Este trabajo es una síntesis de integración final realizada por los coordinadores del grupo de investigación acerca del vínculo en psicoanálisis se realizó a partir de los trabajos enviados por los integrantes de dicho equipo.
También hemos contado con la participación de otros miembros que colaboraron en la síntesis de los aportes individuales. A todos ellos les agradecemos la dedicación, el esfuerzo y el interés puesto en el trabajo realizado.
Queremos recalcar y agradecer también el apoyo de las autoridades de la AIPCF y de la Junta de representantes y el estímulo y la capacidad motivadora del Dr. Alberto Eiguer (presidente de la AIPCF).
Grupo de Investigación: El Vínculo en psicoanálisis
(Sus contribuciones)
- Lucía Balello ( Padova- Italia): El Vínculo
- Pierre Benghozzi (Hyeres – Francia): El entretejido psicoanalítico de los vínculos
- David Benhaim (Quebec – Canadá): Intersubjetividad y Vínculo
- Sofía Boccardo, Isabel Domenech y Silvia Muzlera (Mendoza–Argentina): Pensar el vínculo desde el psicoanálisis
- Michele Dubost (Psyfa- Francia): El concepto de “vinculo”.
- Ezequiel Jaroslavsky (Buenos Aires – Argentina): El vínculo en el psicoanálisis
- Christiane Joubert (Lyon – Francia) : El vínculo
- Jean Lemaire (Versailles- Francia) : Sobre el vínculo
- Michele Minolli (Génova – Italia): Más allá del vínculo
- Irma Morosini (Buenos Aires –Argentina):Acerca del concepto princeps de vínculo
- Massimiliano Sommantico (Nápoles – Italia): Para una definición psicoanalítica de vínculo
- Martine Vermeylen (Bruselas – Bélgica): Narcisismo y objetalidad
Grupo de Síntesis
- Lucía Balello- Raffaele Fischetti- Fiorenza Milano (Padova-Italia)
- J. M. González Rojas (Madrid-España)
- M. Minolli (Génova – Italia)
- Haydée Popper (París-Francia)
Objetivos del Trabajo del Grupo de Investigación
El objetivo de este trabajo es el de encontrar fundamentalmente los aspectos comunes, las coincidencias en cuanto al vínculo en sus referentes teóricos y clínicos, sin descartar las diferencias que se puedan establecer, tomando como punto de partida la teoría psicoanalítica y dentro de ella la noción de inconsciente.
Los autores de referencia
Quisimos establecer cuáles eran los autores más utilizados, tanto en su bibliografía como en sus conceptualizaciones por los autores de los once trabajos presentados. De estos 11 trabajos recibidos, 8 contaban con bibliografía. En los otros tres se mencionaron algunos autores. En base a estos datos pudimos establecer que René Kaës fue citado en 8 de ellos, S. Freud en 7, Wilfred Bion en 7, Enrique Pichon Rivière y Alberto Eiguer en 5 y José Bleger, Didier Anzieu y Marcos Bernard en 4. Por lo tanto el autor del cual se han tomado en cuenta y desarrollado con mayor frecuencia sus ideas, ha sido René Kaës.
El término vínculo
Según el Diccionario de la lengua española (2009) la palabra vínculoproviene del latín (vincülum) que significa unión o atadura de una persona con otra. La palabra unión de origen latino (unïo,-önis) tiene varios significados: acción y efecto de unir o unirse; correspondencia y conformidad de una cosa con otra en el sitio o composición; composición que resulta de una mezcla de algunas cosas que se incorporan entre sí; conformidad y concordia de los ánimos, voluntades o dictámenes; acción y efecto de unión; alianza, confederación, compañía.
Por lo tanto el vínculo implica una unión o atadura, ¿pero de qué unión o atadura se trata desde el punto de vista psicoanalítico? Trataremos de desarrollarlo más adelante.
La palabra vínculo tiene diferentes acepciones en otros idiomas. En castellano la palabra es utilizada como noción y también en sentido genérico. En Francia corresponde a “lien” aunque a veces es utilizado como liaison. En Italia se alternan los términos vincolo, legame e interazione.
Podríamos decir que vínculo, lien y vincolo implican en los lenguajes correspondientes una dependencia necesaria, un sujetamiento implícito a normas, reglas, lugares y tiempos específicos; (es de aclarar que estos significados no están presentes en el término legame, interacción, liaison, Bindung, link e intersubjetividad).
La noción psicoanalítica de vínculo
El vínculo es una noción que no forma parte de los conceptos freudianos, ni tampoco del léxico psicoanalítico de los post-freudianos con excepción de W. Bion, como lo han señalado M. Dupré La Tour (2002) y R. Kaës (2008-2009); no figurando por ejemplo en el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche – Pontalis.
En cambio en las corrientes psicoanalíticas que abordan el estudio de los grupos, las parejas y las familias vemos aparecer una reflexión sobre la noción de vínculo, distinguiéndola de la relación de objeto y dándole así su especificidad.
En S. Freud el término utilizado es (die Bindung) (ligazón) definido por éste, como la necesidad de trabajo psíquico para ligar representaciones y afectos, para ligar pulsiones o ideas – trabajo correlativo a el de desligadura (die Verbindung). Al referirse al fenómeno de masas (Freud 1921) menciona las ligaduras libidinales entre los individuos por medio de la identificación. También habla del ligamen narcisista que une a los padres con su hijo y en relación a la cadena generacional. (Freud 1914).
