Yo pero vos pero yo / de ningunísimo espacio alguno /
hay fragmentos naranjas de nada/ camillas doble plaza
en (Plaza) Miserere / doble y vea: miseria en Miserere /
(que de verdad es seria esta miseria) /
serían miguitas de
ex amigos / excándalo exenas extúpidas y extcétera /
llorando de extravío por lo que vio / por no actuar de
extra querida / pedacito suculento / averiado”. 

Juana Roggero, sobreviviente de Cromagnon. 2009,
Revista Puentes Nº 26.

La utilización de dispositivos grupales recorre nuestra práctica profesional. Comenzamos nuestra inserción en esta temática articulando la práctica hospitalaria con la formación teórica. Fue un período de grandes cuestionamientos conceptuales y clínicos que provenían de una demanda de la escena social en la que los trabajadores de la salud mental nos sentíamos profundamente comprometidos. En este período se desarrolla una fuerte corriente grupalista en la Argentina.

Partiendo de las ideas de Pichón Rivière y con una fuerte impronta de grupalistas que se nuclearon en la AAPPG, y especialmente de Marcos Bernard, comenzamos con la práctica en grupos psicoterapéuticos. Algunos años después y en una realidad social muy diferente, decidimos afrontar el desafió de realizar abordajes grupales con familiares de desaparecidos. Doble desafió porque implicaba en su momento encontrarnos con las consecuencias psíquicas del impacto de la desaparición y encontrar un dispositivo grupaladecuado, en el interior de una institución que realizaba una práctica social, que colaborara con las necesidades de elaboración individual y colectiva de una situación traumática.

Comenzamos así con la realización de grupos de reflexión que llamábamos en su momento grupos de orientación. El calificativo “orientación” devenía de la demanda explícita y no de nuestro criterio “orientador”.

Si tuviéramos que señalar una problemática fundante de la práctica de estos grupos, mencionaríamos la demanda de “orientación” por parte de las madres de desaparecidos acerca del manejo de la información a los niños. Como resulta evidente en esta preocupación se concentraba el efecto del trauma y las condiciones de realización del duelo.

A lo largo de estos años hemos venido trabajando y retrabajando esta temática, sobre la base de experiencias con grupos de reflexión en diferentes situaciones traumáticas de origen social.

Las ideas de René Kaës que generaron nuevos enfoques sobre la cuestión sujeto-grupo nos abrieron nuevas perspectivas de comprensión conceptual de nuestras prácticas.

 

Una y otra vez confirmamos que los dispositivos multipersonales, en particular los dispositivos grupales, constituyen un instrumento privilegiado para el trabajo elaborativo del impacto traumático.

Básicamente somos convocados o convocamos a realizar grupos de reflexión con personas que son afectados directos.

Las personas concurren al grupo, no para comprender en general las vicisitudes de la subjetividad de época, sino a los efectos de comprender aquello que sienten como obstáculo en su vida, que les produce desconsuelo y pesadumbre y que afecta sus relaciones interpersonales.

Otras veces trabajamos con personas que colaboran con grupos sociales vinculados a problemáticas límites de DDHH o de otras problemáticas sociales. La elaboración del impacto emocional ayuda a superar los obstáculos afectivos que interfieren en la realización de las tareas.

 

Los grupos sociales a los que se recurre espontáneamente como recurso durante las crisis, constituyen uno de los instrumentos fundamentales para albergar al sujeto en condición de indefensión, y otorgar el reapuntalamiento necesario. Funcionan como un aparato protésico. Ademásde contener, si songrupos en los queen el apuntalamiento no predominala sutura, cumplen funciones proteicas, en el sentido defuncionar como una nueva matriz para el desarrollo de aspectos del psiquismo.

Existe una vasta experiencia en el armado de dispositivos grupales expresamente conformados para el trabajo subjetivo en relación a traumatismos de origen social, que han demostrado ser un instrumento idóneo, independientemente de la diversidad de técnicas y conceptualizaciones.En los terremotos de México y Honduras, en diferentes situaciones traumáticas derivadas tanto de la segunda guerra mundial como de guerras locales, en la Argentina en el caso de la represión política de la dictadura militar, el atentado a la AMIA, Cromagnon, las inundaciones en Santa Fé, se han implementado abordajes grupales para la elaboración subjetiva.

Vale la pena recordar que los aportes fundantes de Bion sobre el trabajo psicoanalítico con grupos se basaron en su experiencia en la rehabilitación de veteranos de guerra.

 

Acerca del trauma social

Las situaciones traumáticas producen efectos inmediatos y en el largo plazo. La afectación incluye la persistencia en el psiquismo de un resto no metabolizado.

La vivencia de pérdidas (reales y de sentido) determina un marcado antes y después del hecho traumático, incluyendo siempre sentimientos de indefensión y desamparo y la puesta en juego de la valoración narcisista.

En las situaciones traumáticas colectivas se producen pérdidas tan severas que pueden poner en juego el mantenimiento de la continuidad del sí mismo. Por lo tanto, situación traumática, trauma, pérdida y duelo constituyen un proceso casi indivisible con múltiples articulaciones.

En nuestro medio hay múltiples debates acerca de los conceptos de catástrofe, trauma y acontecimiento. Estos debates incluyen en nuestra opinión numerosas extrapolaciones de conceptos de distintos campos.

