las anudó en un compromiso de fidelidad. Ellas quedaron presas de la transmisión que cada una intentó procesar a su manera.

La abuela de M. le contó a su hija sus propios horrores, su pérdidas familiares traumáticas, la necesidad de ocultarse, la oscuridad de las grutas, el dolor de la guerra, los temores verificados, el viaje de expatriación para encontrar avasallada su libertad y su cuerpo yla presión de una boca amordazada.

La madre de M. no lo supo hasta que fue una adulta, pero ¡cuánto se le parecieron ciertos sucesos de su propia vida!…

Ella (arqueóloga) ha tenido la necesidad de buscar lo oculto en sus investigaciones, de exhumar lo enterrado para descubrir vestigios de otros tiempos, plantear reivindicacionesy derechos, que la llevarona tener que esconderse también, perder su libertad, conocer la oscuridad de los ojos vendados y apretar los dientes para no hablar tal como su madre lo hacía para no gritar. Así lo hace M. sin saber porqué, hasta desgastar los huesos y tener a sus 15 años un problema particular de los ancianos.

Nosotros trabajamos en terapia psicoanalítica con la adolescente, buscando ligar la energía afectiva y desarticular el tiempo circular de la repetición.

Los intentos auto calmantes compensan una parte de la angustia desconocida. Los hijos preguntan, M. relata sueños que simbolizan los sufrimientos que están suspendidos pero siempre latentes en esta familia, los que al escenificar dan vida a personajes internos presentidos. Los padres comprenden el sentido de las repeticiones, y aclaran contenidos mediante relatos de situaciones de su propia historia, de afectos dolorosos y de miedos. Ha operado una transmisión traumática transubjetiva.

La madre comienza a relatar para sus hijos parte de la historia silenciada5. Se va entendiendo entre todos que esa historia les pertenece puesto que sus cuerpos la expresan. Los diálogos entre ellos les permiten acceder a lo extraño, ligar las experiencias y poner palabras adonde sólo había marcas corporales.

Irma Morosini

Lic. en Psicología (UBA) – Directora de Psicodrama – Especialización en Psicoanálisis de Familia y Pareja (Universidad Caece en convenio con la Asociación Psicoanalítica Argentina – Profesora Pro- Titular de la Especialización en Clínica de Niños y Adolescentes Nivel Postgrado (Universidad Católica Argentina) – A cargo de la Secretaría de la Asociación Argentina de Psicoanalistas de Familia y Pareja
Dirección
: Av. Santa Fe 5118, 3º C (1425), Buenos Aires, Argentina

Notas

1 Tisseron, S.; Torok, M.; Rand, N.; Nachin, C.; Hachet, P. y Rouchy, J. (1995). El psiquismo ante la prueba de las generaciones. Buenos Aires: Amorrortu Ed. 1997.
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2 Rouchy, J. C: “Secreto intergeneracional: transfusión, guardián, resurgencia”. En “Psiquismo ante la prueba de las generaciones”. Amorrortu. Buenos Aires. 1997.
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3 Faimberg, H: “El telescopaje de las generaciones”. En “Transmisión de la vida psíquica entre generaciones”. Amorrortu. Buenos Aires. 1996.
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4 A uno de sus hermanos le diagnostican un tumor en la mandíbula, por lo que sufre cuatro operaciones. Debido a una severa infección deben retirarle el transplante óseo.
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5 Referirá la historia familiar ancestral y la de ellos como pareja, advirtiéndome antes de la iniciación del trabajo familiar que habrá una parte de la que no ha de hablar nunca, que así lo han pactado con su marido mucho antes de nacer sus hijos y que se refiere a la época en que ellos entran a pertenecer a grupos activistas.
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RESUMEN

Situaciones insoportables del pasado se silencian hasta ser impensables. El cuerpo escenifica con la enfermedad los traumas ocultos de la historia ancestral. La transmisión en negativo desliga la energía de afectos y palabras para su comprensión simbólica.

El sujeto de la herencia destinado como puntal narcisista recibe un legado confuso, su Yo es investido e inscripto en una filiación, a la que adviene, encarnando en su cuerpo la escena metaforizadadel pasado.

Viñeta clínica: Adolescente con dolor en articulación témporo – maxilar, bruxismo, desgaste de la densidad ósea, artrosis, contracturas y movimientos involuntarios.

Su historia aduce un hecho traumático, disparador de conductas de apego ansioso.

La madre descubre semejanzas de la vida de su hija con experiencias dolorosas propias mantenidas en secreto que decide aportar en privado y que se enlazan con vivencias de la abuela y bisabuela materna. En el material gráfico y onírico aparecen indicios que guardan relación con la historia ancestral.

Se trata en terapia psicoanalítica de ligar la energía afectiva, y desarticular el tiempo circular destinado a la repetición. Los intentos auto calmantes compensan partede la angustia desconocida. La identificación opera en la repetición de situaciones.

La madre decide incluirse en las sesiones vinculares para desanudar parte de la historia secreta con su hija. El dispositivo terapéutico se abre posteriormente para integrar a todo el grupo familiar.