En cuanto a D. Winnicott (1971) tienen importancia sus aportes (si bien desde la perspectiva de la cura individual) acerca de la co-construcción del espacio entre la madre y el infans. La noción de espacio y objetos transicionales y la noción de que en un comienzo de su vida el bebé como tal no existe, lo que prima es la unión madre/bebé estando al comienzo ambos recíprocamente indiferenciados (la madre en regresión psíquica). Este desarrollo winnicottiano está en consonancia con los desarrollos de José Bleger acerca del vinculo simbiótico (sincrético) entre la madre y el infans.
Piera Aulagnier (1975) con su teorización acerca del encuentro entre la psique del niño y la de su madre, con su concepto de contrato narcisista, y la noción de lo originario (con su forma de figuración que es el pictograma de fusión y de rechazo) sienta las bases para los desarrollos acerca del vínculo y las alianzas inconscientes (contrato narcisista) que se producen en el mismo.
El primer autor psicoanalítico en mencionar el término vínculo fue W. Bion quien lo define así: “Empleo la palabra “vínculo” porque deseo examinar la relación del paciente con una función, mas que con el objeto que reemplaza una función: no me intereso solamente por el pecho, el pene o el pensamiento verbal, sino por su función, que es hacer un vínculo entre dos objetos” (Bion 1992). Para Bion el vínculo debe entenderse como expresión del mecanismo de identificación proyectiva tanto desde el niño hacia su madre como el retorno de la madre al niño “identificación proyectiva de comunicación” (Dupré La Tour, 2002, p. 28) Sus desarrollos sobre la mentalidad grupal y los supuestos básicos (producto de sus investigaciones sobre el inconsciente en el pequeño grupo como así también las nociones de continente y contenido, la función alfa, la capacidad de reverie; son aportes fundamentales para la comprensión del vínculo tanto en la construcción del psiquismo del infans como en los vínculos que se establecen con el analista individual y en los grupos. Posteriormente serán la base de los desarrollos e investigaciones de D. Anzieu y René Kaës en Francia.
Enrique Pichon-Rivière en sus libros Teoría del Vínculo (1985) y El Proceso Grupal (1985), amplia el concepto de relación de objeto formulando el de vinculo definiéndolo como una estructura compleja que incluye un sujeto, un objeto y su mutua interrelación acompañada de procesos de comunicación y de aprendizaje. Este proceso implica la existencia de un emisor, un receptor, una codificación y una decodificación del mensaje. Una dificultad en el concepto de vínculo de Pichon Rivière es que al considerar los términos emisor, receptor, mensaje, codificación y decodificación, nos podrían reenviar a una comunicación de tipo interaccionista que nos parece alejada del psicoanálisis.
René Kaës (2005) es quien desde hace tiempo ha buscado determinar la condiciones que hacen del vínculo una cuestión para inscribirla en la teoría psicoanalítica, como objeto de conocimiento y de la misma práctica en psicoanálisis. R. Kaës (2009- 2009b) define al vínculo de la siguiente manera “Llamo vínculo a la realidad psíquica inconsciente especifica construida por el encuentro de dos o más sujetos.” Es una definición por el contenido. Agrega luego una definición en términos de procesos “Un vínculo es el movimiento más o menos estable de investiduras, representaciones y de acciones que asocian a dos o más sujetos para ciertas realizaciones psíquicas: cumplimiento de deseos, protección y defensa, levantamiento de prohibiciones, acciones comunes (hacer, jugar, disfrutar, amar juntos, etc.)”.
Para Kaës el vínculo implica una lógica distinta de la que organiza en el espacio intrapsíquico, ya que no es la suma de dos o más de dos sujetos, sino un espacio psíquico construido (diríamos co-construido) a partir de la materia psíquica implicada en sus relaciones, especialmente a través de las alianzas inconscientes que las organizan y los acoplamientos o emparejamientos (appareillage) que los individuos singulares producen en el encuentro entre ellos. Podríamos utilizar la siguiente formula kaesiana: ni uno ni lo otro, ni sin el lazo que los une al conjunto que los contiene y los estructura. El vínculo es así una formación intermedia entre los sujetos y las configuraciones de vínculos: un grupo, una familia, una institución.
Vínculo y Relación de Objeto
Laplanche – Pontalis en el Diccionario definen Relación de objeto como el “término utilizado con gran frecuencia en el psicoanálisis contemporáneo para designar el modo de relación del sujeto con su mundo, relación que es el resultado complejo y total de una determinada organización de la personalidad, de una aprehensión más o menos fantaseada de los objetos y de unos tipos de defensa predominantes. Se habla de las relaciones de objeto de un determinado individuo, pero también de tipos de relaciones de objeto, refiriéndose, ora a los momentos evolutivos (ejemplo: relación de objeto oral), ora a la psicopatología (ejemplo relación de objeto melancólico)”. Esta definición implica una perspectiva intrapsíquica del individuo en relación con un objeto (externo).
Podríamos decir entonces que el vínculo precede a la relación de objeto, en la medida que ésta última corresponde a una fantasía de interiorización de un vínculo que se forma y se desarrolla con un objeto de la realidad exterior. Pichon Rivière subraya que el escenario interno (que es la relación de objeto) representa una tentativa para reconstituir la realidad exterior. Aunque esta realidad exterior sufre una deformación en el curso del pasaje fantasmático del “afuera” hacia el “adentro”. Así Pichon Rivière distingue dos campos psicológicos en el vinculo: “un campo interno” definiendo una relación con un objeto interno, y un “campo externo” definiendo un vínculo con un objeto externo.
La relación de objeto es para Pichon Rivière “la forma particular que toma el Yo al ligarse con una imagen de un objeto localizado en él” que se pone en movimiento por factores instintivos. La relación de objeto es la estructura interna del vínculo y el vínculo externo es el vínculo psicosocial.