Algunas corrientes sostienen que el trauma implica un estímulo violento que luego se retira y al cabo de un tiempo se recupera la situación previa a la incidencia traumática. Más aún, cuando algo novedoso ocurre estaríamos ya frente a la presencia del acontecimiento. Consideramos que esta concepción simplifica y reduce la problemática del trauma desde una perspectiva mecanicista.

Sin entrar en este caso en una discusión pormenorizada coincidimos con Silvia Bleichmar (2003) en que, desde el punto de vista del psicoanálisis, el carácter general de una catástrofe se define en última instancia por la forma en que, abarcando a sectores importantes de una población, la incidencia traumática de la misma impone riesgos y efectos en la subjetividad de quienes la padecen.

Mientras la vulnerabilidad es de carácter colectivo, el traumatismo, amén de su aspecto general, será el efecto de la incidencia singular (en el sujeto y en la trama vincular) de la catástrofe común.

El concepto de trauma, que, como señalamos, implica un exceso de estímulos que el psiquismo no alcanza a elaborar, produce un impacto desorganizador de la vida psíquica. En este ejercicio de violencia se arrasan archivos simbólicos.

A partir de Freud, que definió las neurosis traumáticas analizando los efectos de la guerra, muchos autores ponen el centro en la magnitud del estímulo traumático, en relación con el efecto desorganizador que produce sobre el psiquismo.

Laplanche (1972), siguiendo a Freud, define las neurosis traumáticas como aquellas en que los síntomas son consecutivos a un choque emotivo, ligado a la situación de amenaza a la vida o integridad del sujeto, donde el trauma posee parte determinante en el contenido de los síntomas (pesadillas, repetición mental del hecho traumático, reacción de angustia automática con gran compromiso somático y neurovegetativo: palpitaciones, sudoración, ahogos, cólicos, etc.).

“Es importante destacar que en el concepto de trauma, además del acontecimiento traumático per se y de las condiciones psicológicas del sujeto, interviene la situación efectiva, entendiendo por tal las circunstancias sociales y las exigencias del momento”. (Kordon, D.; Edelman. L;Lagos, D.; Kersner, D. 2002. Pág. 346).

Algunos autores y en nuestro país Silvia Bleichmar (2000) consideran, que lo traumático es, al mismo tiempo, constitutivo y constituyente del funcionamiento psíquico y que a partir de la necesidad del psiquismo de elaborar los estímulos externos e internos que recibe, se produce su complejización y evolución[1].

Partimos de una visión del psiquismo como un sistema abierto en el cual hay experiencias complejizantes que modifican la vida psíquica a lo largo de toda la vida. En este sentido el traumatismo (como desorganizador) y las vías de su elaboración pueden producir consecuencias psíquicas de cierta estabilidaden diferentes direcciones, modificando estructura y función.

“El sujeto está abierto a su historia, no sólo en el pasado sino en la actualidad. Está entre la repetición y la creación. No es un sistema abierto porque algunos psicoanalistas hayamos decidido aplicarle la teoría de la complejidad. Es abierto porque los encuentros, vínculos, traumas, catástrofes, realidad, duelos, autorganizan al sujeto y él recrea todo aquello que recibe. Ciertos ruidos devienen información complejizante y no desorganizante. La estabilidad psíquica se reconstruye según condiciones que surgen y se desvanecen sin cesar” (Hornstein, L. 2003. pág. 53).

Cuando el yo ya está constituido el traumatismo opera como una piedra lanzada con violencia que arrasa con las modalidades previas de funcionamiento de la vida psíquica. Puede modificar las estructuras previas; puede arrasar parte o la totalidad del yo. Cuando la función de paraexcitación del preconsciente no es suficiente como para impedir su arrasamiento, el trauma es efectivo y el trabajo del preconsciente es inhabilitado parcial o totalmente. Entonces, aquellos excesos de estímulos que no se han metabolizado, que no se han transcripto, persistirán como restos traumáticos.

 

Diferenciamos situación traumática de traumatismo efectivo para dar cuenta que las personas tienen un espectro de posibilidades de respuesta muy amplia. En todos los casos el impacto subjetivo es muy potente, pero las defensas que se implementan en la respuesta pueden ser adecuadas o arcaicas, en un amplio espectro, y en consecuencia el yo se preserva en grados relativos.

 

Como hemos señalado el trauma afecta al psiquismo y simultáneamente se tramita en el plano de la subjetividad.

Concebimos la subjetividad y su producción como los distintos modos de dar significado al mundo, las distintas maneras de percibir, pensar y sentir; las diferentes formas de existencia y de vida.

La subjetividad es una producción histórico-social. No es una naturaleza en sí interior al sujeto o esencia del mismo. Como construcción histórica y social la subjetividad es una formación que corresponde simultáneamente al sujeto singular y al conjunto.

Vinculamos esta concepción con lo que Kaës (1995) define como componente interpretativo de lo subjetivo y la inter y transubjetividad.

La problemática de la elaboración del trauma está vinculada muy especialmente al sentido que éste adquiere para cada persona y a la posibilidad de encontrar y mantener apoyos adecuados para el psiquismo.

Pero tanto el sentido individual del trauma como la posibilidad de mantener u obtener los apoyos adecuados, especialmente cuando se trata de un trauma social, están vinculados al procesamiento colectivo de la situación traumática.

De acuerdo a nuestra concepción del trauma, existe una relación de interioridad entre los factores causales, la conformación previa de la personalidad, la situación vincular, el proceso de traumatización, las apoyaturas y apuntalamientos grupales con los que cuenta el sujeto, los modelos identificatorios, el discurso y los sistemas de ideales colectivos hegemónicos, los efectos psicológicos, las posibilidades de elaboración personal y social de la afectación por el trauma, y los fenómenos de retraumatización.

Además de la fortaleza del yo y de las condiciones previas de personalidad, factores indudablemente importantes, la comprensión de la situación, el posicionamiento ideológico previo, el sentirse parte de un conjunto que en el plano social comparte un proyecto, tienen importancia en cuanto a la incidencia de la situación traumática en la subjetividad y a la posibilidad de preservación personal.

Los veteranos de la segunda guerra mundial recibieron un reconocimiento social que implicó una reparación simbólica y generó condiciones favorables para la elaboración deltraumaindividual. Su accionardurante la guerra podíatener una lectura,unapuesta en sentido, social y personal.

En cambio los veteranos de Vietnam o de Irak, en una situación de repudio social a su accionar, que reforzaba su propia percepción, no contaron con el apuntalamiento necesariopara el trabajo elaborativo, y ante la angustia de no asignación, las actuaciones de violencia sin sentidofueron resultado frecuente.

En el caso de los veteranos de Malvinas, en los que no hubo reconocimiento oficial, incluida la reparación económica, ha sido notable el porcentajede suicidios.

La dictadura produjo un efecto traumático en el plano colectivo y personal,en distintos grados de afectación.

La existencia de miles de desaparecidos, acompañada de un discurso oficial renegatorio, es una expresión paradigmática de un traumatismo que produce efectos desestructurantes.

Vale la pena destacarla incidencia que tieneen la subjetividad eldiscurso dominante que da sentidos y significaciones específicas a los fenómenos sociales.

La tortura es uno de los factores traumatizantes más severos y en el caso de la dictadura, sabemos que fue aplicada sistemáticamente a las personas que eran detenidas.

El mismo efecto producen los actos humillantes y degradantes. Primo Levi, en una comunicación personal a Ian Thomson (2007), refiriéndose al efecto de la desnudez en el Lager, dice: “la ropa es una señal de humanidad”.

Una paciente refiere haber sido interrogada sentada desnuda junto a otro secuestrado también desnudo como una de las situaciones más traumáticas que había vivido, en las cuales la desnudez era vivida como una degradación.

De esta manera se afectaba la vivencia de dignidad, el sentimiento de pertenencia a lo “humano” en las personas torturadas.

En su exégesis de Primo Levi, Agamben (1999) analiza pormenorizadamente la relación entre lo humano y lo infrahumano, los límites de lo humano.

En todas estas situaciones está comprometida la autoestima.

También tiene importancia, en este sentido, la respuesta o la dificultad de respuesta del sujeto. En el trabajo de cualquier duelo hay un momento de auto cuestionamiento respecto de la conducta asumida. Se presentan sentimientos de culpa ya que la personasupone que tendría que haber hecho algo diferente de lo que hizo para que el traumatismo no lo alcanzara. A esto se suman los discursos sociales culpabilizantes.

 

La experiencia traumatizante de la dictadura ha encontrado múltiples caminos de elaboración colectiva en un ida y vuelta permanente con la elaboración personal. Conmemoraciones, baldosas, acciones sociales,producción cultural a través del cine, la pintura, el teatro, la música son formas de este proceso elaborativo.

Sin embargo, hay algo de lo traumático que requiere una especificidad en su abordaje. Los dispositivos grupales son, en nuestra opinión un recurso privilegiado en esa dirección.

 

Dispositivos Grupales

Hemos señalado precedentemente que de las experiencias traumáticasqueda un aspecto que no tiene acceso a la palabra, algo que a veces queda silenciado para siempre. El relato de una experiencia traumática implica un cierto grado de elaboración, es una evocación de la situación que utiliza la palabra. Sin embargo hay un plus, que es el resto traumático, que no se expresa en palabras, sino en gestos, en lenguaje corporal, en actuaciones.

En la Grecia antigua se utilizó el teatro, la puesta en escena de las tragedias, como un modo de elaboración de las situaciones traumáticas sociales y, más en general, de los grandes conflictos del hombre y de la cultura.

Las personas tienen en muchos casos necesidad de hablar, de compartir vivencias, que se ubican en las adyacencias de lo traumático. Como en el caso de los traumatismos corporales, alrededor del núcleo traumático se concentra una actividad defensiva que interviene en la reducción o desaparición del efecto del traumatismo.

En esta zona ubicamos la posibilidad de hablar.

La inducción al silencio, que ha sido utilizada desde el poder como un instrumento de alienación y control social, especialmente durante el periodo de la dictadura militar, ha tenido una profunda incidencia en el plano colectivo e individual.

Existe, frecuentemente, un plus que excede al carácter social del silenciamiento, que está dado por la necesidad personal de guardar silencio durante un periodo más o menos prolongado. Se produce, a lo largo del tiempo, un movimiento subjetivo contradictorio entre la necesidad de silencio y la necesidad de hablar,

Los dispositivos grupales, que habilitan un espacio de palabra, ofrecen posibilidades de contener y ligar, personal y colectivamente, los elementos traumáticos que fueron un factor disruptivo en la realidad psíquica.