Podríamos también pensar en una realización dialéctica entre ambos (relación de objeto y vínculo) pues por un lado las relaciones de objeto son el motor de los vínculos, los organizan y también los crean, pero estos últimos (que expresan una realidad inconsciente específica y diferente) son re-internalizados, organizando o creando a su turno las relaciones de objeto.
Para R. Kaës (1999, pág. 87) “El vínculo es un asunto con el otro. Esos otros no son solamente figuraciones o representaciones de pulsiones, de objetos parciales, representaciones de cosas o palabras, del sujeto mismo; los otros son irreductibles a lo que ellos representan para un otro” (el subrayado es nuestro).
Para R. Kaës (pág. 87) “las teorías de la relación de objeto no son teorías de la intersubjetividad pero están incluidas en estas últimas”.
La perspectiva diacrónica del vínculo
En el desarrollo diacrónico del vínculo a partir de las experiencias primarias, los puntos de vista de los autores convergen, dando lugar a una evolución del vínculo, desde estadios precoces del desarrollo del sujeto hasta los estadios más evolucionados, los cuales implican, si no hay dificultades, una diferenciación creciente del vínculo.
La primera representación que tiene un recién nacido es la de un vínculo (madre/bebé).
El bebé humano requiere para sobrevivir luego de su nacimiento, -por su prematuración psíquica y neurológica-, de otro ser humano (generalmente la madre). El desvalimiento del recién nacido determina el decurso de su evolución psíquica, pues para sobrevivir se instituye una simbiosis psicológica y biológica con el pecho, el cuerpo y el psiquismo maternal.
Por la empatía materna los integrantes de la unidad dual(madre/bebé) están conectados como vasos comunicantes, manteniendo un nivel constante entre la demanda y su satisfacción (similar a lo experimentado en la vida intrauterina, pero luego del nacimiento). (Abraham N. 1987).
Esta unidad dual termina con la separación progresiva del psiquismo de ambos integrantes, quedando como remanente intrapsíquico y permaneciendo escindida en el Ello, de lo cual persiste un resto como relación interpsíquica entre los deseos de fusión y la necesidad de desprendimiento que tiene cada ser humano. (Abraham N. 2009, pág. 316).
La primera representación de la unidad simbiótica es el pictograma. Este vínculo fusional reemplaza la pérdida de las envolturas placentarias y el cordón umbilical en el parto. La inscripción psíquica producida por efectos de la repetición y el modo del contacto, va a constituir la piel del vínculo. Estas inscripciones conforman la vivencia de satisfacción y cuya evocación alucinatoria es el deseo. Estas inscripciones van a conformar (según R. Kaës1996, pág. 24) “el trasfondo simbiótico o escindido que sostiene la identidad básica de todo vinculo”
Las fantasías originarias universales son comunes a los seres humanos, se producen antes del registro lingüístico verbal y dependen de las experiencias vividas en relación con el pecho materno (utilizado como paradigma del vínculo humano). Las propiedades atributivas y distributivas de las fantasías originarias van a posibilitar establecer lazos vinculares entre los sujetos determinando posiciones y lugares a asumir o a ocupar, que permitirán la conformación del aparato psíquico grupal (Kaës 1993) y el Aparato Psíquico Vincular (Bernard M. 1999).
Vínculo e Intersubjetividad
El concepto de intersubjetividad ha sido construido con las problemáticas filosóficas y psicológicas de la conciencia y del sujeto en relación con el reconocimiento del prójimo. Sus fuentes son diversas: la fenomenología hegeliana con la dialéctica del amo y el esclavo, que Alexandre Kojève retomará en Francia; la fenomenología de Husserl y de Heidegger introducida en Francia por Levinas, y popularizada por Sartre y Merleau-Ponty, también está la lingüística de la enunciación, la psicología de la interacción y la etnología (G. Devereux).
Bernard Brusset (2006/5; pág. 1213-1282) escribe: “La intersubjetividad es una noción descriptiva que implica la reciprocidad entre dos sujetos, entre dos seres deseantes; ella está hecha de una co-actividad psíquica diferente de aquella que es propia de cada uno”. (1222).
Esta definición subraya el hecho de que la noción de intersubjetividad es descriptiva; dicho de otro modo ella permite, bajo el plano fenomenológico, describir una cierta categoría de fenómenos, pero a los que no puede explicar.
Una segunda característica sería la reciprocidad entre dos sujetos deseantes. (Vocabulario técnico y crítico de la Filosofía de André Lalande (pág. 895, PUF, 1960).
Y una tercera característica es la reciprocidad de la “co-actividad psíquica”: los dos sujetos comparten una misma actividad psíquica o una misma prueba. Tópicamente la sitúa en el nivel de la experiencia consciente y preconsciente, lo que explica su carácter puramente descriptivo, implicando el desconocimiento del inconsciente pulsional, la conflictualidad intrapsíquica y la transferencia. Por lo tanto para Brusset la intersubjetividad no podría ser más que portadora de ilusiones. “La intersubjetividad que interesa al psicoanálisis está en relación con la intrasubjetividad” (Brusset obra citada, p.1224)
A esta concepción de la intersubjetividad de una neta predominancia filosófica, podemos oponer la que propone R. Kaës que no es solamente descriptiva y permite comprender y pensar estos conjuntos que son los grupos, las familias y las parejas así como los vínculos formados por los miembros de estos conjuntos. (Benhaim D. 2010).