Por dispositivo entendemos el conjunto de condiciones normativas de la tarea a desarrollarse: número de integrantes, tiempo de las reuniones y frecuencia de las mismas, duración limitada o ilimitada del funcionamiento del grupo, pero más especialmente los significados, los contenidos de la escena dramática sobre los que se trabaja, las construcciones de sentido que se producen y el tipo de intervenciones pertinentes a este trabajo de los coordinadores del grupo. Según cuál sea el dispositivo grupal se favorecerá la emergencia de determinadas producciones.

Como es sabido, en los grupos coexisten dos planos de funcionamiento. Uno de ellos es la tarea manifiesta que el grupo se propone desplegar y el otro es la vida imaginaria que asiste u obstruye la realización de dicha tarea.

En este trabajo nos interesa especificar de qué modo operan los grupos de reflexión en relación a la elaboración de situaciones traumáticas de origen social[2].

Los dispositivos con que trabajamos tienen las siguientes características:

Son grupos abiertos, de concurrencia voluntaria, sin limitaciones en la cantidad de participantes, organizados en módulos de un número de reuniones acordadas previamente. Estos módulos pueden ser recontratados.

La consigna es que hablen espontáneamente de los temas que surjan. El acuerdo de trabajo se establece, desde el encuadre, con los aspectos adultos de los miembros del grupo.

En el trabajo intersubjetivo se produce un movimiento permanente entre un nivel “regresivo”, en el que circula la fantasmática, y un nivel reflexivo, conceptualizador, que utiliza el lenguaje simbólico, que se propone comprender lo que ocurre en la vida imaginaria del grupo y construir en un trabajo elaborativo nuevos sentidos y significaciones.La tarea grupal está definida por esta propuesta de comprensión.

Entre estos dos modos de funcionamiento grupal hay discontinuidades y alternancias.

 

El trabajo grupal incluye contenidos y modalidad discursiva. Pero en lo fundamental se trata de un dispositivo en el que se produce una dramatización espontánea. El grupo “es una escena dramática”.

Cuando hablamos de dramatización espontánea no estamos refiriéndonos a la implementación de una técnica. Estamos ubicándonos en lo que aparece como una disyuntiva: ¿a qué dar prioridad en un grupo? A lo que se escucha, como si cerrando los ojos y omitiendo las tonalidades pudiéramos armar un solo discurso interpretable o varios; otal como preferimos, a lo que aparece ante nuestros ojos como una escena, una escena dramática. En esa escena los personajes hablan, es decir hay discursos, pero también se ubican en el espacio, establecen dimensiones temporales, de continuidad, tienen gestos, ritmos, miradas, actitudes posturales de cercanía o lejanía; arman entre todosuna piel, un cuerpo.

Se produce una puesta en escena y en palabra, se construye una estructura de roles a partir de la circulación de distinto tipo de fantasías, que tiene que ser simultáneamente vista y oída.

El grupo de reflexión permite un acceso múltiple: a las formaciones grupales del psiquismo originadas en los vínculos primarios, a los procesos inter y transubjetivos y a los modos en que estos fenómenos se enlazan, articulan o inscriben en las variables institucionales y lo llamado macrocontextual.

Se organiza una trama íntima confiable que permite el trabajo de la subjetividad.

Veamos más detenidamente como en los grupos de reflexión se manifiestan diferentes planos de la trama vincular:

– Por un lado se presentan los aspectos fusionales, indiscriminados del vínculo. En ellos puede predominar una vivencia de plenitud, de expansión narcisista, propia de la ilusión grupal, o la cristalización burocrática que se corresponde con el sostenimiento de un vínculo fusional acompañado de vivenciassubjetivas que pueden ser placenteras o displacenteras. En ambos casos se trata de aspectos sincréticos depositados en el encuadre, con identificaciones adhesivas y omnipotentes.

Este nivel, que corresponde a la puesta en circulación de las fantasías originarias, es una condición necesaria para la constitución del imaginario del grupo. Se corresponde en cada sujeto con las formaciones narcisisticas que contribuyen a organizar una matriz conjuntay que fundan el sentimiento de pertenencia al conjunto por parte de cada uno de los miembros del grupo.

Este es el polo “regresivo” de la transubjetividad. Entendiendo por transubjetivo aquello que corresponde a la apertura máxima de las subjetividades parcialmente abolidas por la ausencia de un espacio de transcripción o de diferenciación. Kaës, R. (1995).

Otro polo de la transubjetividad, está dado por la inscripción psíquica del orden de la cultura, en sus diversas dimensiones.

Los organizadores socioculturales, como las variables institucionales, las representaciones sociales o los enunciados identificatorios, portadores de los ideales sociales de cada período, que atraviesan a los miembros del conjunto son parte de los aspectos de la cultura que estructuran la subjetividad y se manifiestan en la construcción grupal. Este es otro nivel de constitución de la pertenencia social, que sostiene la afirmación de que todo sujeto es sujeto de una cultura.

– Por otra parte en el grupo se pone en juego la intersubjetividad, entendida ésta como un fenómeno relacional que implica un aspecto manifiesto y consciente, y un aspecto inconsciente en el que se halla presente la depositación recíproca de partes de cada uno en él o los otros, una traducción y metabolización del mensaje del otro modificado en el pasaje al interior de cada sujeto de acuerdo a su problemática inconsciente (procesos de transcripción). Este movimiento intersubjetivo se manifiesta en el grupo a través de la configuración de una estructura de roles por atribuciones recíprocas de acuerdo al modo de articulación de las diferentes fantasmáticas.