Kaës (Un singular Plural 2007) define intersubjetividad de la siguiente manera: “He llamado intersubjetividad a la estructura dinámica del espacio psíquico entre dos o más sujetos. Este espacio común, conjunto, compartido y diferenciado, comprende los procesos, las formaciones y una experiencia especifica, a través de la cuales cada sujeto se constituye, por una parte en lo que concierne a su propio inconsciente. En este espacio, en ciertas condiciones, particularmente aquella de desprenderse de las alianzas que lo mantienen sujetado a los efectos del inconsciente, pero también que lo estructuran, un proceso de subjetivación parece posible devenir yo (Je) pensando su lugar en el seno de un Nosotros” (p. 218).
La intersubjetividad es entonces la condición del proceso de subjetivación del sujeto y de la construcción de la subjetividad. Para Kaës la intersubjetividad no es interaccional ni descriptiva. El inconsciente del sujeto está conformado y trabajado por los vínculos intersubjetivos que le preceden o sea el grupo familiar primario, por las alianzas inconscientes que están anudándose allí y de las que el individuo buscará en parte desprenderse (por ejemplo de las alianzas alienantes) para constituirse como sujeto, es decir, subjetivarse en la intersubjetividad.
Vínculos indiferenciados – vínculos diferenciados
Los vínculos indiferenciados frenan los procesos de simbolización y transmisión, bloqueando la autonomía del sujeto. Estos vínculos encierran al otro en relaciones objetales que los encadenan por medio de proyecciones e introyecciones conscientes e inconscientes. Un vínculo intersubjetivo diferenciado, por el contrario, liga al sujeto y al otro, teniendo en cuenta las diferencias de opinión que pueden introducir la conflictualidad.
Un vínculo fusional es un vínculo en una relación con el objeto que deberá acomodar teniendo en cuenta sus pulsiones. El resultado de este trabajo es que el sujeto tomará consciencia de su propia puesta libidinal en los objetos, y de los frenos ineluctables que tendrá que transformar.
Se trata de un trabajo de transformación y aprehensión de otros aspectos de la realidad; es un trabajo de reconocimiento de « Lo otro que soy » que tendrá influencia sobre la percepción de lo otro en lo que soy.
Las relaciones con el objeto tienen en cuenta la teoría freudiana de las pulsiones de ligazón y de desligazón, e implican una tensión constante entre el narcisismo y las relaciones de objeto. Con la segunda tópica, “Freud intenta incluir el rol desempeñado por diferentes identificaciones en la constitución de la persona» (Laplanche – Pontalis), identificaciones a través de las cuales parece transitar la transmisión misma. Articulado del Edipo, Freud plantea el pasaje de afuera hacia adentro como la transformación de la relación con los padres, investidura de objeto en identificación con los padres pero no con sus imágenes sino con su Super-yo.
En el pasaje lo que se transforma son las tres funciones constitutivas del sistema Superyo: 1) autoobservación, 2) conciencia moral, 3) función de ideal. Lo que transita es: a) formas de observar, b) algunos juicios de valor representantes de la tradición que persisten a través de las generaciones, c) aspectos del ideal que tiene relación con los proyectos y la utopía. La noción de vínculo incluye también un yo que observa las idas y vueltas entre el sujeto y el objeto cuyo medio es la identificación proyectiva – introyectiva.
El valor heurístico de la noción grupal de vínculo se muestra en el interior de un objeto teórico que incluye Freud, en particular en el método: la libre asociación; el uso de las defensas del arco neurótico, in primis la represión; en el lenguaje del inconsciente: proceso primario; en el articulador: el Edipo; en el interior de una idea de constitución del sujeto planteado como un sistema abierto que poco a poco se va personificando e individualizando en la discriminación entre sociabilidad sincrética (transubjetivo) y sociabilidad por interacción (inter/intrasubjetivo), lo que le permite recolocar la noción de “depósito” y el mecanismo de la identificación proyectiva – introyectiva.
Esta articulación del sujeto con el objeto externo toma consistencia vincular por la animación del objeto, o sea, como lo expresa Kaës, “el otro en el objeto”. Ese otro, hace que se jueguen investiduras de una y otra parte, construyendo lo que para Bernard es el “efecto combinación”, o sea lo que en el vínculo hay de irreductible a la suma de sus componentes y marca un efecto de creación (Bernard).
Esa creación estaría dada en los puntos de anudamiento entre el espacio intrapsíquico de uno con él/los otro/s. El lugar de confluencia promueve la constitución de estructuras, formaciones y procesos psíquicos, característicos de los conjuntos intersubjetivos. Esta “correlación de subjetividades” (Kaës), se configura por una dinámica entre el sujeto y el objeto. Este último, con la presencia, se halla animado. Se juega la circulación del deseo del sujeto y del otro en el objeto dotado, además, de las características particulares impuestas por la presencia. Ese otro, es también sujeto que mira al primero como objeto que incluye al otro.
Esta alternancia y/o simultaneidad, hacen del vínculo una estructura dinámica. Se comprende, con esto, que el análisis vincular requiere de una metapsicología específica, tal como lo plantea Kaës.
El vínculo, construcción intermediaria, está sometido y modelizado por los sujetos y por la cultura, quien establece lo prescripto y lo proscripto a través de lo jurídico, religioso, cultural y económico. Pero, fundamentalmente, implica el deseo de los sujetos de construir un vínculo estable y duradero.
Para que esto se concrete hace falta la movilización de formaciones intersubjetivas: alianzas, pactos y contratos. Estas formaciones, son necesarias para la conformación vincular, dotándola de características particulares que permiten decir que cada vínculo, además de ser instituido es instituyente. Lo sociocultural marca su impronta y la construcción intersubjetiva regresa a la cultura promoviendo cambios.