– En el trabajo de la intersubjetividad y en los aspectos transubjetivos, aún cuando no nos dirigimos específicamente a ellas en nuestras intervenciones, están presentes la estructura de personalidad y la historia del sujeto, que incluyen los procesos y productos identificatorios, especialmente las identificaciones secundarias y las correspondientes al yo ideal, así como las fantasías secundarias, propias de cada sujeto.

Hemos ordenado solamente con propósitos expositivos, el análisis de estos diferentes planos de la producción fantasmática. Sin embargo estos se presentan en simultaneidad y con diferentes niveles de contradicción. Marcos Bernard utilizaba como ejemplificación del aquí y ahora de las fantasías originarias, de los orígenes y secundarias, la imagen de una muestra superpuesta de fotografías. Este ejemplo nos resulta útil para comprender la coexistencia de lo arcaico con lo más desarrollado. Sin embargo no da cuenta suficiente de la conflictividad que puede presentarse entre esos niveles de fantasía que complejiza la comprensión.

Teniendo en cuenta que la fantasía constituye una forma de organización de las representaciones psíquicas inconscientes y es un organizador del proceso grupal, y que las representaciones sociales operan también como organiza­dor (socio-cultural) con funciones psíquicas y sociales, el grupo de reflexión constituye un espacio privilegiado para observar la articulación entre ambas.

 

Intervenciones

Como en todo grupo propiciamos la comunicación en red, tratando de evitar la comunicación radial, que intensifica la dependencia respecto del coordinador.

Los coordinadores tienen distinto tipo de intervenciones: interpretaciones, esclarecimientos de problemáticas, preguntas, señalamientos.

Hay, sin embargo, un plus en las intervenciones, imposible de catalogar o prescribir. Depende de la subjetividad del coordinador y del vínculo que se configura. Este plus incluye también actitudes, gestos, modos de saludar, inclusión o no en comentarios. En esto hay algo de aquello que se describía como el “arte” de curar y que en medicina tenia que ver no sólo con los aspectos todavía desconocidos de algunas enfermedades sino también con aspectos transferenciales de la relación médico-paciente incluyendo por supuesto en este caso la personalidad del médico. La idea de arte se vincula por otra parte con aquello de lo creativo que se va a desarrollar en el grupo.

Algunas intervenciones de los coordinadores tratan de esclarecer o explicitar situaciones conflictivas. Otras están dirigidas a mostrar, partiendo de lo planteado por los miembros del grupo, diferentes repertorios de respuestas posibles frente a un mismo problema.

Cuando el nivel de exigencias idealizadas depositadas en la figura y en la función del coordinador se convierte en un obstáculo para el intercambio, tenemos intervenciones dirigidas a disminuirlo. Eludimos asumir funciones de árbitros, en las cuales se nos intente colocar, no calificando las conductas en buenas o malas, apropiadas o inapropiadas.

Se interpretan diferentes niveles de fantasías, de pactos y acuerdos, procurando evitar las interpretaciones vinculadas a la historia personal de los integrantes, dirigiéndose en cambio a los niveles transubjetivos y a veces intersubjetivos. Un aspecto muy importante es el de ayudar a descubrir de qué manera se articulan las representaciones sociales con las vivencias subjetivas. Si concebimos la elaboración de lo traumático como un proceso simultáneamente individual y social esta de más resaltar que muchas de las intervenciones que muestran esta articulación son vividas por los integrantes del grupo como un alivio a sentimientos de culpa y reparadoras de la autoestima.

También tendemos a establecer la vinculación entre determinados afectos y las ideas conscientes o no en que aquellos se apoyan, las motivaciones inconscientes de ciertas actitudes.

En algunos de estos grupos se señala la relación entre las normas institucionales y la subjetividad o entre aquellas y los vínculos interpersonales.

En los grupos la función interpretante no es sólo del terapeuta o del coordinador. Los miembros del grupo pueden asumir esta función, ejerciéndola muchas veces con singular agudeza.

También se dramatizan los conflictos dentro de las instituciones. El zócalo de sociabilidad sincrética favorece y dificulta simultáneamente la individuación.

Queda abierta en nuestra práctica la realización o no deuna devolución por parte de los coordinadores al finalizar una reunión. La devolución produce un efecto de reestablecimiento de una piel grupal, ante las vivencias de amenaza de despersonalización que pueden aparecer en el movimiento identificatorio- desidentificatorio- reidentificatorio que se produce en el grupo. Además puede ser un aporte al trabajo de ligadura. Tiene unefecto unificador que reduce la angustia, por la recomposición de una imagen de totalidad frente a la fragmentación y al estallido que tiende a producir lo traumático. Puede ser o no necesaria.

La intervención o interpretación puede producir efectos de apertura o de sutura. Una intervención suturante puede estar vinculada a la vivenciacontratransferencial de amenaza de ruptura del grupo.

Es imprescindible en todos los casos trabajar con los fenómenos de implicación y contratransferenciales.

Es importante la co-coordinación siempre que esta sea posible. Esto facilita la toma de distancia instrumental que permite preservar la capacidad de pensar. Las ventajas de la co-coordinación son aplicables para cualquier dispositivo de trabajo grupal, dado que el coordinador debe lidiar con múltiples variables y en especial con las transferencias y con el “efecto grupo”, que está dado por demandas que surgen de la “regresión”.

A esto se agrega el impacto emocional que producen las situaciones traumáticas, también en los coordinadores.

Cuando se realiza la co-coordinación, el análisis de la intertransferencia permite comprender mejor el proceso grupal.

 

Como hemos señalado, la situación traumática tiene un efecto arrollador de la estabilidad de ciertas defensas psíquicas, es decir, coloca al sujeto en situación crítica. El trabajo en el grupo de reflexión implica un movimiento de regresión-progresión, desestructuración-reestructuración, desidentificaciones, reidentificaciones. Es precisamente por este movimiento, que se pueden producir nuevas inscripciones en el psiquismo. Retomamos en este sentido la expresión “efecto proteico” de Diana Singer (1996) como complemento del “efecto protésico” del grupo.

¿Cuáles son los procesos que se ponen en juego en el grupo de reflexión para facilitar el efecto proteico y protésico?.

– Ante las vivencias de ruptura, mutilación, fragmentación, el dispositivo intersubjetivo, apoyado en la matriz sincrética que se configura en el vínculo,permite la recomposición del parénquima dañado por el traumatismo.

-El grupo alberga, aloja, los aspectos del sujeto en situación de sufrimiento, de indefensión. La construcción imaginaria grupal y en ella, los otros participantes, pueden contener la angustia del sujeto.

Recuperando el concepto de Bion acerca de la capacidad de reverie de la madre, que contiene la angustia y terrores del niño, dándoles un significado que pueda hacerlos pensables, Hugo Bleichmar (1997) plantea esta temática en dos tiempos: primero la madre se identifica con lo que el niño siente, y luego se lo devuelve transformado en algo que tiene significado y lo saca del “terror sin nombre”.

El grupo como una metáforade la célula madre- hijo cumple esta función.

– Se construye una matriz con aspectos fusionales que es condición de posibilidad del trabajo de simbolización.

– En el trabajo de la Intersubjetividad se realiza un “préstamo de preconsciente”, que favorece la ligadura o absorción de los restos traumáticos y la simbolización elaborativa.

De acuerdo con Kaës (1996), consideramos que la actividad del preconsciente siempre se halla implicada en las experiencias traumáticas, ya sea por falla o por insuficiencia. Se paralizan en esta situación, funciones complejas del preconsciente, como las de puesta en latencia, anticipación, metabolización, regulación de impulsos y puesta en representación de palabra.

Precisamente por ser el preconsciente un producto de la intersubjetividad, en la situación grupal, la puesta en palabras del otro, por trabajo de su preconsciente, da condiciones a cada uno de los sujetos para la reactivación de la actividad de simbolización. Otro u otros pueden efectuar para un sujeto, en ciertas condiciones, un trabajo de ligadura y de transformación, que le es momentáneamente inaccesible.

Dice Kaës (Pág. 97. 1996) en la definición de la función meta-preconsciente del otro: “les recuerdo mi hipótesis inicial: la cualidad de la actividad del preconsciente debe ser considerada como una función intersubjetiva. Especificaré esto a través de su corolario: la capacidad de alojamiento, de contención, de significación y de transformación/ interpretación que caracteriza a la actividad del preconsciente tiene como condición algunas cualidades del preconsciente de los otros. Esto supone que una función “meta-preconsciente” esté ya constituida y disponible por lo menos en un otro para otro sujeto”.

Podríamos pensar que, de esta manera, en el grupo se va armando un rompecabezas combinando distintas piezas aportadas por el preconsciente de cada uno de sus integrantes. La definición de rompecabezas o puzzle incluye la existencia de un enigma a resolver y el armado de las distintas piezas para esa resolución. Este proceso es colectivo e individual porque al mismo tiempo que hay una elaboración del conjunto, se va produciendo el trabajo de ligadura a nivel individual. Ante la fragmentación, la tendencia al estallido que produce el traumatismo, este trabajo en el que todos aportan con su preconsciente construye imágenes unificadas.

Usamos el concepto de preconsciente inscripto en la segunda tópica, como un aspecto del yo. “La segunda teoría del aparato psíquico vincula los procesos y los contenidos del preconsciente a la instancia del Yo. Ahí el preconsciente puede ser ubicado como el lugar de las inscripciones de lenguaje, de almacenamiento, de montaje psíquico cuyos orígenes se hallan en los aprendizajes verbales del sujeto. De un modo más general, la función del preconsciente es la de conservar para el yo un cierto número de conductas que el sujeto ha adoptado por identificación a los objetos, desexualizándolos. La función del preconsciente es fundamental en la actividad sublimatoria; pone a disposición del sujeto formas preexistentes que le permitirán derivar la meta al servicio de la actividad del Yo”. (Kaës. 1996. Pág. 89).

Reconocemos puntos de contacto en este análisis con los desarrollos de Hugo Bleichmar. Este autor ubica lasede de esta problemática en el Yo.

 

– El grupo de reflexión brinda tambiénun nuevo espacio de reapuntalamiento ante laindefensión, y lasvivencias de fragmentación o mutilación, producidaspor los diferentes tipos de pérdidas. Este apuntalamiento refuerza el ya brindado por el agrupamiento espontáneo, cuando este existe. Trabajando en el devenir entre lo fusional y lo discriminativo, el apuntalamiento incluye, además del sostén o apoyo, la posibilidad de un trabajo creativo de remodelización. Los desarrollos de Rene Kaës sobre la temática del apuntalamiento constituyen, a nuestro entender, extraordinarios aportes a la concepción vincular del psiquismo.