Así como el estado de vínculo está marcado por la fusión inicial boca-pecho, a través de la cual se inicia la transmisión del narcisismo de los padres y la historia generacional de cada uno de ellos, el nuevo encuentro será también, continuador de los mensajes heredados para las generaciones venideras.
Evidencia de vínculo en el objeto transicional (Winnicott)
Elegir un objeto y posicionarlo como un otro, ya sea para mitigar, alegrar o acompañar, muestra el vínculo que el niño es capaz de desplegar hacia el afuera. Ese objeto-juguete es real, pero va más allá de esa realidad material que lo constituye. No es reemplazable por otro, por lo que tiene una investidura proyectada por quién lo eligió y erigió en ese lugar, y ese pequeño objeto significativo tiene el poder de lograr lo que antes lograba la madre ( con él puede enfrentar algo que asusta, acepta un cambio…)
El hecho de que un objeto se transforme en transicional, evidencia que se inicia un vínculo desde la subjetividad de un niño para con ese objeto, el que está en parte afuera y en parte adentro, objeto especial que encuentra y que a la vez crea y re-crea.
Cuanto más necesitado de apego afectivo esté el niño, vale decir de vinculación con el sostén, con el apuntalamiento, con las certezas afectivas que lo aseguren, podrá transitar por los momentos de tensión y angustia, apuntalado en el vínculo por y con su objeto transicional. Éste es real pero además es lo que significa, es presencia y ausencia, antecede y acompaña el proceso simbólico.
Su existencia, así constituida por elección del niño, es un paso en su evolución y modifica su psiquismo por ejercitación de un circuito de ida y vuelta entre proyección y reintroyección. Se complejiza y completa el psiquismo del infans por medio de ese vínculo, el que si bien es generado por él, funciona como si fuera en reciprocidad, -siguiendo el modelo primario-, de la manera que le fue transmitido por su madre o figura sustituta.
Dice Winnicott que el objeto transicional atraviesa tanto el desafío subjetivo, regido por el principio de placer y el juicio de atribución proyectiva; como el desafío objetivo, acorde al principio de realidad y al juicio de existencia. El niño crea, inviste, emplaza, juega y cuando puede pasar a otro depositario lo hace, sin pena, sin trabas, simplemente acomoda y se abre a una actividad creativa, lúdica, artística – científica u otra en el área cultural. Para este tiempo la modalidad vincular está establecida.
Los vínculos tienen una carga afectiva que se inicia con la movilización narcisista extendida hacia el otro, atraviesa los eslabones de la cadena entre generaciones nutriendo los vínculos filiatorios, y se entronca con las elecciones libidinales de los vínculos de alianza, en la sucesión temporal de las historias de familia. El vaivén afectivo siempre opera allí.
Las alianzas y pactos inconscientes tejen las redes cuyos nudos son puntos de tensión y sufrimiento expuestos en palabras, actos, gestos, pensamientos, defensas con que se transmite, incidiendo desde y hacia los vínculos.
Vínculo y transmisión
El vínculo es el soporte y el vector de la transmisión psíquica. A las rupturas y los avatares del vínculo corresponden los impases en la transmisión psíquica.
A nivel genealógico, distinguimos la transmisión intergeneracional y la transmisión transgeneracional. En la transmisión intergeneracional el patrimonio psíquico familiar es recibido por una generación, memorizado, historizado, transformado, elaborado y transmitido a la nueva generación.
En la transmisión transgeneracional, el material psíquico familiar es “telescopado”, según la expresión de H. Faimberg (1988), transmitido en estado bruto, sin haber sido elaborado.
Los avatares en la transmisión genealógica de una generación a otra, se manifiestan por una vulnerabilidad del vínculo. Todo proceso que pone en juego la fiabilidad de los continentes psíquicos se va a traducir a nivel grupal por una crisis narcisista grupal y a nivel individual por una incertidumbre en la identidad del sujeto. La necesidad de transmitir es la que hace vínculo. Es genitiva y genitora.La transmisión inconsciente opera en las alianzas circulando contenidos, emociones, afectos, historia, significados y se modifica en su contenido con la experiencia, no en su proceso.
Kaës afirma que la transmisión psíquica es una “producción intersubjetiva de la psique”, que opera por la carga del vínculo. Pero a su vez el vínculo se gesta en ese espacio del entre desde donde se transmite, por lo que son dos procesos indisolublemente imbricados.
Los vínculos tienen cuatro apoyaturas, que son a la vez sus bordes:
- La experiencia corporal (tiempo formador decisivo: el tiempo del apego fusional inicial).
- La experiencia intersubjetiva, el “nosotros”.
- La experiencia intrapsíquica (significando y resignificando de modo singular y único, los sentimientos, las ideas, dando un sentido a las expresiones, gestos, actos de los otros en el nosotros).
- La experiencia social (tiempo histórico, espacio geográfico, condiciones socio-económicas, culturales, religiosas).
Si revisamos el modo y proceso de anudamiento de estas bases y bordes, vemos que sostienen y contienen lo mismo que generan. Una lleva a la otra en un camino reversible.
Lo intergeneracional está constituido por lo que se transmite, se elabora, se fantasea entre las generaciones y que permite a cada ser humano contar la historia de sus orígenes, « coexiste » con las historias escondidas, traumatismos indecibles, a veces ligados a la Historia.
Este tejido familiar está siempre impregnado de desgarraduras y es esto lo que permite el acceso a lo fantasmático. Pero a veces, si los agujeros son demasiado grandes, la abertura bloquea todo acceso a lo fantasmático (lo vacío aflora). Así E. Granjon (1985) habla de envoltura genealógica, tejido de lo transgeneracional e intergeneracional.
R. Kaës (2009) ha hablado de alianzas inconscientes ya que ellas organizan el vínculo intersubjetivo y lo inconsciente de los sujetos, distinguiendo: las alianzas inconscientes estructurantes primarias (de anudamiento, de placer compartido e ilusión creadora) y las secundarias (pacto fraterno, alianza con el padre simbolizado y contrato de renuncia a la realización directa de los fines pulsionales destructivos); las alianzas estructurantes metadefensivas (el pacto denegativo: que no pondría en cuestión lo que está ligado, la comunidad de denegación, el rechazo y la desmentida); y las alianzas ofensivas alienantes (el contrato perverso, las alianzas psicopáticas). Todas estas alianzas ligan a las generaciones que corresponden a un mismo tiempo histórico como a las predecesoras y continuadoras, de modo que siguen ambos ejes: el sincrónico y el diacrónico.
Las crisis familiares y de pareja pueden ser estructurantes durante esos momentos donde justamente la historia familiar se remite a los grandes hitos marcados por: el nacimiento, la adolescencia, formar una pareja, devenir padres, la partida de los hijos, el volverse los mayores y ser abuelos, para finalmente ser el ancestro y llegar al momento de la muerte.
Las crisis desestructurantes pueden paralizar el funcionamiento familiar: acontecimientos tales como una enfermedad, un duelo, accidentes y catástrofes, al constituir un trauma, revelan todos los anteriores sacando los fantasmas del placard, abriendo la «caja de Pandora» y fijando el funcionamiento fantasmático familiar y de la pareja. Es entonces cuando lo transgeneracional opera en la crisis de la pareja, es cuando se desfunda sobre aquello en lo cual estaba fundada inconscientemente, la desligadura emerge al primer plano y la temporalidad se fija, pasando la pareja a funcionar en un círculo vicioso, sin salida posible “ni juntos, ni separados”.
La base inconsciente de la pareja reposa sobre el negativo de la transmisión. En consecuencia, el trabajo de la terapia de pareja debe abrirse hacia un trabajo familiar y transgeneracional, a fin de que cada sujeto pueda reencontrar su individualidad articulada sobre el espacio común: ser tanto sujeto de la pareja y de la familia, sin perderse allí; desplegando lo transgeneracional que induce a la repetición y a los funcionamientos con prevalencia de posiciones narcisistas.
Proponemos una elección de objeto transgeneracional puesto en acción en el vínculo conyugal de un modo inconsciente. Subrayamos igualmente la importancia de lo fraternal en el vínculo de pareja, siguiendo los trabajos de R. Kaës a propósito del complejo fraterno y de R. Jaitin sobre el incesto fraterno.
Los vínculos familiares
Descriptivamente en la familia pueden diferenciarse diversos tipos de vínculos: vínculo de pareja (de alianza); consanguíneos; de filiación en el sentido de ingresar al recién nacido en el conjunto familiar y en la cadena generacional; el vínculo de la madre con su familia de origen; avuncular o sea el vínculo de la madre con su hermano; genealógicos; los vínculos de cohabitación en las familias recompuestas o ensambladas y por último los vínculos del grupo familiar con los otros externos al grupo. A través de la familia discurre la transmisión de las prohibiciones fundamentales del asesinato y del incesto.
A. Eiguer (1984) va a distinguir los vínculos narcisistas, (signando zonas de indiferenciación) de los vínculos libidinales (diferenciados). Según el autor, estos dos tipos de vínculos están en articulación y contribuyen a la solidez y a la permanencia de la alianza. Así la fragilidad de una pareja y de una familia puede expresarse por el desequilibrio entre los vínculos narcisistas y los vínculos libidinales de objeto.
Tomando en cuenta a S. Freud, (1914), y sus dos modelos de relación de objeto (narcisista y de apuntalamiento), A. Eiguer, (1984), distingue diversas formas de elección de objeto: la elección narcisista, en la cual se busca un objeto que se parezca a lo que es él mismo, a lo que él ha sido o a lo que querría ser, o que se asemeje a la persona que ha sido una parte de su propio sí mismo. La elección anaclítica, el hombre o la mujer buscan un partenaire que le permita encontrar un apuntalamiento en otro, eligiéndolo sobre el modelo de sus padres de la infancia, donde el otro representa una imagen parental. Uno es el niño del otro y recíprocamente. La elección edípica, más adulta, es propia de las estructuras neuróticas y normales. Por estas razones el vínculo de alianza es rico fantasmáticamente y complejo, puesto que también interviene la bisexualidad psíquica de los dos partenaires.
El vínculo está impregnado de violencia estructurante, transgeneracional
El infans, en el sentido que le da P. Aulagnier (1984), tiene en función de su linaje, que apropiarse, seleccionar, elaborar, transformar y transmitir, a su vez y en su tiempo. Esto es frecuentemente simbolizado en los cuentos y leyendas por las hadas buenas y las malas. Eslabón de una cadena, inscripto en una historia anterior a su nacimiento, el sujeto está condicionado por el determinismo freudiano. Es lo que lo cualifica como ser humano. El entorno familiar y social reviste las imagos para el infans.
Es en el seno del aparato psíquico familiar que circulan los fantasmas originarios y que se transmiten las prohibiciones fundamentales. En el seno del vínculo de alianza, los sujetos de la pareja depositan sobre sí, los avatares de la transmisión. El vínculo conyugal se construye y reposa sobre las fallas de la filiación de cada uno de los partenaires.