– El grupo permite una elaboración de la agresión que había sido volcada hacia la familia o grupos de pertenencia, que constituye un desplazamiento de la violencia recibida. La comprensión de esta violencia, que aparece escindida de los fenómenos de hostilidad, ayuda a metabolizar y reubicar las vivencias agresivas.

– En las personas que han sufrido una situación traumática, puede haber una acción persistente de lo tanático, que las paraliza, las abruma, les quita vitalidad.

El proceso grupal puede aportar la transmisión de una energía, una vitalidad, que habilite el surgimiento del deseo. El efecto de la actividad del o de los otros puede registrarse no solo como representación, como recuerdo, sino como una función, como una capacidad de ejecutar actividad.

– Permite, por otra parte, una elaboración específica de la problemática de la autoestima, afectada por la situación de catástrofe y por la identificación con los discursos externos e internos culpabilizantes.

La autoestima es desde el comienzo, una creación producida en el vínculo intersubjetivo, por lo tanto el papel del otro es decisivo. En este sentido no hay un narcisismo asegurado, sino que la autoestima se va construyendo por internalización de ese vínculo y de la mirada del otro, que luego será una mirada desde adentro que contempla al sujeto y define valoraciones.

El grupo de reflexión cumple funciones intersubjetivas equivalentes que contribuyen a la restitución de la autoestima que había sido afectada.

– El trabajo de elaboración construye sentidos en relación a los hechos ocurridos. Es un trabajo de historización que permite descubrir la significación de los discursos dominantes y las representaciones sociales que estos construyen, así como el análisis de las prácticas y representaciones sociales contra hegemónicas. En el grupo se trabaja muy especialmente la articulación entre las representaciones sociales y las fantasías, dado que las representaciones sociales son eficaces porque se apoyan e inscriben en sí mismas fantasías, especialmente las fantasías que corresponden al orden de lo transubjetivo.

En las situaciones traumáticas de origen social,encontrar el sentidode los traumatismos tiene especial importancia para su elaboración. Los agrupamientos sociales espontáneos que se conforman para enfrentarlas, tienen un papel muy importante en esta producción de sentidos.Hacen un trabajo de semantización que ayuda, no sólo a la comprensión social del problema, sino al proceso personal de simbolización.

 

El hallazgo de las significaciones y sentidos es tan importante que cuando se producen catástrofes sociales en las que aquellos están enmascarados, la elaboración personal de los duelos, el procesamiento delo traumático, es más difícil.

En el trabajo de historización, hemos podido observar la importancia que adquiere el “testimonio” personal del traumatismo tanto para el que lo asume como para los otros miembros del grupo.

Dar testimonio, hablar frente a un testigo, genera un universo simbólico, implica un pasaje del sujeto singular a la escena social[3].

La historización personal, grupal y social ayuda a producir redefiniciones identitarias, ya quela identidad personal está siempre sostenida en el vínculo con los grupos y las instituciones de pertenencia.

– El agrupamiento puesto en acto, es el vehículo necesario para poder movilizar las fuerzas desalienantes. La alienación es, por excelencia, un fenómeno psicosocial. De acuerdo con Piera Aulagnier. (1980, Pág. 36), “Si la alienación es, por definición, inadvertida por el propio sujeto alienado, serán entonces necesarios otros para poner en marcha el proceso de desalienación”. Y habrá también otros, que no participan en forma directa de estas acciones. Consideramos que la práctica social es la que produce principalmente la desalienación. Esto se aplica no sólo para los que participan en forma directa de sus acciones, sino también para los que pueden tomarlas como referencia e identificarse con los modelos o ideas que proponen.

El grupo de reflexión puede ampliar y profundizar este proceso.

– En el entramado grupal se producen pactos y acuerdos, concientes e inconscientes, explícitos e implícitos, algunos de ellos fundantes, que tendrán un papel organizadordel grupo y marcaránel modo de accionar, relaciones,posicionamientos, de cada uno de los miembros en relación a los otros, y de ese conjunto en relación alos otrosconjuntos y al cuerpo social.

El trabajo reflexivo aborda, visibiliza y explicita estos acuerdos, explicitación de la cual deriva laposibilidad de ponerlos en cuestión.

Esta problemática merece especial atención cuando los grupos de reflexión se realizan con personasque pertenecena una misma institución,considerada la institución en un sentido amplio, a un mismo grupopreformado.

– Se construye un “nosotros”, apoyado en el reconocimiento de una problemática común y una alianza entre los miembros para abordarla. Esta puesta en común, que implica la construcción de un anclaje, incluye una tensión diferenciadora en el aquí y ahora.

Se desarrollan procesos de reconocimiento de semejanzas y diferencias y la capacidad de entender y ser entendidos por los otros integrantes. Los otros son simultáneamente un espejo que revela las semejanzas, y un otro diferente que deberá ser reconocido.

– El encuadre introduce variables organizadoras de tiempo y espacio, ordenadores básicos del funcionamiento psíquico, que en las situaciones traumáticas están afectadas.

 

En síntesis, el grupo de reflexión favorece la elaboración de vivencias subjetivas, de la fantasmática y de su relación con lassignificaciones y sentidos sociales. Es un espacio de palabra que permite dar sentido singular y colectivo al traumatismo vivido, ayudando al sujeto a comprender lo que vive, a descubrir el sentido de emociones, afectos y pensamientos, a responder y a abrir interrogantes, y a disminuir su sufrimiento. A encontrar lo que tiene en común y lo que lo diferencia de otros.