Lo que sin duda se activa en el encuentro del modo más inconsciente, son las resonancias de los aspectos transgeneracionales del linaje de cada partenaire. La elección de la vida en común con tal o cual partenaire se efectúa sobre la colusión inconsciente de los aspectos transgeneracionales de los dos linajes. Pero esto a veces supone la destructividad del vínculo.
Estos sufrimientos de la transmisión, los encontramos en todas las familias y parejas en grados diversos. Algunas de las demandas llegan ya mismo centradas en esta problemática. Nosotros pensamos que lo transgeneracional, latente en cada familia, ocasiona sufrimientos individuales y grupales creando así los síntomas. Las dolorosas historias familiares están siempre encriptadas por ser traumáticas. Lo transgeneracional, formación de criptas, fantasmas, secretos familiares, lo no dicho, verdaderos agujeros en la envoltura genealógica, forman parte de la transmisión y resuenan en el vínculo de la pareja.
El vínculo no es la relación
Se trata, aquí, de un aforismo heurístico para comprender una lectura a menudo confusa de la clínica. El vínculo puede ser claro, mientras que la relación puede ser conflictual.
Un ejemplo: puede no haber ninguna ambigüedad entre un hijo y su padre, desde el punto de vista del vínculo, en el sentido que ellos se reconocen sin equívocos, uno como padre de su hijo y el otro como hijo de su padre. Pero paralelamente puede existir una conflictualidad significativa desde el punto de vista de la relación, que haya un problema o una duda sobre el vínculo de filiación. Por elcontrario, en una familia, cuando un secreto es mantenido sobre la adopción, un niño puede no tener un problema relacional con aquel que él cree que es su padre. Pero hay realmente un problema en el vínculo y en el continente familiar.
Esta problemática del continente se expresa a menudo por relaciones conflictivas, con conductas actuadas auto y hetero-agresivas, crisis identitarias que sorprenden y parecen incomprensibles para el adolescente.
Entonces el vínculo es para el continente lo que la relación es para el contenido.
Un tratamiento únicamente relacional podría consistir en un sostén psico-educativo que apunte, por ejemplo, a una mejoría llamada “de la comunicación” intrafamiliar y una armonización de las relaciones intrafamiliares. Esto ocurre en un tratamiento relacional de la comunicación de tipo sistémico o de mediación y de consejo familiar.
Hablar de continente psíquico desfalleciente significa evocar una vulnerabilidad o un sufrimiento de estos vínculos.
Por ejemplo, el vínculo de filiación puede ser atacado o roto. El continente genealógico efraccionado puede estar agujereado. La familia puede estar desequilibrada. Hay una isomorfia, es decir una analogía de forma, entre el continente y la imagen del cuerpo inconsciente.
Dinámica transfero-contra transferencial e intertransferencial
A través de la dinámica transfero-contra transferencial e intertransferencial, en psicoanálisis del vínculo de pareja, nosotros reconfiguramos estas marcas del sufrimiento, para volverlas soportables. Así las historias respectivas de cada uno devienen tolerables, «suficientemente potables», y pueden servir de base para construir una nueva historia: la propia de la pareja. Las nuevas modalidades de vínculos familiares pueden entonces disponerse diferentemente para permitir un menor sufrimiento.
Estamos asimismo a la escucha de la violencia social que en nuestros medios contemporáneos infiltra los vínculos familiares, generando niveles de tensión y angustia, que pueden llevar a enfermar por razones laborales, de jubilación, exilio, pérdidas significativas, o como en los casos de inmigración que desgarra la envoltura cultural; puesto que la familia está articulada con el contexto socio – cultural.
Conclusiones y perspectivas
El sufrimiento en el vínculo es masivo cuando hay indiferenciación o proyecciones masivas impidiendo el espacio potencial para la creatividad. Cuando cada miembro en la familia prevéanticipadamente las reacciones y comportamientos del otro, cuando los otros han quedado fijados en las imagos, entonces es cuando no hay espacio para lo desconocido, la sorpresa, la creatividad.
El espacio del vínculo siempre impregnado de proyecciones, pero más flexibles, menos masivas, permitirá una potencialidad de creatividad, puesto que el otro podrá responder desde quién es, desde su realidad psíquica, incluyendo que lo desconocido o lo no habitual podría aparecer y sorprender.
Los vínculos familiares asimismo están infiltrados de violencia social en nuestras sociedades contemporáneas. El psicoanálisis del vínculo permite trabajar sobre la brecha de las diferencias posibles, el potencial de creatividad y la capacidad de transformación.-
Este trabajo de integración final fue presentado en una sesión especial (mesa redonda) en el IV Congreso de la AIPCF (Asociación Internacional de Psicoanálisis de Pareja y Familia) en Julio de 2010 en Buenos Aires. Algunos trabajos individuales fueron publicados en la Revista de la AIPPF (Asociación Internacional de Psicoanálisis de Pareja y Familia) en un número dedicado al Vínculo. Se integran en esta bibliografía final los trabajos de los autores que integraron el Equipo de Investigación, citados más arriba, ya que esta presentación es la síntesis de todos ellos.
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Resumen
Este trabajo es una síntesis de integración final a partir de los trabajos individuales realizados por los miembros del grupo de investigación acerca del concepto de vínculo en psicoanálisis.
El objetivo del trabajo fue encontrar las coincidencias de los aportes efectuados por los integrantes del grupo de investigación, aunque se tomaron también en cuenta las diferencias acerca del concepto.
Consideramos que el vínculo es una estructura dinámica que requiere una metapsicología específica. En el encuentro vincular de dos o más sujetos se constituye una realidad psíquica inconsciente (R. Kaës 2009), que es específica para dicho vínculo. El término vínculo se diferencia de la relación de objeto. Consideramos por otra parte que el vínculo precede a la relación de objeto.
Desde una perspectiva diacrónica el psiquismo se va constituyendo, diferenciando y complejizando a partir del vínculo primitivo (dual) del bebé con su madre u otro adulto significativo.
Se diferencia el vínculo de la intersubjetividad. También caracterizan y se distinguen los vínculos indiferenciados (transubjetivos) de los diferenciados (intersubjetivos).
Implica fundamentalmente el deseo de los sujetos de construir un vinculo estable y duradero que genera formaciones intersubjetivas como las alianzas, pactos y contratos inconscientes.
Se toma en cuenta el aporte de D. Winnicott de objeto transicional al concepto de vínculo.
El vínculo es además el soporte y el vector de la transmisión psíquica consciente e inconsciente entre sus miembros, tanto en su dimensión sincrónica como diacrónica (la transmisión generacional y transgeneracional) Existen cuatro apoyaturas del vinculo: en la experiencia corporal, en lo intersubjetivo, lo intrapsíquico y lo social.
Desde el punto de vista sociocultural el vínculo es modelizado por la cultura, a través de lo jurídico, la religión, la economía, etc.
En cuanto al sufrimiento que se produce en el vínculo puede ser masivo e intenso cuando hay indiferenciación o desubjetivación que traba el desarrollo del espacio potencial (transicional) que permite la transmisión intersubjetiva y la creatividad.
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Palabras Claves
Vínculo – Relación de objeto – Intersubjetividad – Realidad psíquica inconsciente del vínculo – vínculos diferenciados e indiferenciados – Formaciones intersubjetivas
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Résumé
Ce travail est une synthèse d’intégration finale à partir des travaux individuels réalisés par les membres du groupe de recherche sur le concept de lien en psychanalyse. L’objectif de ce travail était de trouver les coïncidences des apports effectués par les membres du groupe de recherche, tout en tenant compte des différences par rapport au concept.
Nous considérons que le lien est une structure dynamique qui requiert une métapsychologie spécifique. Dans l’établissement du lien entre deux personnes ou plus, une réalité psychique se constitue (R. Kaës, 2009) laquelle est spécifique à ce lien. Le terme de lien se différencie de la relation d’objet. D’autre part, nous considérons que le lien précède la relation d’objet.
Partant d’une perspective diachronique, le psychisme se construit progressivement, en différenciant et en complexifiant à partir du lien primitif (duel) du ☺bébé avec sa mère ou un autre adulte significatif.
On différencie le lien de l’intersubjectivité et caractérise et fait une distinction entre liens indifférenciés (transubjectifs) et liens différenciés (intersubjectifs).
Ce qui est impliqué fondamentalement, c’est le désir des sujets de construire un lien stable et durable générant des formations intersubjectives comme les alliances, les pactes et les contrats inconscients.
On tient compte de l’apport de D. Winnicott d’objet de transmission psychique consciente et inconsciente entre ses membres, aussi bien dans sa dimension synchronique que diachronique (la transmission générationnelle et transgénérationnelle) Il existe quatre appuis du lien : dans l’expérience corporelle, dans l’intersubjectif, l’intrapsychique et le social.
Du point de vue socioculturel, le lien est modélisé par la culture à travers le juridique, la religion, l’économie, etc.
Quant à la souffrance qui se produit dans le lien, elle peut être massive et intense lorsqu’il y a une indifférenciation ou une désubjectivation qui bloque le développement de l’espace potentiel (transitionnel) permettant la transmission intersubjective et la créativité.
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Mots clés
Lien – Relation d’objet – Intersubjectivité – Réalité psychique inconsciente du lien – Liens différenciés et indifférenciés – Formations intersubjectives.
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Summary
This paper is a synthesis of the integration of individual papers written by members of the group of investigation on the concept of link in psychoanalysis.
The aim of this paper was to find convergences in the contributions of group members, although divergences regarding this concept were also taken into account.
We consider the link a dynamic structure requiring a specific metapsychology. In the link encounter between two or more subjects, an unconscious psychic reality (R. Kaës 2009) is constituted, specific to each link. The term ‘link’ is differentiated from object relations. We consider that the link precedes object relations.
In the diachronic perspective the psyche is gradually constituted and becomes differentiated and more complex beginning with the primitive (dual) link between the baby and its mother or other significant adult.
The link is also differentiated from intersubjectivity. The authors characterize and individualize undifferentiated links (trans-subjective) from differentiated links (intersubjective).
The link essentially implies the desire of the subjects involved to construct a stable and lasting link that generates intersubjective formations such as unconscious alliances, pacts and contracts.
The authors discuss D. Winnicott’s contribution of the transitional object to the concept of the link.
The link is also the support and vector of conscious and unconscious psychic transmission between its members, both in its synchronic and diachronic dimensions (generational and transgenerational transmission). The link is supported by four factors: bodily experience, the intersubjective, the intrapsychic and the social.
In the sociocultural view, the link is modelled by culture through the legal system, religion, economy, etc.
In reference to suffering produced in the link, it may be massive and intense when undifferentiation or de-subjectivization blocks the development of the potential (transitional) space that enables intersubjective transmission and creativity.
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Key words
Link – Object relation – Intersubjectivity – Psychic reality Unconscious link – differentiated and undifferentiated links – Intersubjective formations