Esta temática nos sitúa, una vez más, en el complejo entramado donde se articulan lo individual y lo social, campo de superposiciones y heterogeneidades, territorio siempre fecundo en interrogantes e hipótesis.

 

 

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Resumen

Trauma social: trabajo elaborativo en grupos de reflexión

Existe una vasta experiencia en la implementación de dispositivos grupales, independientemente de la diversidad de técnicas y conceptualizaciones para abordar la problemática de la subjetividad en relación a traumatismos de origen social.

En esta presentación hacemos un recorrido sobre nuestra experiencia de trabajo con estos dispositivos, deteniéndonos particularmente en el análisis del grupo de reflexión como un instrumento privilegiado.

Abordamos los distintos niveles de la subjetividad y las modalidades de trabajo psíquico a los que se acceden con los grupos de reflexión con los que trabajamos.

Proponemos una visión de los mecanismos que, en el trabajo grupal, permiten disminuir el sufrimiento, apuntalar al sujeto en situación de vulnerabilidad y acceder a un trabajo de simbolización.

 

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Palabras clave

Trauma, duelo, trabajo grupal, apuntalamiento, preconsciente, simbolización.

 

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Abstract

Social Trauma: Elaborative work in reflection groups

A vast experience exists in the implemention of group mechanisms, independently of the diversity of techniques and concepts in the approach to the problems of subjectivity in relation to traumas of social origin.

In this presentation we have gone through our experience of working with these mechanisms, particularly pointing out the analysis of reflection groups as a privileged instrument.

We deal with the different levels of subjectivity and the modalities of psychic work accessed with the reflextion groups we work with. We propose a vision of the mechanisms which, in groupal work, allow the decrease of suffering, the support of the subject in a situation of vulnerability and access to a work of symbolization.

 

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Key words

Trauma, bereavement, group/al work support, preconscience, symbolization.

 

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Résumée

Trauma social:travail d’élaboration au sein de groupes de réflexion.

Il existe une vaste expérience dans la mise en oeuvre de dispositifs groupaux, indépendamment de la diversité de techniques et conceptualisations pour aborder la problématique de la subjectivité en relation à des traumatismes d’origine social.

Dans cette présentation nous faisons un parcours de notre expérience de travail avec ces dispositifs, mettant l’accent en particulier sur l’analyse de groupes de réflexions comme instruments privilégiés.

Nous abordons les différents niveaux de la subjectivité et les modalités de travail psychique auxquels nous accédons avec les groupes de réflexion avec lesquels nous travaillons.

Nous proposons une vision des mécanismes qui, dans le travail groupal, permettent de réduire la souffrance, soutenant le sujet en situation de vulnérabilité et en élaborant un travail de symbolisation.

 

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Mots clés

Trauma, deuil, travail de groupe, soutenant (appui par la parole), préconscient, symbolisation.

 

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Notas

[1]“….El reposicionamiento  de la cuestión del traumatismo determinaría en nuestro debate actual la ubicación de  dos grandes ejes:  por un lado, el reposicionamiento  en  la teoría, es decir,  la  puesta en tela de  juicio de los  modos  por los cuales fue  concebida  la relación del aparato psíquico con la realidad. Por  otro, la reformulación de  una  práctica en la cual lo traumático no es pura desviación de  lo determinado  sino  apertura a procesos inéditos, lo cual  obliga  a la  instrumentación de formas , llamémoslas no clásicas,  de intervención.

“Se abren  dos  grandes opciones….la  segunda, más  novedosa tal vez, aunque ya está presente  de  manera marginal en la  obra freudiana, sostiene que lo traumático es constitutivo e incluso  constituyente del funcionamiento psíquico, y que es bajo  el efecto de la  obligatoriedad que tiene el psiquismo de elaborar aquello que le llega,  de darle un destino, de evitar su destrucción sobre la base de cantidades que debe metabolizar, como logra su complejización y evolución. En este  segundo caso de qué orden es lo que afecta a la vida psíquica  para que esta complejidad se  instale y bajo qué premisas o excesos se producirían fenómenos  inmetabolizables que llevarían  a su destrucción”.
[volver]

[2] En una primera aproximación hemos diferenciado los siguientes tipos de grupos de reflexión (1995).

1) Grupos cuyos miembros comparten una tarea en un ámbito físico o institucional formalizado.

2) Grupos cuyos miembros comparten una problemática determinada.

3) Grupos cuyos miembros comparten una problemática y abordan una tarea común en función de ella, habitualmente a partir de una situación de crisis social.

4) Grupos que permiten el entrenamiento e investigación de la grupalidad en sí misma. En este caso hay una fuerte impronta de los training groups de la escuela inglesa y de los grupos de formación de la escuela francesa.

No es sencillo muchas veces reconocer las fronteras que separan los distintos dispositivos con que se abordan estos grupos ni la práctica reconoce tanta estrictez ni antagonismo con los modelos teóricos.
[volver]

[3] Es notable en este sentido como algunas personas que dan testimonio en los juicios a los represores pueden decir “después de tanto silencio” cuando en realidad ellas mismas hablaron muchas veces de lo mismo que están ahora declarando. Pensamos que el hecho de que haya un Otro que escuche permite algún nivel de ligadura. Desde ya que el Tribunal es la representación concreta del Estado lo que le da características peculiares a aquel que escucha, pero pensamos que algo de esto ocurre también en los grupos.
[volver]

 

 

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